El consumo de combustibles en La Rioja registró una caída del 17,5% en mayo de 2025 en comparación con el mismo mes del año anterior, según datos de la Secretaría de Energía de la Nación difundidos por Economía Riojana. En total, se vendieron 9.934 metros cúbicos (m3) entre naftas y gasoil, frente a los 12.047 m3 que se comercializaron en mayo de 2024.
La baja se sintió especialmente en el gasoil, que retrocedió un 28,8% interanual. En tanto, el consumo de naftas también sufrió una disminución, aunque menor, con un descenso del 9,8%. Del total despachado, el 64,8% correspondió a naftas (6.438 m3), y el 35,2% a gasoil (3.496 m3).
Desagregado por tipo, en mayo se vendieron 1.660 m3 de gasoil común y 1.836 m3 de gasoil ultra. En cuanto a las naftas, se comercializaron 4.884 m3 de nafta súper y 1.554 m3 de nafta premium.
El informe también muestra una caída mensual del 13,7% en el consumo total respecto a abril de este año. En ese sentido, los despachos de gasoil bajaron un alarmante 34,2%, mientras que el consumo de naftas mostró un leve repunte del 4% en comparación con abril.
Una escalada gradual con impacto en el consumo
Según reportes de la Secretaría de Energía de la Nación, La Rioja experimenta una baja sostenida en el volumen de litros cargados en estaciones de servicio, lo cual refleja un cambio de hábitos y un ajuste en los consumos.
En parte, especialistas en energía atribuyen esta última alza a la dinámica del mercado internacional del petróleo. La reciente escalada del precio del crudo está directamente vinculada a la crisis militar en Medio Oriente, que genera tensiones sobre la oferta global del recurso. En ese sentido, los efectos de la inestabilidad geopolítica se trasladan a los surtidores locales, con mayor impacto en provincias periféricas como La Rioja.
Cabe destacar, que la nafta súper es el combustible más utilizado en la provincia, con una participación estimada del 80% en el total de ventas. Esto amplifica los efectos de cualquier variación de precios sobre el bolsillo de los consumidores y sobre la economía local en general.
Mientras el Gobierno nacional mantiene una política de ajustes periódicos en los precios de los combustibles, el impacto de estas subas se hace sentir cada vez más en la calle. Con los actuales valores, llenar el tanque dejó de ser un gasto accesible para muchas familias y trabajadores, lo que alimenta un escenario de preocupación frente a la continuidad del alza inflacionaria.