El lunes arrancó en Sevilla una cumbre que se celebra una vez cada diez años, en un momento en el que los líderes mundiales se enfrentan a una creciente presión para acelerar los avances en la reducción de la pobreza, el cambio climático y los objetivos de desarrollo sostenible, que cada vez corren más riesgo de quedarse cortos.
El jefe de la ONU, António Guterres, dijo que el evento pretendía "reparar y revitalizar" un sistema de cooperación en el que "la confianza se está resquebrajando y el multilateralismo está tenso".
Aunque estaba prevista la asistencia de más de 50 líderes mundiales, una ausencia destacada fue la del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, después de que la mayor economía del mundo se retirara del evento y se negara a respaldar un plan de acción elaborado durante el último año.
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"La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible —nuestra promesa global de transformar nuestro mundo para un futuro mejor y más justo— está en peligro", dijo Guterres en la sesión inaugural de la conferencia, mientras el continente se sofocaba bajo una ola de calor.
"El documento del Compromiso de Sevilla es una promesa global para arreglar la forma en que el mundo apoya a los países a medida que ascienden en la escala del desarrollo", dijo, pese a que muchos de los países ricos están ejecutando grandes recortes a la ayuda al desarrollo.
Con dos tercios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU pendientes, se necesitan más de 4 billones de dólares al año en financiación, y el sistema financiero mundial debe reorganizarse aún más rápidamente para hacerlo realidad.
Además de ayudar a los países a recaudar más impuestos para destinarlos al desarrollo, Guterres afirmó que es necesario acelerar la reforma de los bancos mundiales de desarrollo para que puedan conceder más préstamos y atraer capital privado.
A ello se une la necesidad de reformar el sistema mundial de calificación crediticia para que sea más justo con los países en desarrollo cuando intentan invertir en proyectos que mejoren su calificación de riesgo con el tiempo.
"Los países necesitan —y se merecen— un sistema que reduzca los costes de los préstamos, permita una reestructuración justa y oportuna de la deuda y evite las crisis de deuda en primer lugar", dijo Guterres, que basa su información en un plan para crear un registro único de la deuda en aras de la transparencia y los esfuerzos para reducir el coste del capital mediante canjes de deuda.
Con información de Reuters