El Gobierno de Colombia anunció el jueves la suspensión de un cese al fuego bilateral con una facción de la antigua guerrilla de las FARC, pero dijo que la decisión no implica el fin del diálogo de paz con ese grupo armado ilegal.
El cese al fuego con el Estado Mayor de los Bloques Magdalena Medio Comandante Gentil Duarte, Comandante Jorge Suárez Briceño y Frente Raúl Reyes de las FARC-EP venció el 15 de abril a las 24.00 horas y se esperaba una prórroga, pero sorpresivamente el Gobierno no lo hizo.
"La Consejería Comisionada de Paz notifica por vía escrita la decisión formal del señor presidente de la República, notificada al consejero comisionado de paz y al coordinador de la delegación del Gobierno para estos diálogos, de no prorrogar el cese al fuego bilateral y temporal con respeto a la población civil", dijo una carta del Gobierno enviada al grupo armado ilegal.
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Con la suspensión del cese al fuego bilateral, que comenzó en diciembre del 2023 y tuvo varias prórrogas, las partes cuentan con 72 horas para que puedan ubicarse en sitios donde asuman sus propias medidas de seguridad y protección, según los protocolos firmados.
El diálogo de paz con está facción de las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con unos 1.500 integrantes, es uno de los esfuerzos del presidente Gustavo Petro para poner fin a un conflicto interno de seis décadas que ha dejado más de 450.000 muertos, pero que no logra avances concretos desde que asumió el poder en agosto del 2022.
El Gobierno aclaró que la decisión de no prorrogar el cese al fuego no implica la suspensión o el fin de la mesa de diálogos de paz ni afecta los reconocimientos ni las suspensiones de órdenes de captura para los líderes del grupo armado.
De inmediato no se produjo ninguna reacción del grupo armado ilegal ni de su máximo comandante Alexander Díaz Mendoza, más conocido por su nombre de guerra como Calarcá Córdoba.
Analistas opinaron que la no prórroga del cese al fuego bilateral deja en una situación frágil el proceso de paz que podría continuar en medio de la confrontación y la desconfianza de las partes.
La otra disidencia de las FARC de la que surgió el grupo de Córdoba no tiene en la actualidad un diálogo de paz con el Gobierno que ordenó intensificar la ofensiva militar en su contra en las zonas selváticas y montañosas en donde tiene presencia.
Las guerrillas izquierdistas y las bandas conformadas por antiguos paramilitares de ultraderecha se financian de la producción y el tráfico de cocaína, además de la extracción ilegal de oro.
Con información de Reuters