Después de analizar durante varios días el resultado electoral del 26 de octubre del año en curso, me permito opinar desde la desilusión que tengo como militante y dirigente de años de la Unión Cívica Radical.
Con gran dolor e impotencia observé cómo dirigentes de nuestro partido, que han ocupado cargos electivos y partidarios de relevancia prefieren seguir siendo “ñoquis” del Gobierno nacional de turno y sin descaro alguno suben a la tribuna o salen a militar a favor de La Libertad Avanza convocando sin ningún tipo de autoridad moral; peor aún invitando a los verdaderos radicales a que se sumen a este nuevo proyecto, entregando entre acuerdos silenciosos y beneficios personales, la bandera roja y blanca con sus principios abandonando sin rumbo a un partido que nació contra el autoritarismo para proteger a los más vulnerables, que combatió la corrupción, que fue custodia de la educación y la salud pública.
Este mismo grupo de dirigentes prefieren hoy priorizar los cargos nacionales que pueden obtener olvidando que este partido tiene una historia de con más de 100 años que conlleva la lucha de muchos dirigente que hoy ya no están, pero tenían la esperanza de que algún día serían protagonistas de un país verdaderamente democrático, donde se respeten los derechos individuales, como lo fue durante el Gobierno del doctor Raúl Alfonsín.
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Lamento decirles que se arrodillaron ante el Gobierno nacional que hoy tienen poder, pero les aseguro que ni principios ni valores.
Con hipocresía de conversos hoy salen con un discurso tribunero, aludiendo que es necesario la unidad para derrocar al Gobierno provincial, olvidando que estos pseudo libertarios acompañaban y rendían pleitesía al mismísimo Gildo Insfrán hace menos de dos años atrás.
¿No se dan cuenta? Hace una década venimos haciendo frentes electorales y lo único que logramos fue perder concejales en las localidades, diputados en la provincia, y ni hablar de la Diputación y Senaduría Nacional, frentes que fueron permitiendo a los recién llegados a ocupar cargos, les dimos la posibilidad de conocer la provincia con la estructura de la segunda fuerza y hoy son enemigos de los que les ayudamos a llegar.
Si bien es cierto que nos debemos un debate profundo por los errores cometidos, el mismo debe hacerse puertas adentro para ver las fallas de los sectores internos y la participación de los dirigentes de toda la provincia. Pero lo que no se puede aceptar es que personas que han sido protagonistas de un partido popular como el nuestro, pasen sin escala de un día para otro a integrar las filas de un partido liberal.
Hoy, con algunos años encima y con 43 años de militancia activa en la UCR, con el privilegio de haber honrado a mi partido con cargos partidarios y legislativos, en el cual me he sentido orgulloso prefiero quedarme con el legado de los que se jugaron la vida, por la decencia, honestidad, la ética y la rebeldía al autoritarismo antes que ser un traidor y cambiar el discurso por un cargo.
Concluyendo quisiera citar unas palabras del doctor Alfonsín: “Si la sociedad se hubiera derechizado, lo que la UCR debe hacer, en todo caso prepararse para perder elecciones, pero nunca hacerse conservadora”. Que se rompa, pero que no se doble, aún cuando la casa no esté en orden.
