Golpe de Estado en Guinea Bissau: militares toman el poder y detienen al presidente

Frente a denuncias por supuesto fraude electoral en las elecciones del domingo, un grupo de oficiales del país de África occidental tomaron el poder y detuvieron al presidente, que iba por la reelección, junto a otros líderes opositores. 

26 de noviembre, 2025 | 19.24

Un grupo de altos oficiales del Ejército ejecutó este miércoles un golpe de Estado en Guinea-Bissau, un pequeño país de África Occidental que tiene sus costas en el Oceano Atlántico y que está atravesado por una profunda crisis política que se agravó tras unas reñidas elecciones presidenciales en las que tanto oficialismo como oposición se proclamaron vencedores. Los militares detuvieron al presidente en funciones Umaro Sissoco Embaló y se autoproclamaron como el "Alto Mando Militar para la Restauración del Orden". 

En un comunicado alegaron "la necesidad de poner fin al caos institucional", justificándose en el clima tenso previo a las elecciones del domingo. El levantamiento estalló mientras se esperaban los resultados finales de los comicios del domingo, en los que tanto Embaló como su rival, Fernando Dias, se declararon vencedores. Testigos reportaron tiroteos cerca de la sede electoral, el palacio presidencial y el Ministerio del Interior, mientras los uniformados se asentaron en puntos estratégicos del Poder Ejecutivo.No hubo reporte de muertos y heridos.

De acuerdo al comunicado leído en cadena nacional, el golpe fue una respuesta a "un plan en curso para desestabilizar el país" que, según los militares, involucraba a "políticos nacionales, barones de la droga locales y extranjeros" e incluso un presunto intento de manipular los resultados electorales del domingo.

Embaló, quien había denunciado horas antes una "sublevación violenta", confirmó a medios internacionales que estaba detenido junto a altos mandos, entre ellos el jefe del Estado Mayor, Biague Na Ntan; su número dos, Mamadou Touré; y el ministro del Interior, Botché Candé. La televisión estatal y redes sociales reflejaron escenas de caos en la capital, la ciudad de Bisáu, con tiroteos en las inmediaciones del Palacio de la República y de la sede de la CNE, aunque hasta el momento no se registraron víctimas.

Las elecciones del domingo, cuyos resultados provisionales se esperaban para este jueves 27 de noviembre, estuvieron marcadas por la exclusión de destacados líderes de la posición. Guinea-Bissau es un país expuesto a los golpes de Estado, dado que sufrió cuatro interrupciones democráticas desde su independencia de Portugal en 1974.

El golpe de Estado y las denuncias por presunto fraude electoral

El domingo, Embaló buscaba convertirse en el primer presidente en más de tres décadas en lograr un segundo mandato consecutivo. Su principal rival, el candidato independiente Fernando Dias, se proclamó ganador en un discurso ante sus militantes, mientras aguardaba el anuncio oficial que estaba previsto para este jueves. Embaló también aseguró haber triunfado, lo que alimentó tensiones y acusaciones cruzadas entre ambos líderes.

Fernando Dias, en la conferencia de prensa en la que se proclamó vencedor.

Un portavoz del mandatario denunció que hombres armados vinculados a Dias intentaron impedir la publicación de los resultados atacando la sede electoral, aunque no presentó pruebas. Desde la oposición lo negaron: Domingos Simões Pereira, un ex primer ministro y líder del Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC-CV), afirmó que Dias estaba reunido con observadores electorales cuando comenzaron los disparos y acusó a sectores leales al presidente de intentar forzar la lectura de resultados a su favor.

En el documento oficial, los golpistas dijeron tener el "control total del país" y anunciaron la suspensión del proceso electoral. Según fuentes en Bissau, la capital del país, la población en esa zona huyó aterrorizada a barrios periféricos, intentando protegerse. Soldados encapuchados bloquearon diversas calles, entre ellas las que rodean la embajada de Portugal, para evitar que otros dirigentes políticos pudieran intentar refugiarse en esa legación.