Tras semanas de amenazas y en medio de las protestas contra las redadas migratorias, fueron enviados 200 agentes de la Guardia Nacional de Texas a la ciudad de Chicago, a pesar de las demandas presentadas el lunes 6 por los gobernadores de Illinois, Jay Robert Pritzker, y alcalde de Chicago, Brandon Johnson, que acusaron de "ilegal, peligrosa e inconstitucional" la decisión del presidente Donald Trump. Este martes llegaron alrededor de cien efectivos y se espera que en las próximas horas lleguen cien más, los cuales se movilizarán "mañana miércoles a más tardar" en varios puntos de la ciudad, según señalaron fuentes oficiales. El despliegue orquestado para mañana fue autorizado por el gobernador texano Greg Abbott, bajo órdenes de Trump.
La fiscal general Pam Bondi comunicó, durante su testimonio ante el Comité Judicial del Senado, que junto con los agentes de la Guardia Nacional también irán a Chicago el fiscal general adjunto Todd Blanche y el director del FBI, Kash Patel. Ante la queja del senador demócrata por Illinois, Dick Durbin, la fiscal le respondió: "Ojalá amaran a Chicago tanto como odian al presidente Trump; actualmente la Guardia Nacional está de camino a Chicago porque no protegen a sus ciudadanos".
La Ley de Insurrección, el "as" bajo la manga del presidente Trump
Para sofocar las protestas, el presidente Trump dejó correr la posibilidad de que recurriría a la aplicación de la Ley de Insurrección vigente, para combatir "la ola de crimen rampante en Chicago", según sus propias palabras. En su declaración también apuntó contra el gobernador de Illinois y el alcalde de Chicago, ambos del Partido Demócrata.
"Si miran a Chicago, es una gran ciudad donde hay mucha delincuencia, y si el gobernador no puede hacer el trabajo, nosotros lo haremos", advirtió Trump en el Despacho Oval durante una reunión con el primer ministro canadiense, Mark Carney. Pritzker, en cambio, aseguró que el objetivo del mandatario con esta medida es "crear violencia y caos" en la ciudad para "tener una excusa para invocar la Ley de Insurrección", a lo que el presidente le contestó tachándolo de "incompetente".
Qué es la Ley de Insurrección y qué origen tiene
La Ley de Insurrección, una normativa de 1807, le otorga al presidente poderes de emergencia para desplegar tropas en territorio estadounidense y sería útil para eludir las recientes sentencias judiciales que bloqueó los esfuerzos de Trump por desplegar la Guardia Nacional en otras ciudades estadounidenses.
La ciudad está envuelta desde hace casi un mes en la operación Midway Blitz, la cual intensificó las detenciones de personas de origen latino para deportarlas en su mayoría. El gobierno federal dice que el objetivo es "garantizar la seguridad". Sin embargo, solo están provocando una escalada de violencia. Por ejemplo, oficiales de la Patrulla Fronteriza hirieron a una ciudadana estadounidense cuando abrieron fuego el sábado pasado en el área de South Side.
Los Ángeles, el antecedente más reciente de la Guardia Nacional en la represión urbana
La Guardia Nacional fue desplegada por Trump el domingo 8 de junio a Los Ángeles, tras dos días de protestas de cientos de manifestantes contra las redadas de inmigración llevadas a cabo como parte de la política de línea dura del mandatario estadounidense. Alrededor de una docena de miembros de la Guardia Nacional fueron vistos en imágenes de video ese mismo día por la mañana haciendo cola en un edificio federal en el centro de Los Ángeles, donde fueron llevados los detenidos en las redadas de inmigración del viernes, que provocó protestas el día anterior.
"Estas protestas de la izquierda radical, por instigadores y a menudo alborotadores pagados, NO SERÁN TOLERADAS", publicó Trump en su plataforma Truth Social a primera hora del domingo. El gobernador de California, Gavin Newsom, le respondió a Trump acusándolo a Trump de desplegar a la Guardia Nacional porque quiere "un espectáculo". Toda la situación terminó en más violencia y escenas de caos y miedo.
El fiscal federal del Distrito Central de California, que incluye Los Ángeles, confirmó que hubo más de una decena de detenciones por obstaculizar presuntamente la labor de los agentes, sin dar detalles. El fiscal, Bill Essayli, declaró en X que los sospechosos fueron detenidos por presuntamente obstaculizar a los agentes federales, aunque no se dieron a conocer detalles, incluidos los posibles cargos exactos. "Seguiremos arrestando a cualquiera que interfiera con la aplicación de la ley federal", avisó.
Trump juntó a los mandos militares y reeditó la teoría del "enemigo interno"
Trump se reunió el martes 31 de septiembre con 800 altos mandos militares del Ejército, acompañado por el secretario de Guerra y jefe del Pentágono, Pete Hegseth, en un acto reservado en la ciudad de Quantico, Virginia, donde prometieron acabar con "el espíritu políticamente correcto" y con el presunto "enemigo interno" dentro de las fuerzas armadas para "restituir el espíritu guerrero" que hizo "grande y fuerte a la Nación".
"El país está bajo una invasión desde adentro, que no es diferente a la de un enemigo extranjero, aunque es más difícil en muchos sentidos porque no lleva uniforme", arrancó el republicano su exposición frente a la sala llena por los uniformados. "Juntos, en los próximos años, vamos a transformar a nuestras Fuerzas Armadas en algo más fuerte, más recio, más rápido", siguió.
Hegseth afirmó, en esa misma sintonía, que la transformación de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos debe hacerse para acabar con las "décadas de decadencia" que, según él, provocaron las políticas de diversidad. Por eso declaró el fin de la "basura ideológica" dentro las tropas, que permitió el crecimiento de líderes "tóxicos" y ascensos "basados en raza o género". "Líderes políticos insensatos e imprudentes marcaron el rumbo equivocado y perdimos nuestro camino. Nos convertimos en el 'Departamento Woke'", dijo Hegseth. "Pero ya no más", concluyó.