Desesperación y muerte en Gaza: Israel niega la hambruna que provocó y el mundo se queda en palabras

Adultos se desmayan en las calles desnutridos y deshidratados bajo las temperaturas extremas del verano, mientras que cada vez hay más niños con la piel pegada a los huesos y bebés que ya nacieron desnutridos en el devastado territorio palestino que Israel sigue bombardeando todos los días. 

24 de julio, 2025 | 00.05

Las imágenes de bebés y chicos palestinos cadavéricos, completamente desnutridos y al borde de la muerte ya llegaron a las tapas de diarios europeos, inundan las redes sociales y forzaron a reaccionar a más de un dirigente político, como la titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que hasta ahora se cuidaban de condenar el bloqueo militar de Israel a la devastada Franja de Gaza. Sin embargo, las palabras, las alertas y las advertencias ya no alcanzan; llegaron demasiado tarde. Los palestinos se empezaron a morir de hambre, la gran mayoría niños, mientras una parte del mundo observaba indignado pero inmóvil y otra parte elegía directamente negar, mirar a otro lado o -quizás la versión más cínica- culpar a los propios palestinos. Así lo hizo el miércoles el gobierno de Benjamin Netanyahu cuando volvió a negar una hambruna y, ante la denuncia de 100 organizaciones humanitarias, aseguró: "Estas organizaciones sirven a la propaganda de Hamas, usando sus cifras y justificando sus horrores en lugar de desafiar a una organización terrorista que adoptan como propia."

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Estas 100 reconocidas organizaciones humanitarias internacionales habían denunciado que "el bloqueo del gobierno israelí está matando de hambre a la población de Gaza". La frase es fuerte, pero para los palestinos ya no alcanza. "No hay nada que decir. Las palabras no alimentan a nuestros hijos", fue el mensaje que reprodujo en las últimas horas la principal agencia de la ONU en Gaza, la Unrwa, para responder a los llamados internacionales para que Israel cambie su política y deje de intentar de matar de hambre a más de dos millones de palestinos.

"La gente en Gaza, incluso nuestros colegas de la Unrwa, están desmayándose por el hambre extremo. -continuó la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos en Medio Oriente- Los están matando de hambre. Mientras tanto, a sólo unos kilómetros de Gaza, los supermercados y los negocios están llenos de comida y otros bienes. Levanten el bloqueo. Permitan que Unrwa entre comida y medicamentos."

Con este mensaje, la Unrwa buscó poner el foco en que la hambruna en Gaza no se debe a una tragedia natural o una situación extrema difícil de evitar. Fuera de Gaza, al lado, dentro de Israel, la gente come tres comidas -o más- todos los días. No falta nada. La razón por la cual al menos un tercio de la población palestina en la franja pasan varios días sin comer, por la que el 20% de las embarazadas y mujeres lactantes están desnutridas y ya no pueden dar el pecho o alimentar a sus hijos, por la que Unicef registró niveles "inéditos" de desnutrición infantil severa y por la que más de 100 palestinos ya murieron (literalmente) de hambre en las últimas semanas es porque el gobierno de Netanyahu no permite que ingrese comida hace meses.

"La gente hace dos años que está comiendo mal y de cualquier manera. Se ve en los adultos -tengo compañeros míos, gente que cobra un salario y se puede permitir comprar comida, que perdieron 15 o 20 kilos- y también en los chicos, entre quienes tiene más impacto. En el corto plazo, porque crecen menos y, en el largo plazo, porque seguramente tenga condiciones médicas que serán provocadas por la malnutrición crónica. Pero además, están los chicos que ya tenían condiciones previas, desde parálisis cerebral hasta algo más usual como ser celíaco. Ellos estaban peor que los demás y ahora muchos ellos de ellos ya están muriendo", contó a este portal Aitor Zabalgogeazkoa, coordinador de Emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza.

La hambruna está golpeando especialmente fuerte a los más chicos y las embarazadas y madres recientes. "La mayoría de los bebés en los hospitales son menores de seis meses. Las madres están enfermas, desnutridas, anémicas. Hay muchísimas mujeres viudas ahora, solas sin familia o cabeza de familia...ellas son las que peor comen y esto tiene un impacto en los bebés tremendo. Mujeres que han tenido embarazos recientes y han tenido niños son las que peor están. Madres malnutridas con niños que ya nacen malnutridos", agregó. 

Para el trabajador humanitario, se encuentran en un momento clave para evitar el peor final. "Esto no es una explosión de un minuto. Esto se produce poco a poco y ya estamos viendo que están subiendo los casos. Si esto siguiera así durante tres o cuatro semanas más y no entrara más comida, estaríamos hablando de una situación catastrófica, tanto para los adultos como para los chicos", sentenció.

La ONU repite una y otra vez que tiene miles de camiones con alimentos esperando en los países vecinos para alimentar a toda la población de la Franja de Gaza durante al menos tres meses. No lo hacen únicamente porque las autoridades israelíes no se lo permiten. 

"No ha habido desde la Segunda Guerra Mundial una hambruna tan meticulosamente diseñada y controlada. Es una hambruna que se podría haber evitado, que fue completamente provocada. Todas las etapas de esto fueron advertidas y en cada etapa la comunidad internacional podría haber tomado medidas para que las autoridades israelíes evitaran lo que pasa ahora", sentenció esta semana el experto en hambrunas de la World Peace Foundation Alex de Waal en una entrevista con la cadena de noticias Al Jazeera

"Lo que vimos en los últimos meses fue un bloqueo total de Gaza con un levantamiento parcial que no busca ingresar el tipo de sistema de ayuda humanitaria que conocemos, sino un tipo de sistema que simplemente es un brazo del ejército israelí", agregó el académico, en referencia a la Fundación Humanitaria de Gaza, la empresa estadounidense a la que Israel habilitó a entregar comida desde finales de mayo mientras le prohibía a la ONU y otras organizaciones humanitarias reconocidas internacionalmente. Desde que comenzó a funcionar, desplegó un sistema de violencia y caos que provocó más de mil palestinos muertos y muchos más heridos

A estas masacres diarias contra multitudes de palestinos desesperados por conseguir un poco de harina o alguna botellita de agua potable se sumaron otro tipo de masacre que, con aún más cinismo busca teñir de sangre también a la ONU al mismo tiempo que Israel quiere mostrarse preocupado por las necesidades humanitarias de los gazatíes. 

Desde hace unos días, con el aumento de la presión internacional, el gobierno israelí de Netanyahu comenzó a dejar entrar camiones con ayuda a cuentagotas. Uno o dos de combustible por día, algunos más con medicamentos y decenas con comida. Pero no se trata de un gesto humanitario ni mucho menos.

"En este momento, hay 900 pallets de comida tirados en el suelo, en medio de un parking en el lado gazatí que controla el ejército israelí. Pero el ejército gazatí no autoriza al Programa Mundial de Alimentos (de la ONU) a retirar con camiones esos 900 pallets que están bajo el sol, con temperaturas de 35 o 38 grados, hace semanas. Es el equivalente a unos 950 camiones de comida, pero los camiones no están allí, tienen que venir de la ciudad a buscarlos, pero las fuerzas israelíes no lo permiten. Y cuando le permiten, le permiten 20 camiones, ni 60 ni 70, sólo 20 camiones. Y cuando permiten 20 camiones, les hacen esperar 36 ó 48 horas; y cuando les hacen esperar esa cantidad de horas, les cambian las rutas y los obligan a dividir el convoy de manera que pasan por donde la gente está esperando desesperada por el hambre, en vez de ir por los caminos que elige el Programa Mundial de Alimentos para que puedan llegar bien a los centros de distribución. Es un despropósito. Israel le pone 7.000 peros para que la entrega de comida fracase", explicó el miércoles a El Destape Zabalgogeazkoa.

Esto fue exactamente lo que pasó y denunció el Programa Mundial de Alimentos el domingo pasado. Las fuerzas israelíes mataron a 80 palestinos que, desesperados por conseguir algo para comer, se acercaron al convoy de 25 camiones luego que cruzaron el puesto de control fronterizo israelí de Zikim, en el norte de la Franja de Gaza. "Los camiones están llegando y tienen que parar a 100 metros de un puesto de control israelí. Entonces la gente se empieza a acercar cada vez más y las fuerzas israelíes terminan disparando", describió el trabajador de MSF.

El hambre ya puede más que el miedo a ser acribillado por los soldados israelíes.

Porque, mientras Israel sostiene que no levanta el bloqueo militar porque sino Hamas se queda con la comida, el combustible y toda la ayuda, la realidad entre los escombros a los que redujo a gran parte de la Franja de Gaza es que el movimiento político y milicia que gobernó con mano de hierro el territorio por años hace tiempo que no controla el caos y la desesperación que dominan las calles y rutas destruidas. Después de todo, son las autoridades israelíes las que le ordenan a las organizaciones humanitarias a dónde pueden ir y por dónde pueden circular; son ellas las que ordenan a los civiles palestinos cuándo tienen que huir y dejar sus casas o las carpas improvisadas en las que viven tras perder sus hogares, y son ellas las que supervisan las caravanas de decenas y hasta cientos de miles de personas cuando peregrinan entre ciudades bombardeadas en busca de algún refugio, por provisorio que sea.   

Son ellas, las autoridades israelíes, las que también bombardean sin respiro todos los días y los que no permiten el ingreso de miles de camiones con comida, agua y medicamentos para frenar un desastre humanitario como no veía el mundo hace décadas. Por eso, la única manera de frenarlo, de evitar "una catástrofe absoluta", como la llamó Zabalgogeazkoa es con una presión real sobre el gobierno israelí para que cambie -no modere, sino cambie- su política de matar de hambre a la población palestina de Gaza.