Nakba significa “catástrofe” en árabe y es el nombre con el que los palestinos designan lo que les sucedió en el período de la creación del Estado de Israel: la expulsión y el desplazamiento forzado de cientos de miles de palestinos, la destrucción de cientos de pueblos y la pérdida de tierras y hogares.
Cada 15 de mayo (el Estado de Israel se creó el 14 de mayo de 1948), se conmemora el día de la Nakba y los palestinos salen a las calles con su ”mayor reliquia”: las llaves de las casas de las que fueron expulsados de lo que hoy es el territorio israelí hace más de siete décadas y a las que nunca pudieron regresar.
Pese al aniversario, muchas organizaciones y académicos explican que no se trata de un episodio, más bien de un proceso que continúa hasta la actualidad. El historiador palestino Nur Masalha suele incluir en sus trabajos sobre el tema el concepto “memoricide” (a veces traducido como "memoricidio"), es decir, la destrucción deliberada de la memoria colectiva de un pueblo, tanto de su historia como de las huellas materiales y simbólicas que la sostienen.
De acuerdo al trabajo colectivo dirigido por el historiador palestino Walid Khalidi, All That Remains, más de 750.000 palestinos huyeron o fueron expulsados de sus hogares después de que Israel proclamara su independencia del Mandato Británico de Palestina y durante la primera guerra árabe-israelí, que se inició al día siguiente y se extendió durante 15 meses. La ONU, en cambio, suele hablar de más de 650.000 refugiados.
Más de siete décadas después, el Comité Especial para Investigar las Prácticas Israelíes que Afectan los Derechos Humanos del Pueblo Palestino (UNSCIIP por su sigla en inglés) advirtió que desde el 7 de octubre de 2023 se podría estar ante una “nueva Nakba” por el desplazamiento que están sufriendo los habitantes de Gaza, donde los bombardeos israelíes ya dejaron más de 70 mil muertos, y cientos de miles de personas debieron abandonar sus hogares.
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Desplazados
El historiador palestino-estadounidense Rashid Khalidi, distingue dos etapas: una guerra civil (entre 1947 y mayo de 1948) y la guerra árabe-israelí, que incluyó a varios países vecinos y comenzó tras la proclamación del Estado de Israel. En la primera, unas 300.000 personas fueron expulsadas de sus hogares por las milicias sionistas. En la segunda, el “desplazamiento se volvió más sistemático”, precisó en diálogo con la BBC.
Las cifras son aproximadas, pero se cree que un 80% de los palestinos fueron expulsados, según los datos que manejan organismos internacionales como la ONU. "Solo los que se quedaron y fueron registrados por Israel en su primer censo fueron considerados ciudadanos israelíes. A todos los demás se les declaró ausentes y sus propiedades fueron confiscadas, aunque estuvieran, por ejemplo, en Jerusalén Este y su casa a tan solo unos pocos metros en la otra parte de la ciudad", explicó Khalidi.
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El libro All That Remains registró que 418 aldeas palestinas fueron despobladas, destruidas o vaciadas entre 1947 y 1949, algunas con masacres de por medio. Las ciudades palestinas que fueron vaciadas no forman parte del listado, aunque su destino se describe en la introducción general
En 1948, solo un tercio de la población del Mandato Británico de Palestina era judía, unas 600.000 personas, según el consenso de los historiadores. Pero esta comunidad, aseguró el profesor de la universidad de Columbia, "solo poseía en torno al 6%, 7% de las tierras, que además no estaban en manos privadas, sino fundamentalmente en las de organismos sionistas como el Fondo Nacional Judío o la Agencia Judía".
"Las expulsiones no fueron un hecho fortuito de la guerra, sino de una política sistemática. No se puede convertir un país mayoritariamente árabe en un Estado judío sin cambiar la demografía. Los líderes sionistas entendieron desde la década de los 30 que no era posible crear una mayoría judía simplemente con la inmigración, tendrían que transferir a los árabes", apuntó Khalidi, que también es integrante del consejo editorial de la prestigiosa revista académica Journal of Palestine Studies, en el reportaje del medio británico.
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Pero el drama no terminó en 1948. Pues tras la guerra de los Seis Días, en 1967, se produjo la Naksa —recaída en árabe—: otras 300.000 personas fueron desarraigadas, según cifras de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA por sus siglas en inglés).
Desde entonces, Israel permitió la construcción de más de 140 asentamientos y más de 200 puestos de avanzada en los territorios palestinos, en los que viven alrededor de 730 mil colonos, que, según el derecho internacional humanitario y resoluciones de la ONU, son ilegales.
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La postura de la ONU sobre los refugiados
La cuestión del retorno es central en la memoria palestina y en el derecho internacional. En este contexto, la ONU tomó una postura específica tras la guerra de 1948. El derecho de retorno de esos desplazados fue ratificado por la resolución 194 aprobadas el 11 de diciembre de 1948. Esta resolvió que "debe permitirse a los refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos que lo hagan así lo antes posible". También estableció que "los que decidan no regresar" deberán ser indemnizados por sus bienes.
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Sin embargo, los sucesivos gobiernos israelíes consideraron que la resolución no reconoce un "derecho" específico de los palestinos a retornar, sino que recomienda que "debería permitirse" que los refugiados regresaran.
La cuestión de los refugiados fue precisada en 1949 con la creación de la UNRWA. La agencia de la ONU define como refugiado palestino a toda persona que residía habitualmente en Palestina entre el 1 de junio de 1946 y el 15 de mayo de 1948 y que perdió su hogar y sus medios de vida a raíz del conflicto de 1948, así como a sus descendientes.
Esta definición aclara quiénes son los sujetos del derecho al retorno establecido por la ONU y explica por qué, más de siete décadas después, el número de refugiados palestinos sigue aumentando.
¿Por qué los palestinos utilizan llaves para conmemorar la Nakba?
"Guardaron las llaves porque queda la esperanza y el deseo de volver, son el símbolo de aquellos hogares, da igual si siguen en pie o fueron destruidos, y del derecho a regresar a sus casas que les prometió la legislación internacional", explicó a BBC Mundo Lubnah Shomali, directivo de BADIL, el Centro Palestino de Recursos para los Derechos de la Ciudadanía y los Refugiados.
En 1948 "había mucho miedo entre las comunidades palestinas, por lo que muchos huyeron con aquello que podían cargar y se llevaron, por supuesto, las llaves. Cerraron sus casas pensando en que, cuando la violencia amainara, podrían regresar a ellas y retomar sus vidas ", relató el encargado de Administración y Asuntos Financieros de la organización.
"Los palestinos saben que muchos de esos pueblos y esas casas ya no existen", añadió Khalidi y remarcó: “La llave sigue siendo un símbolo del deseo de retorno a Palestina”.
