El mercado automotor europeo atraviesa un proceso de transformación acelerada, con la movilidad eléctrica como eje central de las nuevas tendencias de consumo. En ese escenario, Tesla, que supo ser líder indiscutido de la electrificación, comienza a mostrar signos de debilidad.
Según datos de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), entre enero y julio de 2025 Tesla matriculó 77.446 unidades en la Unión Europea, lo que representa una caída del 43,5 % interanual. Si se amplía la mirada a Europa en sentido más amplio (UE + Reino Unido + EFTA), las ventas llegaron a 109.879 unidades, un 33,2 % menos que en el mismo período de 2024. Solo en julio, las ventas se desplomaron un 42,4 %, con apenas 6.600 vehículos registrados y una cuota de mercado que pasó del 1,3 % al 0,7 %. En mercados clave como Francia, Suecia, Países Bajos e Italia, la caída interanual en agosto osciló entre el 42 % y el 84 %.
Mientras Tesla retrocede, las marcas chinas avanzan con paso firme. BYD, su principal competidor, logró incrementar sus ventas en Europa un 47 % interanual durante los primeros ocho meses de 2025, superando las 90.000 unidades y consolidándose como segundo vendedor de eléctricos en la región. MG (propiedad de SAIC) alcanzó los 80.000 registros, un 39 % más que en 2024, mientras que NIO y XPeng crecieron un 33 % y 29 %, respectivamente. En conjunto, las marcas chinas ya concentran el 15 % del mercado europeo de eléctricos, cuando hace apenas dos años no superaban el 7 %.
En términos mecánicos, las diferencias resultan cada vez más evidentes. Tesla se apoya en baterías de gran capacidad, como las celdas 2170 y las más recientes 4680, que permiten autonomías de hasta 500 kilómetros bajo condiciones ideales. Además, sus motores eléctricos ofrecen cifras que, en modelos como el Model S Plaid, superan los 1.000 caballos de fuerza, con prestaciones deportivas sin rival en el segmento. A esto se suma un ecosistema digital avanzado, con actualizaciones remotas y un sistema de conducción asistida en constante desarrollo.
Los fabricantes chinos, en cambio, priorizan la accesibilidad. La mayoría de sus modelos emplea baterías de fosfato de hierro-litio (LFP), más baratas y seguras, aunque con autonomías algo menores. Sin embargo, los consumidores urbanos valoran más el precio final y el bajo coste de mantenimiento que esos kilómetros extra de alcance. A esto se agrega una electrónica de última generación, con pantallas XXL, conectividad 5G y plena integración con smartphones, lo que seduce a un público joven.
El servicio posventa es otro punto débil de Tesla. Las quejas por demoras en repuestos y reparaciones contrastan con la expansión acelerada de las redes de concesionarios chinos en Europa, que refuerzan su imagen de confiabilidad.
La caída de Tesla en Europa no implica un retroceso global irreversible, pero sí revela la magnitud de la competencia que enfrenta. En un continente que avanza con regulaciones estrictas hacia la neutralidad de carbono, las marcas chinas aparecen como la alternativa más accesible y pragmática. El desafío para Tesla será redefinir su estrategia, no solo desde lo mecánico, sino también en lo comercial, para recuperar un liderazgo que hasta hace poco parecía indiscutido.