Fuerzas sirias masacraron a 1.500 alauitas y la cadena de mando lleva a Damasco

30 de junio, 2025 | 10.10

LATAKIA, Siria, 30 jun - El corazón del joven fue arrancado de su pecho y colocado sobre su cuerpo. Su nombre era el número 56 de una lista manuscrita de 60 muertos en la que figuraban sus primos, vecinos y al menos seis niños de su pueblo costero sirio.

Los hombres que mataron a Suleiman Rashid Saad, de 25 años, llamaron a su padre desde el teléfono de la joven víctima y le desafiaron a recoger el cadáver. Estaba junto a la peluquería.

"Tenía el pecho abierto. Le sacaron el corazón. Se lo pusieron encima del pecho", dijo su padre, Rashid Saad. Era el final de la tarde del 8 de marzo en el pueblo de Al-Rusafa. La matanza de alauíes no había terminado ni mucho menos.

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

La muerte de Suleiman Rashid Saad fue parte de una serie de asesinatos perpetrados por combatientes suníes en comunidades alauíes de la costa mediterránea de Siria entre el 7 y el 9 de marzo. La violencia siguió a una rebelión de un día de duración organizada por exoficiales leales al derrocado presidente Bashar al Assad que dejó 200 agentes de seguridad muertos, según el Gobierno.

Una investigación de Reuters ha desentrañado cómo se desarrollaron las masacres, identificando una cadena de mando que va desde los atacantes directamente hasta los hombres que trabajan junto a los nuevos líderes sirios en Damasco. Reuters ha descubierto que se mató a cerca de 1.500 sirios alauíes y decenas han desaparecido.

La investigación reveló 40 lugares distintos de asesinatos por venganza, levantamientos y saqueos contra la minoría religiosa, asociada durante mucho tiempo con el Gobierno caído de Assad.

Los días de matanzas pusieron de manifiesto la profunda polarización existente en Siria, que su nuevo Gobierno aún no ha superado, entre las personas que apoyaban a Assad, tácita o activamente, y las que esperaban que la rebelión contra él acabara triunfando.

Muchos en Siria están resentidos con los alauíes, que disfrutaron de una influencia desproporcionada dentro del ejército y el Gobierno durante las dos décadas de presidencia de Assad.

Los hallazgos de Reuters se conocen cuando la administración Trump está levantando gradualmente las sanciones a Siria que se remontan al Gobierno de Assad.

El acercamiento es incómodo para Washington: El nuevo gobierno de Siria está dirigido por una facción islamista ya disuelta, antes conocida como Hayat Tahrir al-Sham, o HTS, que antes era la rama de Al Qaeda en Siria, conocida como Frente al Nusra.

El grupo, antes dirigido por el nuevo presidente sirio Ahmed al-Sharaa, está sometido a sanciones de la ONU desde 2014. Al-Sharaa, musulmán suní como la mayoría de los sirios, se convirtió en presidente en enero tras liderar una ofensiva sorpresa que culminó con el colapso del gobierno de Assad y la toma de Damasco.

Al menos una decena de facciones ahora bajo el mando del nuevo Gobierno, incluidos extranjeros, participaron en las matanzas de marzo, según averiguó Reuters.

Casi la mitad de ellas han estado sometidas a sanciones internacionales durante años por abusos contra los derechos humanos, incluidos asesinatos, secuestros y agresiones sexuales.

El Gobierno sirio, incluidos el Ministerio de Defensa y la oficina del presidente, no respondió a un resumen detallado de las conclusiones de este informe ni a preguntas relacionadas de Reuters sobre el papel de las fuerzas gubernamentales en las masacres.

En una entrevista concedida a Reuters pocos días después de las matanzas, Al Sharaa denunció la violencia como una amenaza para su misión de unir el país. Prometió castigar a los responsables, incluidos los afines al Gobierno si fuera necesario.

"Luchamos para defender a los oprimidos, y no aceptaremos que se derrame sangre injustamente, ni que quede sin castigo ni rendición de cuentas, ni siquiera entre los más cercanos a nosotros", afirmó.

Entre las unidades implicadas, según Reuters, se encontraban el Servicio de Seguridad General del Gobierno, su principal cuerpo de seguridad en la época en que HTS dirigía Idlib y que ahora forma parte del Ministerio del Interior; y ex unidades de HTS como la fuerza de combate de élite Unidad 400 y la Brigada Othman. También participaron milicias suníes que acababan de unirse a las filas del Gobierno, como la Brigada Sultán Suleimán Shah y la división Hamza, ambas sancionadas por la Unión Europea por su papel en las muertes.

La UE no ha sancionado a las ex unidades del HTS y Estados Unidos no ha tomado ninguna sanción por las muertes.

El presidente al-Sharaa ha ordenado que un comité investigue la violencia y establezca mediaciones de "paz civil".

Yasser Farhan, portavoz de la comisión, dijo que el presidente recibirá sus conclusiones dentro de dos semanas, ya que la comisión está analizando información y redactando su informe final, basado en testimonios y datos recabados de más de 1.000 personas, además de sesiones informativas de funcionarios e interrogatorios de detenidos.

Farhán aconsejó a Reuters que no publicara sus conclusiones antes de la publicación del informe.

"No podemos dar ninguna respuesta antes de completar este proceso por respeto a la integridad de la verdad", dijo, y añadió: "Espero que los resultados les resulten útiles y descubran la verdad".

Las matanzas continúan a día de hoy, según ha constatado Reuters.

El nuevo Gobierno de Siria ha dicho que teme perder el control de la costa ante la sublevación de los partidarios de Assad. El 6 de marzo emitió órdenes inequívocas de aplastar un intento de golpe de "Fuloul" o "restos" del régimen, según seis combatientes y comandantes y tres funcionarios del Gobierno.

Muchos de los hombres que recibieron las órdenes llevaban pocos meses vistiendo uniformes y compartían una interpretación del Islam suní famosa por su brutalidad.

Aquel día, algunos interpretaron con entusiasmo la palabra "fuloul" para referirse a todos y cada uno de los alauitas, una minoría de 2 millones de personas a la que muchos en Siria culpan de los crímenes de la familia Assad, que es alauita.

Un funcionario del nuevo Gobierno, Ahmed al-Shami, gobernador de la provincia de Tartous, dijo a Reuters que los alauíes no son el objetivo. Reconoció "violaciones" contra civiles alauíes y estimó que unas 350 personas murieron en Tartous, en línea con lo que también averiguó Reuters. La cifra nunca ha sido publicada por el Gobierno.

"La secta alauita no está en ninguna lista, ni negra, ni roja, ni verde. No está criminalizada ni es objeto de represalias. Los alauíes se enfrentaron a la injusticia al igual que el resto del pueblo sirio en general" bajo Assad, dijo el gobernador. "La secta necesita seguridad. Es nuestro deber como Gobierno, en el que trabajaremos".

En respuesta a una petición de comentarios sobre las conclusiones de Reuters, Anouar El Anouni, portavoz de la Unión Europea, señaló que la UE había condenado "los horribles crímenes cometidos contra civiles, por todas las partes", pero no dijo por qué no se sancionaba también a las antiguas unidades del HTS. Los portavoces de los Departamentos de Estado y del Tesoro de Estados Unidos no respondieron a las peticiones de comentarios.

Se calcula que cientos de miles de sirios han muerto desde 2011, cuando la represión de las protestas por parte de Assad derivó en una guerra civil. Assad persiguió a cualquier sospechoso de disidencia, pero los suníes, que formaban el grupo armado más visible de los que se oponían a Assad, fueron objeto de ataques desproporcionados.

Reuters habló con más de 200 familias de víctimas durante visitas a los lugares de la masacre y por teléfono, con 40 funcionarios de seguridad, combatientes y comandantes, y con investigadores y mediadores nombrados por el Gobierno.

Algunos de los atacantes que respondieron al levantamiento de marzo llevaban listas de nombres de hombres a los que atacar, entre ellos antiguos miembros de las milicias de Assad que habían sido amnistiados temporalmente por el nuevo Gobierno.

Familias enteras con esos apellidos aparecían después en listas de muertos escritas a mano por los ancianos de las aldeas. Múltiples supervivientes describieron cómo habían sido mutilados los cuerpos de sus seres queridos.

Los combatientes, muchos de ellos enmascarados, se reunieron en Idlib, Homs, Alepo y Damasco, el corazón del nuevo Gobierno. Y cuando los convoyes blindados salían hacia el oeste de Siria, los gritos de las milicias de "suníes, suníes" se elevaban en la noche junto con consignas rimadas que llamaban a la gente a "masacrar a los alauíes", según vídeos verificados por Reuters.

Muchos de los vídeos mostraban a combatientes humillando a hombres alauitas, obligándoles a arrastrarse y a aullar como perros. Otros, algunos filmados por los propios combatientes, mostraban montones de cadáveres ensangrentados.

Reuters también revisó los mensajes de un chat de Telegram establecido por un funcionario del Ministerio de Defensa para coordinar la respuesta del Gobierno al levantamiento proAssad.

Los periodistas de la agencia de noticias examinaron docenas de vídeos, obtuvieron imágenes de circuito cerrado de televisión y revisaron listas manuscritas con los nombres de las víctimas.

Entre los muertos había familias enteras, incluidas mujeres, niños, ancianos y discapacitados en decenas de pueblos y barrios predominantemente alauitas. En un barrio, entre los 253 muertos había 45 mujeres. En otro pueblo, 10 de los 30 muertos eran niños. En al menos un caso, un pueblo alauita entero fue vaciado casi de la noche a la mañana, y sus cientos de residentes fueron sustituidos por suníes.

La primera pregunta que hicieron a los residentes los combatientes que llegaron fue reveladora, según más de 200 testigos y supervivientes: "¿Eres suní o alauita?".

(Reportaje de Maggie Michael. Información adicional de Feras Dalatey. Verificación de vídeo de Pola Grzanka, Eleanor Whalley e Inaki Malvido. Editado en español por Javier López de Lérida.)