El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, dijo el viernes que habría "consecuencias legales" por organizar o asistir a una marcha del Orgullo LGTBIQ+ en Budapest en violación de la prohibición policial del acto previsto para este fin de semana.
El Parlamento húngaro, en el que el partido derechista de Orbán, Fidesz, tiene una amplia mayoría, aprobó en marzo una ley que crea una base jurídica para que la policía prohíba las marchas LGBTIQ+, alegando que la protección de los niños prevalece sobre el derecho de reunión. También permite a la policía utilizar cámaras de reconocimiento facial para identificar a los asistentes e imponer multas.
Los críticos consideran que la prohibición del Orgullo forma parte de una ofensiva más amplia contra las libertades democráticas de cara a las elecciones generales del año que viene, en las que Orbán se enfrentará a un fuerte contrincante de la oposición, al que algunos sondeos de opinión dan ventaja.
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"Somos adultos, y recomiendo que cada uno decida lo que quiera, que cumpla las normas (...), y si no lo hace, que se atenga a las claras consecuencias legales", dijo Orbán a la radio estatal.
Dijo que la policía podía dispersar un acto prohibido, pero que Hungría era un "país civilizado" y que la tarea de la policía era convencer a la gente de que cumpliera la ley.
"Estamos en el mundo no para hacernos la vida más difícil, sino más fácil, esa es la esencia del cristianismo", dijo.
Reino Unido, Francia, Alemania y otros 30 países expresaron el lunes su apoyo a la comunidad LGBTIQ+ de Hungría y a la marcha del Orgullo del 28 de junio, que se celebrará después de que el alcalde liberal de Budapest dijera que la ciudad la organizaría como una celebración municipal de la libertad.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha pedido a las autoridades húngaras que permitan la celebración de la marcha del Orgullo, una medida que Orbán comparó en su entrevista radiofónica con recibir órdenes de Moscú en la época comunista.
"Al igual que Moscú, considera a Hungría un país subordinado y cree que desde Bruselas puede ordenar a los húngaros cómo vivir, qué les gusta y qué no", dijo Orbán.
El Gobierno de Orbán promueve un programa fuertemente cristiano-conservador y ha aprobado varias leyes que afectan a la vida de las personas LGBTIQ+ en la última década.
Con información de Reuters