Amparado en la era de las mentiras y las fake news, el presidente de Ucrania, Vlodomir Zelenski, acusó a Rusia de haber arrojado misiles, cuyas trayectorias cruzaron la frontera entre Ucrania y Polonia, impactaron en tierras polacas y mataron a dos personas. Causus belli para una Tercera Guerra Mundial (y ya se sabe, la última).
¿Irresponsabilidad o malicia?
Sea lo que fuere el “misil Zelenski” también explotó en Washington, donde los opositores republicanos, que ganaron las elecciones en la Cámara baja, se preparan para asumir el 3 de enero de 2023 con una nutrida ofensiva contra el presidente Joseph Biden.
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En realidad, no esperaron a enero próximo. Este jueves 17, una comisión de diputados republicanos presentó una resolución para auditar la ayuda “militar, civil y financiera” a Ucrania que se paga con “dólares de impuestos estadounidenses duramente ganados”. Marjorie Taylor Greene, la republicana que encabeza la iniciativa, prometió en conferencia de prensa: “Voy a hacer responsable a nuestro gobierno de toda la financiación para Ucrania” (se calcula que solo la “ayuda” en armas es de 18.600 millones dólares, lo que es lógico si se recuerda que el general cuatro estrellas y jefe del Pentágono, Lloyd Austin, está en el directorio y es accionista de la megaempresa de armamentos Raytheon Technologies).
Taylor Greene sumó otra acusación poco conocida: “Por cierto, EEUU está financiando también el presupuesto de Ucrania. ¿Lo sabían? La cuestión es: ¿Ucrania es ahora el 51º estado de Estados Unidos? ¿Y qué posición tiene Zelenski en nuestro Gobierno? Esto es indignante y el pueblo estadounidense merece las respuestas".
Más allá del éxito que pueda tener, esta iniciativa es una prueba más de las profundas rivalidades que existen en la política y en la sociedad norteamericanas. Es conocido el permanente consejo del ex canciller (republicano) Henry Kissinger con respecto a Ucrania: no provocar a Rusia y llegar a un acuerdo lo antes posible. En la misma línea, esta semana, el diputado Matt Gaetz, estrecho aliado de Donald Trump, avisó: “Estoy aquí como miembro del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes para decir que, para Ucrania, los días del dinero y equipo militar interminables están contados”.
Estas declaraciones no significan necesariamente que la guerra en Ucrania vaya a tomar otro rumbo ya que es sabido que, en EEUU, los grupos de presión son tanto o más poderosos que los partidos políticos. El complejo militar industrial, por ejemplo, sigue una línea independiente de acuerdo con sus intereses. Otro dato a tener en cuenta lo aporta el economista y profesor estadounidense de la Universidad de Columbia, Jeffrey Sachs. Se cree erróneamente que los demócratas están más a favor de los pobres y los republicanos de los ricos, pero dice Sachs, “ahora está todo mezclado: en ambos partidos hay mucha gente rica, ambos están impregnados de intereses corporativos y ambos son extremadamente dependientes de los grandes donantes”.
A Biden le esperan días difíciles. El trumpista Gaetz, mencionado más arriba, ya advirtió que el Partido Republicano no sólo hará todo lo posible para bloquear las políticas del demócrata, sino que abrirán una investigación sobre su hijo, Hunter Biden, por eventual tráfico de influencias, lavado dinero, tráfico de personas y otros delitos. Las investigaciones rusas apuntan también a hechos muy graves. En marzo pasado, el comandante de las Fuerzas de Protección Nuclear, Biológica y Química de Rusia, Igor Kirillov, aseguro tener pruebas de un “esquema de interacción entre las agencias del gobierno de Estados Unidos, el fondo de inversión Rosemont Seneca, que tiene como director y co-fundador a Hunter Biden, y los 26 laboratorios biológicos hallados en Ucrania”.
Los misiles soviéticos en Polonia
A fines de la semana pasada, Rusia anunció su retirada de una ciudad clave en la orilla oriental del río Dnieper, Jersón, repliegue militar que más allá de lo que explica Moscú, es leído como un fracaso para el Kremlin. No obstante, los bombardeos rusos a puntos estratégicos (como las centrales eléctricas) de Ucrania se mantienen constantes.
En ese marco, el martes 15 la cancillería polaca denunció la caída de “un cohete de fabricación rusa en el pueblo de Przewodow, provocando la muerte de dos ciudadanos de la República de Polonia”. Zelenski culpó inmediatamente a Moscú y reclamó más fuego: “Cuanto más tiempo sienta Rusia esta inmunidad, más amenazas habrá contra cualquiera que esté al alcance de los misiles rusos". Las grandes corporaciones mediáticas de Occidente atizaban la demonización culpando al presidente Vladimir Putin de empujar al mundo a una Tercera Guerra Mundial.
Hubo varias reuniones de emergencia, incluida una de los jefes de Estado que asistían a la Cumbre del G20 en la isla de Bali, ya que el supuesto ataque ruso a un miembro de la OTAN (Polonia) implicaba el inmediato y explícito involucramiento de la fuerza militar más poderosa de la Tierra en la guerra centroeuropea. En una palabra, el mundo está ante una preocupante posibilidad de exterminio.
Al día siguiente la agencia Reuters, citando a la Casa Blanca, buscó achicar el pánico: “El presidente estadounidense notificó a los socios del G7 y a la OTAN que la explosión en Polonia fue causada por un misil de defensa aérea ucraniano”. Como Zelenski insistía en la inocencia de su ejército, el mismísimo presidente de EEUU respondió desde Bali: es “poco probable [que el misil se disparase desde Rusia]. Hay mucha información que contradice eso”.
Un duro artículo del Financial Times escrito por Stephen Walt alude a los líderes ucranianos como poco confiables y mentirosos (la paciencia de los poderosos para estar en el límite). Citando a un diplomático occidental que pide el anonimato, Walt escribió el pasado 17 de noviembre: “Esto se está volviendo ridículo. Los ucranianos están destruyendo [nuestra] confianza en ellos. Nadie culpa a Ucrania y ellos mienten abiertamente. Esto es más destructivo que el misil”. Pocas horas después, Zelenski moderó su postura: “Hasta que no se complete la investigación, no podemos decir qué tipo de misil fue", pero admitió que los militares ucranianos habían utilizado las fuerzas de defensa aérea en el momento del incidente.
Cumbre de espías
La guerra multidimensional que se centra hoy en Ucrania parece haber entrado en una nueva fase, aún difícil de detallar por precisión. Además de las operaciones militares, este conflicto juega en los frentes de la economía y las finanzas, en el terreno de la inteligencia y desde ya en los encuentros internacionales como el de Bali.
Entretanto, hubo en la semana reuniones de altísimo nivel entre Washington y Moscú. El lunes 14 se encontraron, en Ankara, el director de la CIA, William Burns, y su par ruso del SVR (Servicio de Inteligencia Exterior en castellano) Serguei Naryshkin. Según el Kremlin, la iniciativa partió de la Casa Blanca pero no trascendió el contenido de las conversaciones. Es importante destacar el papel cada vez más relevante que está cumpliendo Turquíe para destrabar las consecuencias negativas del conflicto centrado en Ucrania. La buena sintonía entre Putin y su par turco Recep Erdogan, por ejemplo, facilitó la inmediata exportación de cereales desde los puertos del Mar Negro al mundo, evitando una crisis alimentaria en ciernes.
Otras supuestas reuniones como la del asesor de seguridad norteamericano Jake Sullivan con su homólogo ruso del Consejo de Seguridad Nikolai Patrushev no fueron confirmadas. No obstante, el vicecanciller ruso Serguei Riabkov aseguró a la prensa que, entre EEUU y Rusia, “los contactos telefónicos, los intercambios de notas, las cartas personales, todo esto se conserva".