El resultado de la elección porteña no sorprendió a nadie del otro lado de la avenida General Paz. Los dirigentes amarillos que venían siguiendo de cerca los comicios capitalinos, o sabían o se "veían venir" un tercer lugar. En Buenos Aires, dejó en una posición incómoda a los PRO reacios a acordar con Javier Milei y reforzó el concepto de que, ahora, La Libertad Avanza lidera el espacio de derecha argentino.
La extrañeza, de todos modos, existió. La distancia entre el candidato de Milei y la de Mauricio Macri no estaba en los cálculos. Pero, en principio, no afectaría en forma sustancial la negociación bonaerense que está en manos de Cristian Ritondo, como ya detalló el diputado varias veces y destacó el ex presidente este domingo. Hasta el 9 de julio, fecha límite para la inscripción de frentes electorales en Buenos Aires, el PRO mantendrá la intención de lograr un acuerdo entre partidos. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho y entre ambos se encuentran las opciones intermedias.
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Entre esas opciones están, por supuesto, la libertad de acción para que cada dirigente pueda acordar o competir con La Libertad Avanza con el consiguiente temor de perder en sus distritos en caso de elegir el segundo camino. Si el gobierno le ganó al PRO en la CABA, ¿qué le impide hacerlo en Vicente López? ¿O qué le impide tomar una medida que beneficie a los productores y lo impulse en el interior?
Los que resisten una alianza con los libertarios en las elecciones locales de septiembre reconocen haber quedado en una mala posición. Al menos incómoda. Ellos apuntan a separar las dos discusiones partiendo del concepto de que, al ser ocho contiendas, Milei no podrá nacionalizar en todas. Y que, además, la fortaleza es de los intendentes y el territorio, que están en manos del PRO y la UCR.
Del otro lado, los que prefieren negociar todo junto para que no les den demasiado en una y muy poco en otra. Diego Santilli lleva por máxima que mejor un mal acuerdo que ningún acuerdo. Y CABA pareció acompañarlo.
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Esta discusión no es menor. Según detalló Anibal Urios, director de DC Consultores, una de las pocas que se aproximó al resultado final del domingo, la estrategia libertaria acertó al llevar la discusión al plano nacional. El sello violeta, para su encuestadora, estaba en torno a los 40 puntos en la Capital Federal, y Manuel Adorni quedó por debajo, con el 30% de los votos. En el caso del PRO, el partido llegaba a los 32 puntos, pero la candidatura de Silvia Lospennato no alcanzó los 16 y el sello del peronismo apenas ascendía al 22%, siendo Leandro Santoro el único que pudo mejorar esa performance.
"Cada elección es única, porque ya no hay más ideología" o identificación partidaria generalizada. "Nacen y mueren las elecciones", explicó Urios. "Esta elección de Buenos Aires marca que solo no va a poder ninguno", sostuvo en diálogo con FM RE.
Para el consultor, los libertarios van a necesitar al PRO en territorio bonaerense, pero el macrismo también debería "entender que su reconstrucción puede quizá venir adentro de La Libertad Avanza. Lo que sí, obviamente la lapicera la tiene el Presidente, o Karina Milei porque la elección de CABA marca eso". Según Urios, ese poder de decisión debería aplicar para la elección bonaerense nacional y provincial.
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El domingo dejó, además de la derrota, otra foto. Ritondo estuvo en el escenario de caras largas. Su figura fue destacada, por Macri junto a la de Alejandro Finocchiaro, en la entrevista que brindó después de la elección. Se ganaron la medalla de la lealtad y de los PRO puros. "Cristian es una persona leal al partido que le dio todo", se argumentó sobre su decisión de estar y mostrarse en ese contexto mientras transita las negociaciones en Buenos Aires.
Pero no fue la única razón. La otra fue para "demostrar" una vez más que "no está pensando en irse a LLA". Sus cargos en el partido amarillo, como presidente del armado bonaerense y del bloque de Diputados son dos factores clave para su arraigo.
Si bien queda un tramo considerable para negociar en Buenos Aires, ya se empieza a especular con escenarios alternativos. Por ejemplo, reeditar la estrategia del 2013 cuando dirigentes PRO se colaron en las listas del Frente Renovador sin sello propio. El tránsito hacia una coalición de centro derecha liderada por Milei pareció medio inevitable.