Siguen los despidos en el Estado: en su día, 113 trabajadores fueron echados en Capital Humano

La notificación sobre la no renovación de los contratos fue recibida en vísperas del feriado por el Día de las y los Trabajadores. Pertenecían a distintas áreas de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, desde las que acompañaban a proyectos productivos de la economía social en distintas partes del país.

02 de mayo, 2025 | 17.46

“Trabajé 15 años ahí, pero no tengo derecho a nada, sólo a retirar mis pertenencias”, escribió Paula Blaser Manzo en un descargo que hizo en Facebook. En el posteo titulado “1° de Mayo, Día de los Trabajadores. DESPEDIDA” cuenta que ahora forma parte de “la larga lista de destrucción masiva de lo que era el Ministerio de Desarrollo Social”, devenido en Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia dentro del mega Ministerio de Capital Humano dirigido por Sandra Pettovello. La metodología fue la misma que aplican desde el inicio de la gestión (pero que fueron afilando, ahora por lo menos va con membrete oficial): en la víspera del feriado, horas antes de que se acabe el día, 113 personas recibieron un correo de “RH Notifica” en el que les informaron que el “vínculo laboral quedará concluido” desde el 30 de abril.

La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) informó que se trata de personas que rindieron y aprobaron el examen de idoneidad impuesto por el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, a quienes les prometieron la renovación anual de sus contratos. Todas esas personas, además, estaban bajo la modalidad de contratación que se conoce como “artículo 9”, que otorga una planta transitoria. Es decir, contaban casi con los mismos derechos laborales que a alguien de planta permanente, pero sin posibilidad de obtener una indemnización en caso de que se decida finalizar el contrato.

Desde el MInisterio de Capital Humano confirmaron a El Destape la cifra de contratos que no se renovaron y que todos proevnían de la Secretaría de Niñez. De hecho, de los 226 trabajadores que tenía esa área, la mitad pasó a Trabajo al absorber un programa y los otros 113 contratos no se renovaron. "Son los que habían pasado a disposición por el cierre de áreas", resumieron.

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“Paradójicamente, en el Día de las y los Trabajadores, despidieron a trabajadores de los programas socio-productivos que acompañaban a trabajadores de la economía social, autogestivos. Hacía muchísimos años que existían y esta gestión los paralizó y, en la última reestructuración, directamente los derogó”, dijo ante El Destape la secretaria general de ATE del Ministerio, Ingrid Manfred.

El desguace pasó por las siguientes áreas: Banco de Herramientas, Manos a la obra, Argentina Recicla y Economía circular, Registro de efectores, Talleres formativos, Comercialización y Mercados de cercanía.

Esta ejecución forma parte de un plan de público conocimiento que alientan desde la gestión de Javier Milei y sus ministros, que apunta a la reducción del Estado a la mínima expresión. Para ello, según confirmó Sturzenegger en los últimos días, ya llevan 45 mil despidos y planean una súper reestructuración para continuar esa tarea. En el ex Ministerio de Desarrollo –que absorbió también la Secretaría de Niñas, Adolescencia y Familia a cargo de Juan Bautista Ordoñas-, son casi 3.000 los despidos desde el inicio de la era Milei.

Mientras tanto, unas 130 personas de planta permanente recibieron otro correo a quienes les informaron que pasan al área de la Secretaría de Trabajo (el ex Ministerio, también bajo el ala de Petovello). “No sabemos qué tienen que hacer el lunes”, dijo Augusta ante El Destape, una de las despedidas que prefiere resguardar su identidad, y contó que en la semana les habían dicho que “se queden tranquilos”.

Deshacer la política pública de cercanía

“Esto es malo para todos”, afirmó Augusta, de 49 años. Ella era parte del programa Banco de Maquinarias, Herramientas y Materiales, que se creó en 2020, y contaba con unas 70 personas en todo el territorio nacional que se ocupaban de entregar subsidios no reembolsables a gobiernos locales u organizaciones para proyectos socio productivos. El circuito era tan extenso como preciso: se hacía un diagnóstico con mirada en el desarrollo local para saber qué era necesario y se diseñaba con las personas del lugar una iniciativa de trabajo. Otras veces ayudaban a diversificar proyectos ya en marcha, tanto en pequeña como en mediana escala.

Desde Banco de Maquinarias pudieron cambiarle una máquina de coser a una señora costurera de General Pico, La Pampa, para que pudiera tener un trabajo y sustentar a su familia durante la pandemia, hasta colaborar para que un grupo chicos pudieran producir el alimento para chanchos que necesitaban para abastecer a sus animales, hasta terminar exportando a China. Apoyaron a pescadores artesanales en el sur, que estaban con sus elementos rotos y no tenían freezers para que pudieran envasar y vender y también aportaron para el desarrollo de proyectos audiovisuales, de radios, desde la Quiaca pasando por la Ciudad de Buenos Aires hasta llegar a Tierra del Fuego, con gobiernos de todos los colores partidarios.

Como responsable de la región Patagónica, Augusta contó que cuando fueron los incendios anteriores desde el programa articularon con pobladores de Lago Puelo, Chubut, para que pudieran reconstruir sus casas y negocios a través de maquinarias que solicitaron. Reequiparon a carpinteros, electricistas y gasistas de la zona que lo habían perdido todo. “Cuando hubo incendios el año pasado de nuevo, fue terrible no poder estar”, dijo.

Todos los proyectos eran verificados de principio a fin y debían presentar los documentos correspondientes con el uso del dinero entregado. Pero había más: sabían cuántas mujeres había trabajando, edades y nivel educativo, lo que les permitía pensar nuevas propuestas, siempre con perspectiva de género y con el ojo en el desarrollo local. Al momento de asumir la gestión ultraderechista había 250 expedientes abiertos en la región patagónica. Como para hacer la cuenta: un expediente podía contener 800 proyectos y otro, 50, todas con un promedio de 100 personas por región.

Esta política pública quedó “desactivada desde el minuto cero” cuando Milei llegó al Gobierno. “Estábamos siempre con mucha incertidumbre, esperando que legara el guadañazo mientras circulaban los rumores de listas con nombres”, dijo sobre lo que pasa en las oficinas del edificio que tiene la cara de Eva Perón en donde “se vive una crueldad muy extraña para las personas normales”.

"Un plan sistemático de fragmentación y destrucción"

Blaser Manzo llegó a los 15 años de antigüedad dentro del ex Ministerio de Desarrollo Social y pasó por distintas áreas y programas. Su último paso fue como parte de la Coordinación de Formación Integral de la Secretaría de Economía Social que trabajó con los programas de Argentina Trabaja y Ellas Hacen. Su tarea específica era la planificación de capacitaciones en territorio en articulación con instituciones y organizaciones sociales para fortalecer o generar saber para la inclusión laboral, así lo describió ante este medio.

“No era sólo generar cursos, también trabajamos sobre la violencia de género”, contó sobre el plus que aportaban desde el espacio. El haber transitado durante tanto tiempo en el Estado le permitió conocer también las distintas formas de precarización, hasta que llegó a la planta transitoria que le permitía la renovación cada año, pero que con esta gestión pasó a cada tres meses, luego cada dos y, al final, mes a mes hasta ser despedida.

La situación que allí se vive y en su lectura sobre el accionar de esta gestión, lo describió de la siguiente forma: “Aplicaron, y siguen aplicando, hacia adentro, un plan sistemático de fragmentación y destrucción psicológica de los trabajadores estatales, la inestabilidad permanente, la división de los grupos e instalar el miedo a la pérdida del empleo. Hacia afuera, la denostación permanente de los estatales como castas, como ñoquis, para que la sociedad embobecida aplauda la destrucción del Estado: de la protección social, de la educación, de la salud, del cuidado, de nuestros derechos como ciudadanos y comunidad”

Blaser Manzo, que escribió su descargo en su Facebook, dice que sabe que el Estado no funcionaba perfecto ni en todas partes, que “faltó jerarquizarlo”, pero que se siente “orgullosa” de su trabajo a lo largo de los años. En el desahogo escrito acompañado de una foto donde se ve el edificio con Evita en blanco y negro, insistió: “Necesitamos un nuevo Estado, que no sea loteado, que no sea burocrático y sea participativo. Ya dije, el Estado no es igual en todo y todas partes, pero muchos asumimos un compromiso real con nuestro trabajo y es todo lo que están desmantelando”.