Después de las elecciones bonaerenses de septiembre, el presidente Javier Milei puso el foco en Axel Kicillof como su principal enemigo político. Por eso, luego que el gobernador consiguiera con esfuerza la aprobación del endeudamiento en la Legislatura provincial, desde la Casa Rosada hicieron trascender a través de sus voceros mediáticos que no le firmarán el aval para todo aquello que no sea renovación de deuda. "Tenemos todas las instancias probadas de que esta toma de deuda es esencialmente rollover de lo que recibimos, así que digan lo que quieran", comentaban desde el entorno del gobernador. Para más, la amenaza se daba en la previa de que Economía anuncie la vuelta a los mercados internacional y luego que la ciudad de Buenos Aires y Santa Fe colocaran deuda. Aparentemente, el único endeudamiento malo es el bonaerense.
"La Provincia podrá cumplir con los vencimientos de la deuda generada por el gobierno de María Eugenia Vidal sin que se vean comprometidos los recursos para salud, educación, seguridad, obras y demás necesidades de las y los bonaerenses", celebró Kicillof la aprobación de la Legislatura en la madrugada del jueves. La negociación se extendió más de lo previsto, pero para el gobernador era esencial que se aprobara antes de la renovación parlamentaria. "La ley salió adelante contra la voluntad explícita del presidente Milei, que una vez más apostó al caos, al desorden y a que la Provincia colapsara para sacar ventaja política. Pero la aprobación no cambia el cuadro general: enfrentamos una verdadera emergencia, producto de la política económica del Gobierno Nacional", añadió Axel.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
Desde La Libertad Avanza salieron a vender indignación. El endeudamiento requería los dos tercios de las Cámaras, por lo que de la aprobación participaron los bloques del Pro, la UCR, la Coalición Cívica y ex libertarios. Los negociadores del peronismo debieron cerrar los compromisos a veces cediendo más de lo pensado, con la certeza de que la ley debía aprobarse esta semana. Si permitían que se renovara la Legislatura, tendrían que reiniciar las negociaciones desde cero con una oposición seguramente más dura. Con todo, en La Plata aseguraban que ya habían recibido mensajes de parte del operador karinista y diputado electo Sebastián Pareja avisando que estaba dispuesto a conversar. Pero luego de que se aprobara el endeudamiento, Pareja se mostró en las redes como el indignado número uno. "Lo que pasa es que quería negociar él y ver qué podía conseguir", replicaban desde el peronismo bonaerense.
En esa línea, desde los habituales canales de comunicación del oficialismo comenzaron a difundir la amenaza de que la administración nacional no firmaría los avales para la toma de deuda de la Provincia de todo lo que no fuera "rollover". Es decir, de lo que no se tratara de refinanciamiento de las deudas heredadas de las anteriores administraciones. "El monto que exceda esa cifra, la Nación lo considera déficit fiscal", fue el mensaje transmitido. En la gobernación se lo tomaban con soda. "La gran mayoría del endeudamiento aprobado tiene que ver con el rollover de deuda. Lo otro son préstamos con organismos internacionales para obras y energía", replicaban desde la gobernación. Aclaraban que todo eso ya había sido discutido durante el trámite en la Legislatura.
El total del endeudamiento permitido a Kicillof alcanza los 3.685 millones de dólares, que no quiere decir que necesariamente lo pida. De eso, 1.990 millones de dólares serán destinados a cubrir los vencimientos de deuda de 2026, herencia de la gestión Vidal. Por otro lado, como el año pasado Kicillof no consiguió que le aprueben el Presupuesto ni el endeudamiento, la Provincia debió afrontar el pago de los vencimientos con recursos propios, de lo que tenía ahorrado para hacer frente a imprevistos. Según decían en la gobernación, ahora "quedamos en cero". Por eso, hay otros 1.045 millones de dólares destinados a "afrontar servicios de amortización de deuda pública del ejercicio 2025" y recuperar ese colchón perdido. El resto, que son unos cientos de millones, serán para financiar proyectos de energía y para que Autopistas de Buenos Aires pueda realizar algunas obras. Por otro lado, detalle no menor, el 8% del monto de la deuda se destinará al fondo de los municipios, según al acuerdo que suscribieron con los intendentes.
La amenaza de la Rosada no sorprendía. La cuestión de los avales del Ministerio de Economía y del Banco Central que necesitan las provincias para salir a los mercados ya había sido tocada por el ministro de Gobierno, Carlos Bianco, en la conferencia de prensa que dio dos semanas atrás para exponer que el ministro del Interior, Diego Santilli, no respondía a sus pedidos de reunión para discutir la enorme deuda que acumula la Nación con la Provincia. Allí, Bianco expresó que históricamente las provincias negociaban obras o recursos para acompañar la aprobación del Presupuesto nacional y que ahora "utilizan los permisos de endeudamiento como medida de cambio, algo que es sólo un trámite". Efectivamente, se trata de una cuestión técnica que el Gobierno busca convertir en una política para amigos.
Lo curioso era que, sólo en los últimos días, la gestión porteña de Jorge Macri y la santafesina de Maximiliano Pullaro salieron a tomar deuda sin que hubiera ninguna reacción parecida de parte de la Casa Rosada. Todo lo contrario: Milei felicitó a su antiguo enemigo Macri y consideró la toma de deuda porteña "un anticipo cierto de la Argentina grande y próspera por la que trabajamos". Por eso, en la Provincia creían que la amenaza de no convalidar el endeudamiento bonaerense era más para consumo de los medios oficialistas que otra cosa. "A ellos les conviene que Buenos Aires, que representa la tercera parte del PBI nacional, funcione como un relojito y no se atrase en sus deudas. Si la capacidad de la Provincia es mala, también va a ser mala la de otras provincias y, en definitiva, la del país. Por eso creemos que la van a avalar", concluían en el entorno de Kicillof.
