“El principio del fin”. Durante el fin de semana, en filas libertarias y aliadas predominaron la incredulidad, la desolación, la bronca y la sensación de esperar el impacto. "Como un virus", el escándalo que involucra a José Luis Espert se esparce y no conoce fronteras. El golpe a La Libertad Avanza trasciende los límites de Buenos Aires y tiene consecuencias concretas en el resto del país.
El viernes, Espert se acercó a Olivos por iniciativa propia, según contó él mismo en Radio Mitre. Distintas fuentes ratificaron —pese a la negativa del candidato de La Libertad Avanza— que lo hizo para presentar su renuncia, y que fue Javier Milei quien le indicó permanecer en el cargo. No le dio explicaciones a nadie por ese pedido.
“El Presidente lo convenció de no bajarse”. “Decisión y capricho presidencial 100%”. “Es Milei contra Milei”. Muchas frases en la misma dirección, provenientes de distintos sectores, describen las horas de zozobra libertarias. El problema dejó de ser solo Espert para pasar a ser el jefe de Estado.
Desde que estalló el escándalo, las presiones internas para correr a Espert de la carrera electoral fueron contundentes y masivas. Incluso con expresiones públicas de principales funcionarios del gabinete, como Patricia Bullrich y Guillermo Francos, dos personas alineadas con la necesidad de tener una posición clara frente a esta situación.
“Ya ni siquiera se busca explicación al asunto, porque no hay explicación”. En la serie de posibles razones que tendría Javier Milei para sostener a Espert se encuentran: la creencia de que el Presidente está convencido de que es una operación, pese a las pruebas existentes; la intención del jefe de Estado de no darle la razón a Mauricio Macri, con quien se reunió a pedido del gobierno de Estados Unidos y le pidió cambios; el cumplimiento de su palabra con el actual diputado; una relación más personal, no solo de amistad; o simple capricho.
"Como un virus", el escándalo Espert creció de manera exponencial y, al no haberlo cortado a tiempo, la campaña de La Libertad Avanza en Buenos Aires se complicó. El jueves, Diego Santilli, quien se puso la carrera electoral al hombro, caminó por Morón y no recibió más que una pregunta sobre el tema. Pero las acusaciones se profundizaron el viernes y el conflicto escaló. Esta semana volverá a tener agenda en territorio, puntualmente en San Isidro y Mar del Plata.
A esta altura, una voz muy angustiada por la situación aseguró que será imposible hacer campaña en cualquier lugar. Donde vayan, le preguntarán a cada candidato o funcionario por este asunto. “Nos aniquila”, no solo en Buenos Aires o en la Ciudad, sino en todo el país. Salvo uno o dos lugares, se pronosticó un futuro negro para las elecciones de octubre, aunque el impacto en el interior todavía es una incógnita: en ciudades grandes, el golpe fue claro, pero en las más pequeñas no tanto.
Un mal resultado electoral, se interpretó, solo profundizará una crisis política ya aguda y un conflicto económico que, aún con múltiples anuncios, nunca logró frenar su sangría. Incluso se llegó a poner en duda el futuro del gobierno ante un escenario semejante.
A más de uno se le derrumbó el castillo de naipes. Javier Milei dejó de ser la persona inteligente y capaz que algunos creyeron ver al comienzo del proyecto. El partido tampoco pareció tan sólido, ya que solo ganó una elección: un balotaje. El manejo de las crisis dejó mucho que desear: o Santiago Caputo realmente no tiene libertad para jugar y contener imprevistos, o tal vez no sea el genio que se dijo que era. Después del 26 de octubre seguramente haya fugas, si no se adelanta alguna. Varias personas ya no se sienten cómodas.
“Todo el esfuerzo que hicimos es para dejarles a ellos el país que nosotros nunca pudimos tener. Este es el camino. No aflojemos”, dijo Patricia Bullrich en su cuenta de X este sábado. La ministra y candidata a senadora por CABA se mostró con Alejandro Fargosi, su cabeza de lista de diputados. Sin ninguno de los Milei, la funcionaria volvió a hacer campaña.
Patricia tiene un discurso y perfil propios, y se espera que sostenga su posición frente al caso que involucra a José Luis Espert. Una diferenciación clara, no del diputado, sino directamente del Presidente que decidió bancarlo pese a los cuestionamientos internos y externos. Un cuestionamiento, no al proyecto económico sino a una persona.
El primero que se sacó una foto con Milei en medio del escándalo fue Rogelio Frigerio, gobernador de Entre Ríos. En aquel distrito, donde la temperatura del sábado fue de 30 grados y los Milei llegaron con tres camperas y un abrigo para nieve, La Libertad Avanza y la coalición local lograron un acuerdo electoral. Esa foto fue en el marco de una campaña imposible.
El viernes, lo único que querían los aliados y candidatos era un corrimiento de Espert para poder empezar a hacer campaña. El nombre y la cara del diputado iba a quedar en la boleta por cuestión de tiempos. Pero, al menos, era un gesto. Por ahora, ese gesto no llegó, y “el Profe” ratificó su postulación.