Trump, Milei, China y los límites de la doctrina Cohn

El republicano se vende como el más fuerte pero no logra sostener la confrontación con Xi Jinping. LLA y el crimen de usar nueva deuda para resucitar un plan que fracasó. Salarios y reservas, los dos frentes explosivos camino a octubre. 

20 de abril, 2025 | 00.05

En la pelicula “El Aprendiz”, el abogado anticomunista Roy Cohn le da al joven Donald Trump los tres consejos más importantes de su vida. “Ataca, ataca y ataca. No admitas nada, niega todo. Pase lo que pase, proclama la victoria y nunca asumas la derrota”, le dice. La carrera del magnate republicano está marcada por esa guía. Ir en forma permanente a la ofensiva, negar la debilidad propia y viralizar su vamos ganando, incluso contra toda evidencia. Pionero de la postverdad, Cohn le enseñó a Trump la tesis que intenta poner a prueba por enésima vez: si se vende como fortaleza y autoconfianza, lo que hoy es fragilidad y humillación, mañana puede ser victoria. 

Cohn debutó como fiscal estrella cuando en los años 50 logró la condena a muerte de Julius y Ethel Rosenberg, el matrimonio ejecutado en la silla eléctrica bajo la acusación de haber sido espía soviético. La película de Ali Abbasi muestra cómo Trump se educa en el lenguaje brutal de Cohn y crece bajo su ala durante más de una década para después abandonarlo con desprecio en su agonía. 

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En su segundo mandato, Trump está otra vez aplicando el manual del bon vivant neoyorquino que fue asesor principal del senador Joseph McCarthy. El presidente de Estados Unidos no reconoce que se equivocó con la guerra arancelaria y busca una negociación con China en la que finge ser el más fuerte. El problema es que está perdiendo.

En un nuevo marcha atrás, hace unos días Trump tuvo que eximir de los aranceles recíprocos a teléfonos inteligentes, computadoras portátiles y otros productos electrónicos que representan el 22% de lo que su país importa de China. 

Los analistas explican el error de Trump. Salvo los semiconductores de alta gama, que están restringidos desde hace tiempo, hoy no hay nada de lo que China compra en Estados Unidos que no pueda obtener en otros países. En cambio, son demasiados los productos que Estados Unidos importa de China y no puede sustituir fácilmente. En un artículo publicado en inglés en los últimos días, Warwick Powell explicó que la dependencia fundamental de Estados Unidos se da en las cadenas de suministro de bienes intermedios y minerales críticos. Como parte de su represalia, China prohibió hace 5 días la exportaciones de siete minerales críticos que son claves para la defensa y las industrias automotriz, aeroespacial y de semiconductores norteamericanas.

A Trump cada vez le cuesta más sostener el enfrentamiento: el aumento de los insumos golpea a los consumidores, destruye empleo y retrae inversiones. En paralelo, su rival sale a responder por primera vez en público y los fabricantes chinos le muestran al mundo que producen muy barato lo que las grandes marcas venden caro en Occidente. Profesor adjunto en la Universidad Tecnológica de Queensland e investigador principal en el Instituto Taihe de Beijing, Powell afirma que la crisis podría derivar en boicots de consumidores o llevar a las grandes marcas a promover la venta directa y evitar la intermediación del comercio minorista donde trabajan 16,4 millones de estadounidenses.

Para el autor de “China, confianza y cadenas de suministro digitales”, Trump se equivoca en su estrategia y las razones de China para lograr un entendimiento son las del adulto mayor en la sala. “La confianza de Trump en los aranceles es infundada y consecuencia de una nostalgia peligrosa (...) Negociar una distensión es necesario porque un Estados Unidos empobrecido y desvinculado no beneficia a nadie”, escribió. Desde su punto de vista, el riesgo es que Estados Unidos reduzca su participación en las relaciones económicas globales y en las instituciones internacionales. China, dice, necesita evitar una mayor inestabilidad interna en EEUU, algo que desataría una nueva crisis global. 

La debilidad de Trump quedó expuesta el jueves pasado, cuando el director ejecutivo de Nvidia, Jensen Huang, llegó a China. Aunque la administración republicana le prohibió a la empresa venderle a Beijing el chip de inteligencia artificial H20, la Televisión Central de China mostró al taiwanes Huang de inusual traje y corbata y la agencia estatal de noticias Xinhua informó que el jueves a la noche se reunió con el viceprimer ministro He Lifeng. Además, según Financial Times, el CEO de Nvidia mantuvo un encuentro con el fundador de DeepSeek, Liang Wenfeng. Mientras un comité bipartidista del Congreso de Estados Unidos reclama que Nvidia informe sobre los chips que le vendió a DeepSeek para desarrollar su chatbot de código abierto, Huang afirmó que China sigue siendo un mercado muy importante para su firma y prometió cumplir con los controles de exportación de Trump.

El reclamo de Scott Bessent a Milei para que Argentina cancele el swap con China se inscribe en un mapa donde Estados Unidos hace ruido con gritos de impotencia. Si Trump acredita décadas como experto en negar la evidencia de la derrota, Milei es un aprendiz tardío que hace méritos. El argentino entrena a la secta de gobierno en la política de edulcorar el fracaso y presenta la segunda devaluación del peso como un paso decisivo en su camino al cielo. Pero la campaña publicitaria contrasta con el traslado a precios que golpea en el mostrador. De ahí, la presión de Caputo sobre las alimenticias para dilatar la nueva temporada de aumentos que ya se siente en todos los rubros y el inédito sentimiento patriótico que floreció en hiperremarcadores como Federico Braun. 

Ante una inflación que se perfila para encadenar cuatro meses de suba consecutiva, con proyecciones en torno al 5% para abril, el gobierno quiere utilizar los salarios como ancla principal. El plan hace agua: en el presupuesto 2025, Milei proyectó un 18% de inflación para todo el año, pero en el primer trimestre ya llegó al 8,6%.

Después de atenuar los controles cambiarios y sepultar el crawling peg, Milei y Caputo se delataron como parte de la fiesta del mercado. Con datos de febrero, el todavía ministro salió a festejar que los salarios registrados le ganaron a la inflación sin aclarar que la mejora se debía que las horas trabajadas aumentaron un 5% en el mismo período. Para el especialista en el mundo del trabajo Matías Maito, lo que existe es un crecimiento de la intensidad laboral. Una posibilidad, dice, es que en medio de la inestabilidad, las empresas estén optando por aumentar las horas extra antes que por contratar más trabajadores. De ser así, la devaluación y la recesión pueden cortar en forma automática ese proceso. 

La mejor desmentida a Caputo la hicieron los choferes de la UTA que se concentraron el miércoles último en Ingeniero Maschwitz y la rotonda de San Justo para pedir que el sindicato deje de conciliar. Los trabajadores de las empresas DOTA, La Cabaña, Ideal San Justo, La Perlita y Almafuerte trabajan entre 10 y 12 horas y cobran menos de un millón de pesos de salario neto. El colaboracionista Roberto Fernandez, que decidió no adherir al paro nacional, no los representa. Igual o peor es la situación de los millones que trabajan en la precariedad, un ejército que -lo muestra el INDEC- crece fuerte bajo Milei mientras se destruyen empleos formales. Desde su burbuja, el presidente y los amantes de la ópera que se juntan en el microcine de Olivos todos los domingos no pueden ni quieren verlo. 

Milei y Caputo no se conforman con incrementar la deuda en 30 mil millones de dólares. Además, tal como lo expresó el presidente en X, desafían la meta de acumulación de reservas que fija el FMI y juegan a que el dólar caiga hasta los 1000 pesos para comprar. El plan es recrear la bicicleta financiera para mantener el dólar planchado y evitar que la imagen de Milei siga cayendo. El gobierno ya se olvidó de que fue a pedirle socorro al Fondo y está dispuesto a quemar otra vez las reservas que consiguió vía endeudamiento. El FMI financia el experimento y vuelve a mirar para otro lado. Pero el nuevo préstamo ya le cuesta caro a la Argentina. El ex vicepresidente del Banco Central Jorge Carrera estima que, sólo en intereses y comisiones, los intereses de la deuda serán a partir de ahora de 3000 millones de dólares al año. 

Si Milei, Caputo y su socio Santiago Bausili quisieran cumplir con la meta del Fondo, las reservas netas deberían crecer 5 mil millones en los próximos dos meses y 10 mil millones hasta el cierre del año. Lo muestra el último informe de la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia. A eso, hay que sumarle los 4500 millones que vencen el 9 de julio y hay que pagarle en su mayoría a los fondos de inversión de Wall Street. Si además quisieran cumplir con la exigencia de Bessent y devolverle a China los 18 mil millones de dólares del swap de monedas, el presidente debería estar desesperado por acumular reservas y no cantando “mandril, decime qué se siente”. Juega con fuego, como si el apoyo fuera incondicional.

Milei se arriesga a confrontar con el agronegocio en el año electoral. La amenaza de subir retenciones tiene detrás la exigencia del Fondo. En los pueblos rurales que votaron a Milei ¿están dispuestos a financiar un año más de carry trade para que el presidente atraviese con aire el test de medio término?

No es solo el campo se queja del modelo inviable del presidente. El sector de hidrocarburos se ve perjudicado por el combo de la crisis global y el tipo de cambio que Milei quiere sostener, ahora con nueva deuda. El escenario internacional no ayuda. A la guerra comercial, se suma que la OPEP y Rusia anunciaron un aumento en la producción conjunta de petróleo de 411.000 barriles diarios a partir de mayo. Es un bazookazo que triplica los 140.000 barriles diarios que esperaba el mercado para el mes que empieza y pone fin a los recortes en la  producción.

“Cada 10 dólares menos que cotiza el barril, la industria pierde 2500 millones de dólares, Además, los costos en dólares aumentaron un 35% en el cuarto trimestre de 2024 en relación a 2023”, le dijo a El Destape un consultor que trabaja con las empresas. En una semana en la que Vista se convirtió en el mayor productor privado de Argentina con la compra de los activos de Petronas y PAE anunció el descubrimiento de shale en el megayacimiento de Cerró Dragón, las dudas con respecto al gobierno persisten. Los exportadores se quejan porque venían ganando con la brecha y el fin del dólar blend los perjudicó. Empresarios pesados del sector vienen de hacer una mala inversión: haber creído en la candidatura fallida del ultraconservador Manuel Garcia Mansilla, el ex directivo de la Camara de Exploracion de Hidrocarburos que fue de paseo a la Corte Suprema. Por último, está la tensión de Techint que se ve incrementada por las diferencias del CEO de Tecpetrol con su ex subordinado, el presidente de YPF Horacio Marin.

Es la escena de fondo que el gobierno busca disimular con promesas de que, a partir de diciembre, un Congreso pintado de violeta empezará a votar la biblia del FMI, con la reforma previsional y laboral en primer lugar. Milei cantó contra TN y La Nación en la promiscuidad de su charla con Fantino y amaga con jugar para impedir que Cristina sea candidata en este turno electoral. Mientras unos presionan sobre la Corte Suprema y esperan tener a Ricardo Lorenzetti -herido por el fracaso ruidoso del operativo Lijo- como aliado, Francos parece haber incidido en que los dos senadores que responden al gobernador de Santa Cruz voten el proyecto de Ficha Limpia. El mismo día que Francos disertaba en el Congreso y Patricia Bullrich reprimía a los jubilados en la calle, Vidal -un ex sindicalista petrolero hoy cercano a la extrema derecha- compartía entre sus amigos los elogios que el jefe de gabinete le dedicaba por su predisposición a acompañar el ajuste más grande de la historia..