Dónde fue el atentado a la AMIA: la ubicación y las fotos del 18 de julio de 1994

El atentado a la AMIA, uno de los episodios más oscuros de la historia argentina, ocurrió el 18 de julio de 1994 en pleno barrio de Once. Allí funcionaban instituciones claves de la comunidad judía. Fotos históricas, la memoria viva y un reclamo de justicia que resiste al paso del tiempo.

18 de julio, 2025 | 00.00

El lunes 18 de julio de 1994, a las 9:53 de la mañana, una explosión en Pasteur 633, en pleno barrio de Once, destrozó no solo un edificio: partió la historia de la comunidad judía argentina y dejó una herida abierta en toda la sociedad. La bomba demolió la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) y el Instituto Científico Judío (IWO), instituciones claves para la vida cultural, política y social del judaísmo en Argentina.

Aquel edificio, inaugurado en 1945, era un testigo viviente de la historia. Entre sus paredes hubo actos culturales, reuniones políticas y se protegió un vasto archivo que se perdió entre los escombros. Ahora, cada 18 de julio, miles recuerdan a las 85 víctimas fatales y los cientos de heridos, al mismo tiempo que se exige la verdad y la justicia que aún siguen sin llegar.

El edificio de Pasteur 633: corazón de la comunidad judía

El atentado voló por los aires a la AMIA, la DAIA y el IWO. La primera sede, fundada en 1894, cumplía ese año su primer siglo de vida como epicentro de la organización social y cultural de la colectividad. La DAIA, creada en 1935 para representar políticamente al judaísmo argentino frente al auge del antisemitismo, y el IWO, guardián de una valiosa biblioteca y archivos, completaban un edificio simbólico de la vida judía porteña.

Atentado a la AMIA.

Aquel lunes, la bomba arrasó con todo. Las imágenes que captó el fotógrafo Julio Menajovsky muestran lo indescriptible: toneladas de escombros, rescatistas buscando sobrevivientes entre grietas y familiares desesperados. La escena fue, y sigue siendo, una postal del horror.

Atentado a la AMIA.

El instante del horror y la reacción popular

En 1994, Menajovsky trabajaba a unas 8 cuadras de la AMIA. Cuando escuchó la explosión, empezó a caminar por la calle Viamonte en dirección a Pasteur. "Tres cuadras antes de llegar escuché a una mujer gritando 'explotó la AMIA'. No fui corriendo, sabía que me iba a encontrar con algo que no iba a ser agradable. Fui por un instinto, soy periodista y estaba con la cámara colgada”, recordó al ser entrevistado en 2023.

Al llegar al lugar vio ambulancias, gente aturdida y una montaña de escombros que lo conmocionó: “Me agarró absolutamente desnudo de herramientas para saber cómo se fotografía eso. Esa perplejidad tuvo un impacto fuerte en mí. Durante mucho tiempo pensé que había fracasado como profesional. Entendía que mis fotos no estaban buenas, que yo me había dejado llevar por lo primero que me había parecido, que tendría que haber tomado distancia, haber hecho un mínimo reconocimiento de qué era lo que había porque toda la cuadra de Pasteur entre Viamonte y Tucumán era tierra arrasada y había centenares de personas en el medio. Estaban pasando muchas cosas al mismo tiempo y yo me quedé ahí con lo que primero me apareció”.

Atentado a la AMIA.

En las imágenes hechas por Menajovsky ese día está presente la marca personal del impacto. Para el fotógrafo, cada lugar, momento y circunstancia requiere una respuesta específica: “Ponemos mucha energía en la pureza de la foto y no en la naturaleza del acontecimiento que está corriendo delante de nuestros ojos. A veces me parece mejor no mirar lo que uno está haciendo para concentrarse en lo que está pasando”, explicó.

Las imágenes de Menajovsky dejan ver la verdadera dimensión de un hecho que aún hoy sigue impune: “No hay un solo preso. Uno hoy ve esas fotografías y puede preguntarse por qué no hubo justicia, quiénes hoy día todavía están impidiendo que se sepa la verdad”, concluyó.

Atentado a la AMIA.

Un reclamo que sigue vivo

El atentado a la AMIA no es solo una tragedia del pasado. Es un caso sin resolver que expone complicidades, encubrimientos y una deuda del Estado argentino con sus víctimas. Las fotos de aquel edificio destruido y de los familiares sosteniendo fotos de sus muertos son la denuncia más potente contra la impunidad.

Atentado a la AMIA.

Cada 18 de julio, Buenos Aires, ciudades del interior y comunidades judías del mundo recuerdan a las víctimas. El edificio de Pasteur 633, reconstruido, hoy es también un memorial. Pero la pregunta sigue resonando, igual de urgente que hace 30 años: ¿Quién puso la bomba? ¿Quién la permitió? ¿Quién encubrió?