En el fondo del mar argentino todavía hay mucho por descubrir. Lo confirma una reciente expedición científica que recorrió parte del talud continental, una región submarina clave que desciende abruptamente desde la plataforma hacia las zonas más profundas del océano. Allí, a más de 3.000 metros de profundidad, donde no llega la luz solar y la presión sería insoportable para cualquier humano, un grupo de especialistas del CONICET realizó un streaming en vivo captando organismos extraordinarios, muchos de ellos nunca antes vistos en esta parte del mundo. Uno de ellos es Benthodytes violeta, que los usuarios bautizaron como "batatita".
Lo que comenzó como una misión de investigación de hábitats marinos vulnerables terminó siendo una experiencia de divulgación masiva. Las imágenes sorprendentes de animales transparentes, esponjas gigantes y estrellas de mar con colores brillantes hicieron estallar las redes. Pero la aparición de la "batatita" eclipsó al resto: se trata de una criatura de cuerpo gelatinoso, textura viscosa, color violeta intenso, que los científicos conocen como "Benthodytes": "Es una especie de pepino de mar perteneciente a la familia Psychropotidae. Los pepinos de mar están emparentados con las estrellas de mar, ofiuras, erizos de mar y lirios de mar; estos cinco grupos conforman el filo de los equinodermos, un grupo de invertebrados exclusivamente marinos. El epíteto específico “violeta” hace referencia al característico color violeta que tiene este animal”, cuenta sobre sus particularidades Jonathan Flores, doctor en Ciencias Biológicas, becario postdoctoral en IBIOMAR (CCT CONICET-CENPAT) e integrante del Grupo de Estudios del Mar Profundo de Argentina (GEMPA).
El especialista comenta que este organismo fue descrito por primera vez en el 2014 por Mariano Martinez, Francisco Solís-Marín y Pablo Penchaszadeh, a partir de especímenes recolectados en el Cañón Submarino Mar del Plata (Argentina), durante la expedición “Talud Continental I” (2012) a bordo del Buque Oceanográfico "Puerto Deseado" del CONICET. En uno
Hábitos, características y notas sobre la “Batatita”
El apodo “batatita” surgió en pleno vivo, cuando los investigadores intentaban describir lo que veían: algo entre una berenjena y un peluche extraterrestre. Su andar lento y gracioso, deslizándose por el lecho marino, ayudó a convertirla en el bicho más simpático de la expedición. Pero detrás del chiste, hay ciencia pura: “Los pepinos de mar cumplen un rol ecológico vital al reciclar la materia orgánica del fondo oceánico y forman parte de la red trófica en estos ambientes, por lo que conocer nuevas especies es clave para entender cómo funcionan estos ecosistemas profundos. Benthodytes violeta habita en fondos blandos con sedimentos barrosos a profundidades de entre 1500 y 2000 metros”, comenta Flores.
Sobre su llamativo color, el investigador sostiene que “si bien no hay muchos estudios sobre el tema, podría deberse a pigmentos ingeridos al alimentarse. También, podría estar asociado a una adaptación para la vida en las profundidades. Estos colores funcionan como camuflaje, ya que no reflejan luz en un entorno donde penetran escasamente longitudes de onda de tonalidades azul-verde y casi sin luz roja, lo que facilita que el animal se mezcle con el fondo oscuro y evite ser detectado por otros organismos”.
MÁS INFO
No se conoce mucho sobre las redes tróficas (representación gráfica de las interconexiones entre las diferentes cadenas alimenticias dentro de un ecosistema, mostrando quién se come a quién) en los ecosistemas de aguas profundas. Benthodytes violeta habita un ecosistema de baja presión predatoria, pero no está completamente libre de amenazas. Su principal estrategia defensiva es el camuflaje, y sus posibles depredadores podrían incluir peces abisales, estrellas de mar carnívoras y crustáceos bentónicos.
Respecto de otra de sus caracteristicas más salientes, Flores sostiene que la Benthodytes violeta tiene el cuerpo aplanado, blando y de color violeta, con borde festoneado, como adaptación a la vida en el fondo marino profundo. “Puede alcanzar hasta 20 cm de largo. La boca se ubica en posición ventral y el ano terminal. La forma de “batata” no escapa al aspecto característico de la gran mayoría de los pepinos de mar. Son animales vermiformes, alargados, pueden medir desde unos milímetros o hasta alcanzar los dos metros de largo, la boca y el ano se ubican en cada extremo del cuerpo”, comenta el biólogo.
Los investigadores sostienen que la Benthodytes violeta cumple funciones ecológicas fundamentales como reciclador de materia orgánica, modificador del hábitat bentónico y forma parte de la red trófica de los ecosistemas marinos profundos. Además, es un organismo valioso para estudios sobre la biodiversidad y el funcionamiento de ecosistemas abisales.
MÁS INFO
Hasta el momento, la Benthodytes violeta sólo ha sido registrada en el Mar Argentino, lo que la convierte en un hallazgo notable para la fauna abisal del Atlántico Sur. Puede tratarse de una especie endémica o simplemente subregistrada en otras zonas profundas aún poco exploradas. Flores sostiene que “su estudio aporta información valiosa y estratégica sobre la biodiversidad de profundidad, especialmente en regiones poco exploradas como el Mar Argentino. Avanzar en estudios sobre esta especie permite revelar la riqueza oculta de la biodiversidad profunda, comprender las funciones ecológicas clave de especies bentónicas, y respaldar acciones de conservación en uno de los ecosistemas más frágiles y menos conocidos del planeta. Su rareza, distribución limitada y valor ecológico sugieren estudios detallados mediante herramientas modernas como ROVs, genética, microscopía electrónica. Estos estudios pueden derivar en acciones de protección o manejo si se confirma su vulnerabilidad o endemismo”.
El hallazgo de esta especie subraya de forma contundente cuán poco conocemos sobre los fondos marinos del Mar Argentino, especialmente en sus zonas profundas. Es una muestra clara de que aún existe un vasto universo por descubrir en el océano, incluso dentro de jurisdicciones nacionales.