Crece la alerta por La Niña: confirman desde cuándo podría alterar el clima global y afectar a la cosecha

Según el último reporte de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el mundo debe prepararse para los efectos de La Niña en distintas partes del mundo.

04 de septiembre, 2025 | 16.40

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió que el regreso de La Niña podría empezar a impactar en los patrones climáticos globales desde este mes. De acuerdo al organismo, hay un 55% de probabilidad de que las temperaturas de la superficie del mar en el Pacífico ecuatorial se enfríen hasta alcanzar niveles característicos del fenómeno entre septiembre y noviembre de este año. 

Sin embargo, a pesar del efecto transitorio provocado por La Niña, se espera que las temperaturas sigan siendo superiores a la media en gran parte del mundo. Este fenómeno está asociado con el enfriamiento de las aguas en el Pacífico central y oriental, lo que incrementa las probabilidades de inundaciones y sequías en distintas regiones del mundo, que tienen consecuencias directas sobre la agricultura, los cultivos y la seguridad alimentaria.

¿Qué dice el informe de la Organización Meteorológica Mundial?

Desde marzo de 2025 persisten las condiciones neutras con respecto al El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), es decir, que no se corresponden con un episodio puntual de El Niño ni de La Niña. Sin embargo, la OMM destaca que en los próximos meses, puntualmente desde septiembre de 2025, "esas condiciones evolucionarán gradualmente hasta ser compatibles con un episodio de La Niña".

Como se precisó, las temperaturas de la superficie del mar del Pacífico ecuatorial podrían bajar hasta alcanzar valores acordes con un episodio de La Niña es del 55 %, mientras que "la probabilidad de que se mantengan en el intervalo característico de condiciones neutras en cuanto al ENOS se cifra en el 45 %".

Para los meses de octubre a diciembre de 2025, la probabilidad de que se impongan condiciones típicas de La Niña aumenta ligeramente hasta situarse cerca del 60 %. Por otro lado, "la probabilidad de que se forme un episodio de El Niño entre septiembre y diciembre es escasa", aseguró el informe.

"Los pronósticos estacionales de El Niño y La Niña, y de las repercusiones que acarrean en las condiciones meteorológicas, son una importante herramienta que nos ayuda a comprender mejor nuestro clima. Permiten ahorrar millones de dólares en sectores clave como los de la agricultura, la energía, la salud y el transporte, y han contribuido a salvar miles de vidas cuando se han utilizado para orientar medidas de preparación y respuesta", declaró la Secretaria General de la OMM, Celeste Saulo.

la OMM destaca que en los próximos meses, puntualmente desde septiembre de 2025, "esas condiciones evolucionarán gradualmente hasta ser compatibles con un episodio de La Niña".

¿Qué es La Niña?

La Niña es un fenómeno periódico que produce un "enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales de las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial", además genera otras alteraciones como la circulación atmosférica tropical, puntualmente, cambios en los vientos, la presión y las precipitaciones. 

El fenómeno tiene efectos climáticos opuestos a los que provoca El Niño, especialmente en las regiones tropicales. Hoy, ambos fenómenos tiene lugar en un contexto más amplio del cambio climático antropógeno, que provoca un aumento de las temperaturas mundiales, exacerba los eventos meteorológicos extremos y altera la configuración de las temperaturas y las precipitaciones estacionales.

¿Cómo afecta La Niña a la cosecha?

Los pronósticos estacionales permiten anticipar impactos y planificar respuestas, lo que se traduce en ahorros importantes para el sector agrícola, el energético, el transporte, y la salud. Como La Niña puede desencadenar una sequia de lluvias y temperaturas altas, estas perjudican los cursos y reservas de agua, lo que afecta a las áreas mencionadas y pueden tener impacto a escala global sobre las cadenas de suministros y los precios de las commodities.

El efecto de la sequía sobre la producción agrícola puede llevar a pérdidas económicas significativas. La última que tuvo lugar en Argentina durante 2023 dejó pérdidas de cultivos del 50%, en el caso de la soja fue la peor desde 1999.