Tras varios días con condiciones mayormente estables y temperaturas agradables, el tiempo en la Ciudad de Buenos Aires se prepara para un cambio abrupto. De acuerdo al pronóstico del Meteored, una seguidilla de jornadas inestables comenzará a desarrollarse a partir del jueves por la noche, con un aumento significativo de la nubosidad y la llegada de lluvias y tormentas.
El viernes será el día clave: se esperan lluvias y tormentas aisladas durante gran parte de la jornada, especialmente desde la madrugada y en las primeras horas del día. Si bien no se anticipan fenómenos extremos de forma generalizada, sí podrían registrarse chaparrones intensos en cortos períodos de tiempo, acompañados por ráfagas de viento. Esta situación será consecuencia del avance de un frente frío que provocará una transición marcada en el estado del tiempo.
El sábado continuará la inestabilidad, aunque con precipitaciones más dispersas. Recién hacia el domingo se espera una mejora paulatina en las condiciones meteorológicas, con una baja de las temperaturas máximas que rondarán los 14 a 16 grados. No obstante, la presencia de nubosidad persistente podría generar una sensación térmica menor, especialmente durante las mañanas y noches.
Este nuevo episodio de mal tiempo responde a la dinámica típica del invierno en la región central del país, con entradas de aire húmedo y cálido que, al chocar con masas de aire más frías, generan tormentas. Desde el Servicio Meteorológico recomiendan seguir de cerca las actualizaciones en los pronósticos, ya que podrían emitirse alertas en las próximas horas si las condiciones lo ameritan.
Qué es la "bomba polar" que golpeó a Argentina en mayo 2025
En medio de un invierno que avanza con vaivenes térmicos, el meteorólogo José Bianco desmintió los titulares alarmistas que anticipaban la llegada inminente de una "bomba de frío polar" a la Argentina. En declaraciones recientes, explicó que basarse en simulaciones a siete días “no es muy científicamente correcto” y que este tipo de pronósticos deben analizarse con cautela, dado que la atmósfera presenta altos niveles de incertidumbre más allá de los cuatro o cinco días.
Según Bianco, la predicción de una ola polar extrema pudo haber estado vinculado a la presencia de un sistema de baja presión, fenómeno que puede producir cambios abruptos en el clima. Sin embargo, insistió en que los modelos meteorológicos a largo plazo son inestables y que, en lugar de generar pánico, es mejor observar la evolución del clima día a día. "Deduzco que esto tiene que ver con un sistema de baja presión. Porque la atmósfera en estas situaciones tiene cierta incertidumbre más allá de los 4 o 5 días y hay que tomar con muchas comillas este tipo de pronósticos", indicó. Para reforzar su postura, el meteorólogo presentó una proyección contraria: un sistema de alta presión que se instaló el miércoles 28 de mayo sobre el centro del país. Esta situación, explicó, generaría muy poco viento, un factor que reduce drásticamente las probabilidades de un evento polar extremo. En este contexto, el frío que podría sentirse durante la semana no superaría los niveles normales para esta época del año.