Las lesiones medulares son una causa principal de discapacidad en adultos jóvenes a nivel mundial, con entre 250 mil y 500 mil nuevos casos anuales, según la Organización Mundial de la Salud, en su mayoría por accidentes graves. Estas lesiones afectan severamente la calidad de vida, ya que las terapias actuales no logran restaurar completamente la función motora y sensorial.
En busca de soluciones regenerativas, un equipo liderado por Ramiro Quintá, investigador del CONICET en el Hospital Alemán, logró avances prometedores al administrar la proteína Netrina-1 en ratas con lesiones medulares crónicas que simulan las condiciones humanas tras accidentes automovilísticos. El estudio fue publicado en el Journal of Neurotrauma, una referencia internacional en neurotrauma.
Quintá explicó que la médula espinal funciona como un canal que conecta el encéfalo con el resto del cuerpo, y cuando se corta, “no hay chances de empalme (fusión)”, por lo que la clave está en la reparación y reconexión. La inyección de Netrina-1 reconectó fibras nerviosas en el modelo preclínico y permitió que los animales recuperaran el movimiento en las tres articulaciones principales: cadera, rodilla y tobillo. Además, recuperaron fuerza para trepar, orientarse y escalar.
El investigador remarcó que estos resultados son “alentadores” y los impulsan a avanzar para que en algún momento se puedan realizar ensayos clínicos en humanos que confirmen la seguridad y eficacia del tratamiento.
Qué es la Netrina-1
Netrina-1 es una proteína que actúa durante el desarrollo embrionario facilitando el crecimiento y conexión tridimensional de los axones, los cables nerviosos que van desde el cerebro a la médula espinal. Quintá detalló que esta proteína modula el tracto córtico espinal, la estructura que controla el movimiento voluntario, y que justamente es la más afectada en lesiones medulares.
El equipo utilizó Resonancia Magnética y microscopía para observar que la aplicación de Netrina-1 estimuló el crecimiento de axones en el tracto córtico espinal y otras vías neuronales que regulan el movimiento, evidenciando su potencial terapéutico.
Este estudio se suma a una investigación previa de 2021 que ya había demostrado efectos positivos de Netrina-1 en un modelo agudo de lesión medular. Ahora, el foco está en las lesiones crónicas, que representan la mayoría de los casos en pacientes reales, ya que en un período de seis meses a un año la lesión pasa de aguda a crónica y las mejoras espontáneas son mínimas.
Quintá subrayó que las lesiones medulares crónicas no tienen cura aún, y los tratamientos actuales son paliativos, basados en kinesiología y medicina fisiátrica. Por eso, profundizar esta línea de investigación podría abrir nuevas puertas para la rehabilitación y calidad de vida de quienes sufren estas lesiones.
Además de Quintá, participaron Julieta Schmidt, Ana Uceda, Alejandra Sgariglia y el doctor Ricardo Battagino, de la Universidad de Miami, aportando al trabajo interdisciplinario.
