A poco más de dos semanas del brutal triple narcofemicidio en Florencio Varela y mientras la investigación avanza en busca de los dos sospechosos señalados de haber formado parte de la banda y posiblemente ser los brazos ejecutores, se conoció una foto que consta en el expediente y que demuestra que existía algún tipo de relación entre Tony Janzen Valverde Victoriano, conocido como “Pequeño J”, y Lara, la menor asesinada. Esa relación, creen los investigadores, está ligada a la hipótesis de un robo primero y luego de un operativo que realizaron desde la banda para engañar a la adolescente para que no les tema y así convencerla de ir hacia el lugar donde las asesinaron. Parte de esa hipótesis se reconstruye a través de las distintas declaraciones que se fueron sumando a la causa, la mayoría previo al hallazgo de los cuerpos, y que desde el inicio de la investigación pusieron la zona de Flores como el foco de investigación y los vínculos y llamados alrededor de la menor como un punto clave para encontrar a los asesinos.
En el expediente se sumó el testimonio de una amiga de Lara que resultó ser de vital importancia para buscar a los asesinos. Fue el 23 de septiembre, cuando se cumplían 4 días de la desaparición de las jóvenes y poco antes del hallazgo de los cuerpos, cuando una amiga menor de edad relató una secuencia que llamó la atención de los investigadores y llevó a buscar distintas pruebas alrededor de la zona del barrio de Flores. Allí, la adolescente que declaró le señaló a la Justicia que “el 6 de septiembre me pidió que la acompañe ya que se iba a ver con un masculino y no quería ir sola”. Allí explicó que la reunión iba a realizarse en un boliche del barrio de Flores, ubicado en la calle Rivadavia al 7100 que coincide con una bar al que la familia de las chicas había ido a buscarlas el día después de la desaparición porque sabían que frecuentaban ese lugar. Además, la menor también contó un detalle que coincidía con un episodio de la desaparición y detalló que “primeramente las iban a pasar a buscar por la YPF de la rotonda de La Tablada y de ahí se iban a ir a la zona de Morón pero cambiaron el destino” y contó que finalmente tampoco se encontraron en el boliche que conocían sino en un local de comidas rápidas en Av. Rivadavia y Lafuente. En ese momento, quienes investigaban la causa ya contaban con las imágenes de las cámaras donde las chicas subían a una camioneta y allí empezaron a sospechar que el día de la desaparición, mientras las familias creían que iban hacia la zona de Flores, otra vez les habían cambiado el lugar del encuentro y esa posible fiesta.
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La declaración de la amiga de Lara sumó también datos importantes para entender cómo se movían esos amigos de la menor y por qué podría temerles. En el relato, la adolescente describió que ese encuentro se realizó y que participaron dos hombres “de aparente nacionalidad boliviana”. Ese encuentro, detalló la menor, fue alrededor de las 23 horas y contó que uno de los hombres “tendría entre 22 y 25 años, era gordito, de 1,65 metros de altura”. Ahora, tras conocerse la foto, los investigadores descubrieron que ese hombre era nada más y nada menos que “Pequeño J”. En su declaración, la amiga de Lara detalló que el otro hombre era mayor, “de unos 35 a 37 años, gordito, que poseía un tatuaje en el cuello del lado izquierdo que dice ‘Noelia’ y una cicatriz. Además llevaba en la mano izquierda una cinta tipo pulsera de San La Muerte”. Para los investigadores, este hombre está señalado como uno de los ejecutores del triple crimen y actualmente está siendo buscado. En ese relato, la adolescente también detalló que los dos hombres usaban dos celulares cada uno, algo que luego guió a los investigadores cuando buscaban a Tony Janzen Valverde Valverde Victoriano durante su fuga a Perú.
De esta declaración, además, los investigadores pudieron sacar que ese día los hombres le ofrecieron a Lara “un encuentro en un lugar a determinar por dos o tres días, un fin de semana”, una situación que las familias de Morena y Brenda contaron en la denuncia por la desaparición ya que habían escuchado a Lara contar esa propuesta. Allí, quienes trabajaban en la búsqueda de las tres chicas, analizaron que podía tratarse nuevamente de un engaño y que habían utilizado a Lara para sembrar un rastro hacia una zona cuando en realidad habían ido hacia otro lado. Los investigadores no se equivocaban. Fuentes de la investigación detallan que “buscaban ganar tiempo, querían desviar cualquier búsqueda señalando una zona a más de una hora de distancia de donde asesinaron a Morena, Brenda y Lara”. También aprovecharon espacios de la declaración para profundizar la hipótesis alrededor de los engaños a Lara, ya que la amiga de la víctima detalló que los regalos eran constantes y que se trataba no sólo de cenas, sino de dólares, chocolates y peluches, “de parte del boliviano sin que pidiera nada a cambio”.
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Con estos datos y las imágenes que consiguieron los investigadores, en las últimas horas identificaron a otros dos hombres y pidieron la detención. Sin embargo, los nombres de los hombres no trascendieron ya que los investigadores buscan saber si escaparon rumbo al norte del país con el objetivo de escapar cruzando ilegalmente la frontera, como ya lo hicieron Víctor Sotacuro, Pequeño J y Matías Ozorio. De los tres, Sotacuro y Ozorio ya están en Argentina y sólo el señalado como chofer declaró y dio detalles ante la Justicia mientras que el ladero del líder de la banda se negó a declarar. Por su parte, Tony Janzen “Pequeño J” Valverde Victoriano se negó a ser extraditado y sigue detenido en Perú a la espera de un proceso que lo traería dentro de unos meses a la Argentina para enfrentar la acusación como el ideólogo del brutal triple femicidio de Morena, Brenda y Lara.