Quién hizo qué en el triple femicidio: el giro en el caso sin precedentes que conmocionó al país

El Fiscal entrevistó a los procesados por la captura y triple crimen de Morena, Brenda y Lara. Una de las acusadas cambió parte de sus declaraciones pero insistió con la acusación contra “Pequeño J” y sus amigos.

18 de octubre, 2025 | 16.24

Durante una larga jornada en la fiscalía de San Justo, el fiscal Carlos Adrián Arribas indagó a los 9 detenidos acusados de haber participado en el triple narco femicidio de Morena, Brenda y Lara en Florencio Varela y les comunicó los delitos imputados por los que los mantiene detenidos, en tanto se lleva adelante la búsqueda internacional sobre tres sospechosos. Así, el fiscal marcó por primera vez que hay dos grupos dentro de la investigación.

Acusó al primero, integrado por Miguel Ángel Villanueva Silva, el inquilino de la casa; Agustín Ozorio, mano derecha de “Pequeño J”; Ariel Alexis Giménez, quien hizo el pozo; Lázaro Víctor Sotacuro, chofer y miembro de la banda y Maximiliano Parra, quien limpió la casa, como coautores de la privación ilegal de la libertad coactiva agravada y homicidio agravado e incluyó como agravantes la alevosía, premeditación, ensañamiento, violencia de género y criminis causa.

Por otra parte, el grupo de las mujeres integrado por Celeste Magalí González Guerrero, inquilina de la casa y pareja de Villanueva Silva; Milagros Florencia Ibáñez, sobrina de Sotacuro y pareja de uno de los prófugos y Iara Daniela Ibarra, señalada por la limpieza de la escena, quedó acusada por el secuestro y homicidio con los mismos agravantes excepto la violencia de género. El único acusado ausente en la convocatoria fue Tony Janzen “Pequeño J” Valverde Victoriano que está detenido en Perú a la espera del juicio de extradición.

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Después de revelar las acusaciones y antes de que se cumplan los plazos para el pedido de prisión preventiva, Sotacuro, González Guerrero, Ibáñez, Parra e Ibarra pidieron ampliar su indagatoria. La declaración de Parra e Ibarra fue breve ya que desmintieron la acusación acerca de que limpiaron la escena y aseguraron que sólo estaban en la casa cuando llegó la policía porque habían ido a buscar al hijo de Celeste Magalí. Sin embargo, contaron que estuvieron en la casa ese domingo, un día después del triple femicidio, y no notaron nada raro. Por su parte, Sotacuro e Ibáñez presentaron un escrito que se incorporó a la causa. El hombre aseguró que no es un líder narco sino sólo un remisero, que no estuvo en la casa y acusó a la pareja de su sobrina, Alex Ydone, que está prófugo, por los crímenes. Mientras tanto, la mujer sostuvo que no conoce a ninguno de los otros imputados y que sus movimientos son compatibles con ir a buscar droga y no con “hacer de campana” como se dijo en la causa.

Cuando le llegó el turno a González Guerrero, la mujer que era inquilina en la casa donde secuestraron, torturaron y asesinaron a Brenda, Morena y Lara, ella amplió su declaración para aclarar los dichos anteriores y sumar nuevos datos a la investigación. Allí contó que su relación con Miguel Villanueva Silva empezó con amenazas y que siempre buscó alejar a su pequeño hijo de las situaciones de violencia por lo que si hubiera sabido lo que iban a hacer, no habría accedido a que usaran su casa. De esta forma, los investigadores entendieron por qué la mujer había dado tantos detalles que complican a su pareja, como la declaración que mató a una de las jóvenes y que habilitó el ingreso para quienes hicieron el pozo y organizaron la masacre ese viernes 19 de septiembre.

Mientras avanzaba la indagatoria también buscó despegar a su hermana y el novio, y también a otro joven de las acusaciones más graves. Así, sostuvo que Ariel Giménez sólo tapó los últimos centímetros del pozo porque lo contrataron para eso y se fue en un auto de aplicación con las herramientas que también eran parte del pago. Además aseguró que su hermana Iara Daniela Ibarra y la pareja, Maximiliano Parra, nunca estuvieron en la casa el día de los crímenes ni supieron qué había pasado en el lugar sino que fueron detenidos cuando habían ido a buscar a su hijo, ya que solían cuidarlo cuando ella salía a vender drogas al centro de Florencio Varela. Cuando habló de la venta de drogas, la mujer también buscó una estrategia que le permita demostrar que ella no participó la noche de los crímenes y le pidió al fiscal que investiguen los celulares secuestrados y sobre todo el de ella, del cual aportó el pin de desbloqueo, y señaló otra vez que hay un grupo de WhatsApp llamado “Pizzería los Pulpos” donde recibía los pedidos de estupefacientes, y sugirió que citen a declarar a los compradores para que confirmen que a la hora de los homicidios ella estaba en la calle entregando las drogas.

Cuando le preguntaron por las drogas, Celeste Magalí aseguró que a ella se las entregaba Matías Ozorio y que era un producto que traían desde Bolivia por orden de “Pequeño J”. Señaló que fue Ozorio quien le contó a su pareja como eran los movimientos para traer los estupefacientes y volvió a explicar como les entregaban a ella y su pareja los envoltorios de cocaína para vender por 10 mil pesos cada uno. Señaló donde se hacían las entregas y volvió a señalar a dos hombres apodados “Paco” y “Nero” como integrantes de la banda que participaron de la preparación del lugar y los crímenes, donde también ubicó a Ozorio como quien cavaba la tumba sin remera.

Durante su ampliación de declaración, Celeste Magalí aportó un dato sobre el que trabajan los investigadores. Esta vez no habló de una exposición en las redes sino que aseguró que los asesinos llamaron a la familia de una de las jóvenes mientras la torturaban para exigir la devolución de la droga que habían robado. Señaló que ese llamado lo hicieron desde el teléfono de “Pequeño J” acompañado por Sotacuro y otros miembros de la banda, situación que su pareja Villanueva Silva le contó mientras se mantenían escondidos en un hotel porque la policía les estaba allanando la casa donde encontraron los cuerpos de las chicas, algo que antes había asegurado se había realizado mediante una videollamada por una app de mensajería llamada Zangi.

Este relato, analizan los investigadores, no fue el único cambio frente a la declaración anterior, ya que ahora Celeste Magalí declaró que otra de las cosas que su pareja le contó estando prófugos en el hotel es que asfixió a una de las jóvenes junto a Pequeño J. Así, ubicó a su pareja en dos crímenes ya que también recordó que el hombre le contó que apuñaló a una de las jóvenes con un destornillador cuando intentó escapar del lugar porque él abrió la puerta para dejar un parlante que habían alquilado al mismo joven que luego tapó los últimos centímetros del pozo. En otro tramo de su declaración, la mujer aseguró que le pidió a “Pequeño J” que sólo utilizaran su habitación para la fiesta y no la de su pequeño hijo, pero que cuando volvió a la casa notó que faltaba esa cama y sintió que le habían invadido su espacio familiar.

Ahora, los investigadores trabajan en buscar más similitudes y contradicciones en los distintos relatos y esperan los resultados de las pericias a celulares mientras avanzan los plazos de la investigación. Mientras tanto, el Fiscal Carlos Adrián Arribas confirmó que después de las nuevas imputaciones se pedirá la prisión preventiva de los acusados a la espera de la detención de los prófugos y la extradición de “Pequeño J”. Para los investigadores y algunos abogados, la causa avanza a paso firme y no descartan que con el correr de los meses se pueda llegar al juicio para lograr Justicia por Morena, Brenda y Lara.