El Norte de nuestro país es sin lugar a dudas uno de los destinos preferidos no solo de los argentinos, sino también de quienes eligen visitar nuestras tierras: a lo largo y ancho de este territorio, hay rincones de todo tipo para conocer.
Y entre ellos hay uno que forma parte de las “Mejores Villas Turísticas del Mundo”, según una reconocida organización a nivel mundial. Conocé acá de cuál se trata y todo lo que tenés que saber al respecto.
Caspalá, el pueblo jujeño que se abrió al mundo sin perder su alma
Entre montañas y caminos de cornisa, esta joya escondida fue reconocida como una de las mejores villas turísticas del planeta. Se trata de Caspalá, en la provincia de Jujuy, es uno de esos rincones mágicos que invitan a conocer otra cara del norte argentino.
Este lugar es uno de esos que parecen detenidos en el tiempo, donde la modernidad apenas asoma y lo que vale es lo auténtico. Este pueblo se caracteriza por conservar sus raíces, sus paisajes vírgenes y su modo de vida comunitario.
Ubicado en el departamento de Valle Grande, a más de 3000 metros sobre el nivel del mar, este pueblo andino de apenas 350 habitantes fue incluido entre las “Mejores Villas Turísticas del Mundo” por la Organización Mundial del Turismo.
Este reconocimiento no es para menos, ya que Caspalá ofrece una experiencia única, de contacto real con la naturaleza, la historia y la cultura local. Hasta hace poco, llegar era toda una aventura, pero hoy el acceso es más fácil, pero la esencia sigue intacta.
Para conocerlo, saliendo desde Humahuaca, hay que transitar 115 kilómetros por la Ruta Provincial 73, un camino repleto de curvas, pendientes y vistas impactantes. La ruta, inaugurada en 2008, abrió la puerta al turismo sin que eso alterara el ritmo del pueblo.
Caspalá sigue siendo un destino tranquilo, con casas de adobe, techos de paja y calles empedradas, rodeadas por montañas imponentes y cruzadas por el río del mismo nombre. Por eso, la OMT no sólo puso la puso en el plano internacional, sino que también visibilizó la importancia de cuidar los valores culturales, naturales y comunitarios que definen a este pueblo.
Finalmente, vale mencionar que uno de los mayores encantos del lugar es que no hay hoteles ni grandes desarrollos turísticos. Las opciones de alojamiento se dan en viviendas familiares, lo que permite convivir con los habitantes, conocer sus costumbres y compartir su gastronomía y artesanías, siendo esta una forma verdaderamente distinta de hacer turismo.
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