Una escapada algo distinta se puede tener en este pequeño pueblo bonaerense, que cuenta con una historia más que atractiva y es que, hace casi 100 años, se decidió asfaltar la calle principal para la llegada de un rey inglés, el cual, aparentemente, nunca llegó.
En primer lugar, hay que empezar por el destino, llamado Ernestina. Este está a 180 kilómetros de Buenos Aires, dentro del partido de 25 de Mayo. Y además de la paz y tranquilidad que ofrece, encuentra una historia única. Conocela acá.
Ernestina, el pueblo que asfaltó su calle principal para un rey inglés
Este destino guarda una historia increíble: hace un siglo fue escenario de un rumor que aún late entre sus vecinos, y es la visita del entonces Príncipe de Gales, futuro Eduardo VIII, la cual, aparentemente, no fue.
Para conocer más detalles nos tenemos que trasladar a 1925, cuando el heredero al trono británico recorrió Argentina en una gira cargada de eventos, con paradas en La Plata, Mar del Plata, Chapadmalal y varias estancias del interior. Una de ellas fue Huetel, en 25 de mayo, donde efectivamente se bajó del tren, montó a caballo y saludó al Dr. Enrique Keen, dueño de esas tierras.
Y ahí es donde aparece Ernestina, una localidad fundada en 1896 y bautizada en honor a la esposa de Keen. Según cuenta la leyenda, la calle principal del pueblo fue asfaltada con brea y alquitrán para recibir al príncipe, quien hasta caminó por el bulevar San Martín. Sin embargo, la versión que más fuerza tiene entre los locales es otra: Eduardo VIII nunca bajó del tren.
Fernando Terrizzano, vecino del barrio, contó a Clarín: “En realidad, el príncipe nunca bajó en el pueblo; es un mito, una historia mal contada. Según mi viejo, que en 1925 recién se instalaba aquí como el médico del pueblo, el príncipe pasó en el tren, pero... borracho; se sabe que pasaba gran parte del tiempo en ese estado".
"Sí es cierto que bajó en Huetel, la estación que estaba dentro de la estancia, desde donde mandó una foto en la que, montado en un caballo, saludaba al Dr. Keen, que era dueño de estas tierras. Pero en realidad nunca bajó en Ernestina”, agregó.
Y pese a esta desilusión histórica, el pueblo vivió su época dorada con teatro, hotel, clubes y comercios. El declive del tren, su alma, lo fue apagando, pero todavía quedan algunos rincones vivos que se ofrecen para los amantes de las escapadas.
A la hora de pensar qué hacer en Ernestina, lo más atractivo es sin dudas caminar por sus casi intactas calles, que mantienen la misma estructura y espíritu desde principios del siglo XX. La avenida San Martín, con su bulevar, fuente central y palmeras centenarias, es uno de los imperdibles. A su vez se puede visitar el Teatro Argentino, la iglesia neogótica inaugurada en 1912, y los restos del famoso “asfalto real”.
Cómo llegar a Ernestina, en la provincia de Buenos Aires
Desde la Ciudad de Buenos Aires, a unos 177 kilómetros, se puede tomar la autopista Ezeiza-Cañuelas y luego la Ruta 205 hasta empalmar con la Provincial 30. En el paraje Forastieri, se gira a la derecha por un camino de tierra de 8 km. Si llueve, se recomienda continuar por la Ruta Provincial 40.