"Regiones enteras perderán sus glaciares para fin de siglo": expertos advierten que el retroceso argentino avanza un 35% más rápido

Mientras el mundo debate el cambio climático, los glaciares de Argentina muestran señales irrevocables de transformación. Especialistas detallan cómo su retroceso ya afecta el suministro de agua en regiones áridas, incrementa el riesgo de aluviones en la Patagonia y expone el abandono de su monitoreo. Una crisis que avanza sin que la veamos. 

20 de noviembre, 2025 | 06.00

No se trata de una futura proyección científica, sino de un proceso que ya está en movimiento: desde las altas cumbres de Mendoza hasta los confines patagónicos, el hielo que parecía eterno se repliega año tras año, modificando para siempre el paisaje y la vida que depende de él. Argentina es uno de los países con más glaciares del mundo, con más de 16.000 cuerpos de hielo que actúan como reservas estratégicas de agua.

Este retroceso silencioso pero constante tiene consecuencias tangibles, generando una pérdida de un 36% más de hielo en la última década.  En el norte de la cordillera, donde el agua escasea, la pérdida de glaciares significa menos reservas para enfrentar las sequías, afectando a comunidades, agricultura y actividades productivas. Más al sur, en la Patagonia, el deshielo genera nuevos lagos e inestabiliza laderas, incrementando el riesgo de aluviones que amenazan localidades y rutas.

Detrás de este fenómeno hay una paradoja: mientras los glaciares se reducen, también lo hace la capacidad del Estado para monitorearlos. Estaciones de medición abandonadas, falta de financiamiento para trabajos de campo y una ley de protección glaciar bajo presión son algunos de los desafíos que enfrentan los científicos para entender y comunicar la magnitud real de lo que está sucediendo.

¿Estamos a tiempo de adaptarnos a este nuevo escenario? La respuesta depende de cuánto conocemos sobre el problema. En esta nota, especialistas explican por qué los glaciares importan más allá de lo visible y cómo su cambio impacta en la vida cotidiana de miles de argentinos. 

“En zonas como Mendoza o San Juan, los glaciares funcionan como una caja de agua que mitiga las sequías. En años secos, al derretirse, entregan más agua a los ríos y amortiguan el déficit hídrico. Al perder glaciares, perdemos esa capacidad natural de regulación. Las sequías se van a sentir mucho más en el futuro” comenta Lucas Ruiz, glaciólogo e investigador adjunto del CONICET en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA)

El caso de la Patagonia es distinto: “El retroceso glaciar genera lagos proglaciares que pueden liberar aluviones y desestabilizar laderas. Esto aumenta la peligrosidad para comunidades y infraestructura. Casos como el Ventisquero Negro en Nahuel Huapi o potenciales riesgos en el Cerro Fitz Roy son ejemplos de esto" remarca Ruiz y agrega "los glaciares de Patagonia son de los que más rápido se reducen en el mundo. Su derretimiento contribuye directamente al aumento del nivel del mar. A escala global, todos los glaciares de montaña aportan cerca del 25% al ascenso del nivel marino, lo que agrava riesgos en zonas costeras".

El cambio climático y sus impactos en las distintas componentes de la criosfera andina (nieve, glaciares, permafrost) afectan directamente a los humedales altoandinos, los cuales regulan el ciclo hidrológico y son de gran importancia para la biodiversidad y las poblaciones humanas que habitan la región. Además, estos humedales almacenan dióxido de carbono y son clave para mitigar el cambio climático, comenta Juan Rivera, Dr. en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, investigador independiente del CONICET.

Numerosos estudios científicos dan cuenta de una reducción en el volumen glaciar a lo largo de la Cordillera de los Andes y en particular en Argentina. “Esta pérdida de masa de hielo se asocia a una reducción en las precipitaciones nivales y un incremento significativo de la temperatura regional, atribuible al cambio climático antropogénico. No obstante, la gran extensión de la Cordillera de los Andes requiere un análisis regional de los cambios observados para comprender los impactos en la disponibilidad hídrica para las comunidades y las actividades socio-productivas, dado que hay regiones que están perdiendo masa de hielo más rápido que otras” señala Rivera.

De acuerdo a los datos del Inventario Nacional de Glaciares, en Argentina 7 millones de personas habitan en cuencas con glaciares, lo cual representa aproximadamente el 18% de la población del país. Rivera subraya que los glaciares son las reservas estratégicas de agua para esas poblaciones, con lo cual, en un contexto de incremento en la temperatura, reducción de las nevadas y aumento de sequías, son esperables impactos en la seguridad hídrica y alimentaria a lo largo de la Cordillera de los Andes.

"Hay una falta de transparencia en los estudios de impacto ambiental de proyectos mineros. Muchos análisis glaciares son superficiales y de difícil acceso público. Además, el Estado ha desfinanciado por completo el monitoreo: la red de estaciones en alta montaña está abandonada, y no hay recursos para medir glaciares in situ" resalta Ruiz.

"No podemos revertir el retroceso glaciar. La única forma de conservarlos es reduciendo emisiones de gases de efecto invernadero. Si no frenamos el calentamiento, regiones enteras perderán sus glaciares para fin de siglo, como ya pasó en Venezuela o Eslovenia. El retroceso del Perito Moreno es solo un símbolo; el riesgo real es la pérdida de agua y seguridad para las comunidades" finalizó Ruiz. 

Por su parte, Rivera agrega que, la Cordillera de los Andes muestra retrocesos que están 35% por encima de la tendencia global, lo cual impacta directamente en la disponibilidad hídrica regional.

Frente a este escenario, los especialistas destacan la urgencia de políticas públicas de adaptación, como sistemas de alerta temprana para aluviones en Patagonia y una gestión del agua más eficiente en Cuyo. A nivel global, la solución de fondo sigue siendo la misma: reducir emisiones. El futuro de los glaciares, y del agua que contienen, depende de las decisiones que se tomen hoy.