Este miércoles, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) logró identificar quién era el cuerpo hallado en el patio de la casa donde vivió Gustavo Cerati. Diego, un adolescente de 16 años en aquel entonces, estaba desaparecido desde la década del 80 y para la familia, que lo buscaba intensamente, comienza un nuevo capítulo: "No nos entra en la cabeza lo que pasó con él", expresó Javier, su hermano.
Tras cuatro décadas, los años de incertidumbre y angustia llegaron a su fin, aunque ahora inicia una nueva etapa de investigación para saber qué pasó con el joven. "Fueron muchos años de tristeza y dolor. Es muy difícil caer en la realidad después de tanto tiempo", expresó.
“Todo surgió, como dijo yo, por el ‘Gracias Totales’, por Cerati, debido a que los medios contaron que encontraron huesos en la vivienda del cantante”, dijo y subrayó que a partir de esta noticia su sobrino y su cuñado “empezaron a atar los cabos, buscaron datos y se comunicaron con la fiscalía para decirles que había posibilidades de que se tratase de Diego”.
“Ahí los dos me cuentan, quedo sorprendido, pero desde la fiscalía me contactan y dicen que está la posibilidad de que sea mi hermano”, rememora.
Sobre los años iniciales de investigación, Javier repasa que era "una época difícil": "Recién salíamos de la dictadura. A mis papás no le tomaron la denuncia en un comienzo alegando que debían esperar unos días, que seguro se había ido con una novia, pero Diego no apareció más", contó.
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El papá de ambos murió buscándolo, en un accidente de tránsito en 1991. Por una llamada en la que advertían haberlo visto, viajó a Salta: "Fue a todos lados y el gran problema de antes es que no había WhatsApp o redes sociales”.
Un compañero del colegio, el nuevo sospechoso
En las últimas horas, a partir de la declaración de un testigo clave, el fiscal Martín López Perrando levantó sus primeras sospechas y apuntó contra un ex compañero de colegio, quien resulta ser dueño de la casa donde fue asesinada la víctima.
Según indicó el titular de la fiscalía, el cuerpo de Diego estuvo enterrado más de 40 años en el jardín del chalet perteneciente a la familia Graf. Justamente es Cristian Graf, hoy de 56 años, quien fue compañero de la víctima en la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N° 36; tal como aportó un antiguo compañero de ambos.
El testigo, que se transformó en una pista clave para entender lo sucedido en la década del '80 en la casa ubicada en Avenida Congreso al 3700, contó que los conocía a ambos y aseguró que "El Gaita" Fernández y "El Jirafa" Graf (según los apodó) eran amigos. A partir de la noticia conocida este miércoles por la mañana, se generó un importante impacto en el chat que comparten los egresados de la promoción y por eso, el hombre pidió declarar.
Cabe destacar que la familia de los Graf están bajo la lupa desde el hallazgo de los restos humanos en su jardín ya que, desde los años 70, habitan en ese domicilio. De todas maneras, en ninguna oportunidad fueron citados a declarar como testigos o imputados por falta de pruebas. Ahora, con la declaración del testigo clave, esto podría cambiar.
Al haber pasado 41 años del brutal crimen, si bien la indagatoria se realizará por el cargo de homicidio, el tiempo transcurrido en la causa hace que el hecho sea declarado prescripto y en caso de encontrar al culpable, no podrá ser penado.
Un reloj y una corbata de un colegio: las pistas clave para resolver el misterio en la casa donde vivió Gustavo Cerati
De la tumba improvisada en el fondo de la casa, los peritos lograron rescatar algunos restos que se transformaron en piezas esenciales de la causa. Se trata de un reloj, un corbatín, restos de lo que sería cuero de zapato, un llavero tipo náutico, un botón de un jean y una moneda que se usaba como amuleto. Con estos restos recuperados, al inicio, los investigadores lograron determinar que la muerte se dió entre 1981 y 1991. La base principal de esta hipótesis tiene que ver con el reloj hallado. Se trata de un reloj marca Casio modelo CA80 que fue muy popular en esa época y que salió a la venta en el año 81, al tiempo que la moneda tipo amuleto fue muy utilizada en la década del 90, y que por su llegada a nuestro país podría orientar la causa a un crimen cometido entre 1985 y 1995.
Diego tenía tan sólo 16 años cuando desapareció, durante la tarde del 26 de julio de 1984, mientras se dirigía a la casa de un amigo. Esa misma noche, cuando sus padres todavía desconocían su paradero, realizaron la denuncia ante la comisaría y ésta fue rápidamente desestimada por los oficiales. "Se fue con una mina, ya va a volver", les dijeron, tal como señalan fuentes cercanas a la familia en diálogo con el medio Clarín. Pero su retorno a casa, nunca ocurrió. Y desde el día uno, su padre fallecido sostuvo que fue "robado por una secta".
Su familia asegura que Diego era un joven responsable y aplicado. Entrenaba todos los días en el Club Atlético Excursionistas del barrio porteño de Belgrano, donde jugaba al fútbol y asistía a la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N° 36. El uniforme del colegio, el cual vestía al momento de su desaparición, según fue reconstruido por los investigadores y el fiscal Martín López Perrando en el lugar del hallazgo de los restos.