Se quedaron sin trabajo en la pandemia y crearon el primer queso de frutilla del mundo

Desde un pequeño almacén de campo, Pablo Barrio experimentó con sabores originales y captó rápidamente la atención. "Soy de paladar inquieto", afirma.  Con las redes sociales como aliadas, las imágenes de sus quesos coloridos y sus videos de anécdotas hicieron que el público lo conociera más allá de Tres Arroyos.

26 de noviembre, 2025 | 16.19

La pandemia, el encierro y la pérdida de su trabajo no desalentaron a Pablo Sebastián Barrio, un apasionado de la cocina y los sabores extravagantes. Al poco tiempo de quedar desempleado abrió Pueblito Mío, un pequeño almacén de campo que creció rápidamente, se hizo reconocido por sus originales combinaciones artesanales y se convirtió en el primero en elaborar un queso de frutilla.

Durante años, Pablo se dedicó a la cocina en el programa Guía Gastronómica TV, donde fue parte del primer equipo en transmitir desde las Islas Malvinas y recorrió el mundo probando combinaciones únicas en las comidas. Cuando el COVID-19 cambió la rutina del mundo y de los viajes, quedó desempleado. Poco después se instaló en San Cayetano, su pueblo, para estar cerca de su padre, quien atravesaba una enfermedad. El destino lo llevó casi por casualidad al mundo de los quesos: “No lo imaginé, simplemente vi que hacía falta un negocio así. —y agregó, en diálogo con El Destape—: El proyecto también era una excusa para estar cerca de mi familia”. 

Con pocos productos, pero con el apoyo incondicional de sus padres, fundó Pueblito Mío. “Los primeros pasos fueron con quesos prestados. Eran grandes, de tres a cinco kilos, y algunos cremosos que poníamos parados para que la gente no viera que no teníamos nada”, sostuvo Pablo entre risas. Con el correr de los meses, la curiosidad del público creció, y más personas se acercaron al almacén atraídas por los experimentos de sabor. La demanda fue tal que se mudaron a Tres Arroyos.

Con una sola frase, el dueño definió su filosofía: "La vida es muy aburrida si siempre comemos el mismo queso y el mismo salame". El ahora experto aprendió a hacer quesos de forma autodidacta y se nutrió de su experiencia en fábricas en Suiza. Para escapar del tedio, empezó a intervenir quesos comprados. Cuando logró contratar una fábrica, creó sabores originales y captó rápidamente la atención del público. 

Entre las variedades más destacadas se encuentran la de menta, uva, café, vainilla y canela y, siendo los primeros en hacerlo, el queso sabor frutilla. “Siempre estoy buscando novedades, soy de paladar inquieto. Me gusta ofrecer algo diferente cada vez que la gente viene a nuestro local”, enfatizó Pablo y, con ello, dio una pista de cómo nació su creación más famosa.

La curiosidad enseguida despierta preguntas ¿cómo sabe ese queso? El experto invita a jugar con la imaginación y saborearlo virtualmente: “Es muy aromático, frutado, con notas de frutilla. Aunque está hecho con masa sardo, que es para rallar, es equilibrado y no tiene mucha sal”. También hizo una observación para quienes les guste experimentar: “Si se deja entre seis y nueve meses, se vuelve más picante y cobra otro carácter en boca”.

Sus quesos, que al principio eran pocos, se multiplicaron. Pronto, el rumor cruzó fronteras. Entre las anécdotas más insólitas, Pablo recuerda el día que lo contactaron desde una base militar estadounidense en Oceanía para comprarle: “Yo les corté, porque pensé que me estaban cargando”. Segundos después, la videollamada confirmó que era real: su fama había llegado a distintas partes del mundo. Entusiasmado, les pidió permiso para grabar y subió la conversación a sus redes sociales: “Sino nadie me iba a creer que me llamaron desde Oceanía para comprarme quesos”.

“No somos una empresa grande. Nuestra atención al público es personalizada, nos encanta recibir a la gente y mostrarles una sonrisa”, detalló Pablo, orgulloso de su equipo de apenas cuatro personas que se encargan de la elaboración y la venta. “Todo se hace a pulmón, con mucha pasión y amor”, dijo.

“Brindamos una experiencia gastronómica para sorprender al paladar”, detalló Pablo y aseguró que siempre recomienda sabores innovadores a cada cliente. Si bien algunas personas solo van en búsqueda de los clásicos, el creador los invita a degustar y, mayormente, logra convencerlos. Riendo, relató una escena muy habitual: “Prueban y cuando llegan a la puerta se dan vuelta, me miran y me preguntan ‘¿Qué me diste?’. Así se dejan llevar por propuestas nuevas”.

Con las redes sociales como aliadas, las imágenes de sus quesos coloridos y sus videos contando anécdotas hicieron que el público lo conociera más allá de Tres Arroyos. Así es como, pocos años después de abrir el local, sus videos se hicieron virales. Su historia llamó la atención del público y de artistas como Los Tipitos, Valeria Lynch y Ataque 77, quienes visitaron el almacén y lo invitaron a sus espectáculos. “Nos pone muy feliz que el ambiente artístico y toda la gente se acerquen al local”, afirmó el fundador.

Hoy Pueblito Mío tiene su casa central en Tres Arroyos y cuenta con franquicias en Mar del Plata, Rafaela, San Isidro y próximamente en Buenos Aires. Con la mirada puesta en el futuro, el amante de la cocina planea recorrer Europa para continuar su capacitación como fromagelier en fábricas de quesos suizos y, así, conocer nuevas técnicas. “Quiero seguir creciendo y conocer otras culturas gastronómicas para traer más ideas”, comentó. Su proyecto es abrir una fábrica modelo sobre la ruta, donde los viajeros puedan ver el proceso y degustar los productos.

Tres pilares sostienen el proyecto: la familia, la pasión y la gente. “Mis padres pudieron ver los inicios del almacén”, mencionó Pablo. Tras el fallecimiento de su papá, hace dos años, aseguró que nunca dejó de sentirlo presente: “Es mi guía en todo este proyecto, siento que está todo el tiempo conmigo”, contó conmovido. Por otro lado, la emoción con la que el fundador habla de sus productos demuestra su constante dedicación a innovar con nuevos sabores y su pasión por el mundo del queso. Por último, los visitantes: “el premio me lo dan ellos, que siempre vienen a buscar nuestro producto, a conocer el local y a sacarse fotos”, añadió.