Es la única casa de venta y alquiler de pianos de Argentina vigente desde 1882: la historia de Casa Breyer, que llegó hasta Paul McCartney

Fundada por una familia alemana, hoy importan, alquilany venden pianos. También distribuyen elementos y accesorios musicales. Martha Argerich, Bruno Gelber, Luis Ascot, Norah Jones y Paul McCartney, algunos de los tantos que disfrutaron sus servicios.  

08 de junio, 2025 | 00.05

Al entrar al taller de Casa Breyer, ubicado en Pacheco 3163, en el barrio porteño de Villa Urquiza, se pueden ver todo tipo de pianos: verticales y de cola, nuevos y usados, y hasta digitales. En el fondo del taller hay uno de este tipo, un Steinway Spirio que, activado a través de un iPad, despliega un sistema de reproducción automática de alta definición que hace que se muevan las teclas solas reproduciendo la música de cualquiera de los mejores pianistas del mundo.

La marca legendaria hoy en día cuenta con tres locales. El principal está ubicado en Rodríguez Peña 470, en el centro porteño. Los otros dos son talleres en Villa Urquiza, exclusivos de piano de cola. “Los tres locales son abiertos al público pero el único que tiene horario y se puede ir sin cita es el del centro. Los de Villa Urquiza son con cita previa porque son salones a los que suelen venir profesionales y aficionados”, asegura Gustavo Barri, el dueño del negocio.

Breyer es una empresa que funciona desde 1882 de manera ininterrumpida en el mundo de la música. Fue fundada por una familia alemana y el padre de Gustavo la hizo propia en 1967. La exclusiva casa de venta y alquiler de pianos en Argentina ha brindado sus servicios a artistas como Martha Argerich, Bruno Gelber, Luis Ascot, Norah Jones, Diana Krall, Herbie Hancock, y Paul McCartney.

Una empresa fundada por alemanes

La empresa fue fundada en 1882 por la familia Breyer, que había emigrado desde Alemania hacia Argentina aproximadamente en 1870 en busca de progreso. Se sabe que el primer local estaba ubicado en el centro porteño pero no hay información certera de la dirección exacta. Con el correr de los años se fueron mudando y se conoce que estuvieron en Florida 414 y después en Maipú 267.

En esa época, Don Alberto Breyer era el presidente de la empresa y conocía al padre de Gustavo, Roberto Federico, porque era editor de libros de músicos argentinos como Violeta de Gainza y Mario Videla, entre otros. “Todos los libros de música los editaba mi papá y por eso era conocido en el ambiente de las casas de música. Además, tenía alquiler de materiales de partituras para orquesta, entonces Don Alberto le hacía diferentes tipos de encargos”, relata Gustavo en diálogo con El Destape.

En 1966 la empresa comenzó a estar mal, Don Alberto falleció y quedó a cargo uno de sus hijos que lo llamó a Roberto para pedirle ayuda. Durante dos años Roberto ayudó a que el negocio saliera a flote y la familia, en forma de agradecimiento, le ofreció hacerse socio. “Mi viejo dijo que sí y así entró en la empresa. Era un apasionado de su trabajo. Él siempre decía que a la noche se iba a dormir con mi mamá y con el negocio”.

La generación actual

Gustavo estudió administración de empresas y luego trabajó en un estudio contable. “Yo no iba a seguir con el negocio pero al poco tiempo de recibirme mi viejo estaba cansado, se enfermó y un día me llamó por teléfono y me dijo que iba a vender la empresa porque tenía buenas propuestas, ‘salvo que a vos te interese’, me dijo. Y yo le dije que solo sabía entregar pianos. Me dijo que me podía enseñar, pasarme toda la información y ayudarme en todo lo que necesitara. Era 1985 y yo tenía 24 años, renuncié al estudio contable y hoy estoy cumpliendo 40 años ininterrumpidos en la empresa”, cuenta orgulloso Gustavo.

Actualmente, al negocio lo llevan adelante Gustavo, su esposa Claudia, su hijo Federico, y más de 10 empleados. La empresa está dividida en dos partes: la importación de pianos y la distribución de elementos y accesorios musicales: “Nosotros fabricamos aceite para instrumentos de viento y lo distribuimos solo a las casas de música al por mayor. Lo único que atendemos al público son pianos, es nuestra diferencia”, asegura Gustavo.

Entre los tesoros que tiene guardado Gustavo se encuentran tres libros grandes manuscritos, de antes de 1939, con información de cada comprador de piano, la marca del piano, del barco a vapor que llegaba al puerto de Buenos Aires, con su fecha de arribo, fecha de entrega y qué transportista de pianos lo había entregado.

Desde 1995 son representantes de Steinway & Sons, una reconocida compañía fabricante de pianos de Estados Unidos. “Pude conocer la fábrica y fue muy emocionante. Tiene pisos de madera y no los cambian por nada del mundo por el orgullo que sienten de pasar los pianos por esos pisos. En 1995 tomamos la marca para Argentina y hoy seguimos siendo los representantes”, asegura Gustavo.

Los pianos elegidos por los grandes artistas

Los pianos de Breyer han sido trasladados por todos los puntos del país y son elegidos por los más prestigiosos artistas y pianistas. Gustavo cuenta que por allí pasaron pianistas como Martha Argerich, Bruno Gelber, Norah Jones, Diana Krall, Herbert Jeffrey Hancock, Luis Ascot, Fito Páez, Charly García y Horacio Lavandera.  “El año pasado, cuando vino Paul McCartney a Argentina, le llevamos un piano vertical al (hotel) Four Seasons. Los días previos nuestro afinador estuvo preparándoselo. Fue muy lindo. Después fue al salón del centro y se vendió. Había fotos que daban cuenta de que era el piano donde había tocado Paul”, cuenta entre risas.

“Actualmente, el piano quedó solamente para los que tienen verdadera pasión”

Entre 1880 y 1940 entraban muchísimos pianos al país. Gustavo remarca que, como no existía la tele ni los teléfonos, la gente en sus casas se reunía alrededor del piano, tocaban y cantaban. “Todas las familias que podían se compraban aunque sea uno vertical. Entraban al país pianos de nogal, caoba, abedul, y existían un montón de marcas. Alemania fue el proveedor de pianos del mundo”, señala.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, Japón también empezó a fabricar pianos y después se sumaron China y Corea. “Hoy en día los grandes fabricantes son China, Japón y Estados Unidos. Son muy pocos los fabricados por Alemania. Además, el mercado del piano se redujo muchísimo con el auge de la televisión y después el de la tecnología, con los celulares, etc. y actualmente quedó solamente para los que tienen verdadera pasión”.

Gustavo reconoce que para vender pianos en Argentina hay que trabajar mucho y muy fuerte. Con orgullo cuenta que al negocio van nietos o bisnietos de personas que compraron sus pianos acá. “Vienen porque nos conocen, porque saben que es una casa de mucha tradición y mucha confianza. Comprar un piano es un momento único, especial, es hacerse un regalo, no es cualquier cosa. Es un momento que la gente, en general, no se olvida nunca en la vida. Hablo con señoras que se compraron un piano en Breyer y recuerdan todo. Que su tío probó siete pianos diferentes y eligió este por tal motivo, recuerdan ese día como si se hubieran recibido de ingenieras o como el primer día que vieron el mar”.

“Está estudiado que tocar el piano tiene muchísimos beneficios: mejora la concentración, la resolución de problemas matemáticos, la coordinación del cerebro con las manos, el sueño. El estudio de la música te enriquece y te da mucha facilidad para otras cosas. Los que saben tocar un instrumento tienen algo que nadie les puede sacar”, concluye.