Caminar más rápido: clave para mejorar la movilidad en adultos mayores

Un ensayo clínico en Chicago demostró que incrementar la cadencia de pasos puede potenciar la movilidad y autonomía en personas mayores con fragilidad física.

18 de julio, 2025 | 10.58

Un ensayo clínico realizado en Chicago mostró que un aumento moderado en la velocidad al caminar puede mejorar notablemente la capacidad funcional en adultos mayores que presentan signos de fragilidad física. La investigación, publicada en PLOS ONE, reveló que incluso un pequeño incremento en el número de pasos por minuto se traduce en beneficios concretos, como recorrer distancias mayores y conservar la autonomía.

La fragilidad en personas mayores se caracteriza por síntomas como debilidad muscular, movilidad reducida, fatiga crónica, pérdida involuntaria de peso y menor actividad física. Frente a este panorama, caminar se plantea como una estrategia accesible y eficaz para mitigar estos efectos negativos. Sin embargo, hasta ahora no estaba claro cuánto debía aumentarse la velocidad para observar mejoras reales en la función física.

El estudio involucró a 102 adultos mayores de más de 60 años, todos residentes en Chicago y clasificados como frágiles o prefrágiles. Los participantes podían caminar al menos tres metros con algún tipo de asistencia. Durante cuatro meses, se dividieron en dos grupos: uno realizó caminatas a un ritmo relajado (CSW) y el otro a una intensidad más alta (HIW), con sesiones de aproximadamente 30 minutos, tres veces por semana, que combinaban caminata con ejercicios progresivos como subir escalones o caminar con peso.

Los hallazgos sugieren que un aumento gradual y personalizado en la velocidad al caminar puede ser clave para prevenir el deterioro funcional. Los expertos recomiendan incorporar esta práctica en programas de rehabilitación y actividades comunitarias para adultos mayores.

Para medir la cadencia, se utilizaron acelerómetros colocados en el muslo de cada participante. El indicador principal fue la distancia recorrida en la prueba de caminata de seis minutos, donde una mejora de al menos 30 metros se consideró clínicamente significativa. El grupo HIW pasó de 87 a 100 pasos por minuto, mientras que el grupo CSW mantuvo un ritmo cercano a los 76 pasos por minuto durante todo el programa.

Los resultados fueron contundentes: “El 65% del grupo HIW mejoró su desempeño en la prueba de seis minutos, frente al 39% del grupo CSW”, destacó el artículo. Además, quienes aumentaron su cadencia tuvieron “tres veces más probabilidades de mejorar su capacidad física”. Uno de los hallazgos más relevantes fue que un incremento de apenas 14 pasos por minuto respecto al ritmo habitual fue suficiente para lograr una diferencia clínica importante. “Lo importante fue el aumento personal respecto al ritmo inicial de cada participante”, subrayaron los autores.

Los expertos sugieren que profesionales de la salud incorporen esta medida en evaluaciones rutinarias para diseñar programas personalizados. Así, se podría fomentar un envejecimiento activo y reducir la dependencia, mejorando la calidad de vida de millones de adultos mayores en todo el mundo.

Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que implique gasto de energía, abarcando desde actividades recreativas hasta las tareas diarias o laborales. La práctica regular en adultos y mayores reduce el riesgo de mortalidad por todas las causas, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer y caídas. También mejora la salud mental, la función cognitiva, la calidad del sueño y ayuda a controlar la grasa corporal.

En contraste, el sedentarismo, caracterizado por actividades con bajo gasto energético como estar sentado o acostado, se ha incrementado con el uso intensivo del transporte motorizado y dispositivos electrónicos. Esta conducta se asocia con mayores tasas de mortalidad y enfermedades crónicas, según la OMS.

Este estudio aporta datos valiosos para promover intervenciones simples y efectivas que ayuden a mejorar la calidad de vida y la autonomía de las personas mayores, destacando la importancia de ajustar la velocidad al caminar como una herramienta accesible dentro de las rutinas diarias.