Una especialista reveló por qué no hay que abrazar a los perros

Una investigación reveló que las demostraciones de afecto como los abrazos pueden causar ansiedad y confusión en los perros.

29 de julio, 2025 | 18.24

Un estudio reciente realizado por Elizabeth Ann Walsh en la Animal Behaviour Clinic de Cork, Irlanda, puso en duda la forma en que muchos humanos expresan cariño hacia sus perros. La investigación se enfocó en analizar cómo reaccionan los perros ante los abrazos y otras demostraciones físicas de afecto que suelen ser comunes entre dueños y mascotas.

Por qué nunca deberías abrazar a tu perro

La clave del estudio estuvo en observar el lenguaje corporal canino y cómo los perros transmiten sus emociones sin palabras. Según Walsh, los abrazos, que para nosotros son muestras claras de amor, pueden resultar confusos y hasta provocar estrés o ansiedad en los perros. Sus señales, como apartar la cabeza, bostezar, lamerse la nariz o parpadear, son indicios claros de incomodidad.

Complementando esta investigación, expertos de la Universidad de British Columbia en Canadá analizaron 250 fotografías de perros siendo abrazados. Los resultados fueron contundentes: el 81,6% de los perros mostró al menos un signo de malestar, mientras que solo un 7,6% parecía relajado y cómodo. En un 10,8% no se pudo determinar el estado emocional.

Los especialistas explicaron que los perros no entienden los abrazos igual que los humanos. Esta diferencia en la comunicación puede generar malentendidos que, lejos de fortalecer el vínculo, pueden afectar el bienestar del animal e incluso provocar respuestas defensivas o agresivas.

Recomendaciones para mostrarle afecto a tu perro

Por eso, recomiendan buscar otras maneras de demostrar afecto sin que ellas tengan que ver con restringir sus movimientos ni generar estrés. Un excelente comienzo pueden ser las caricias suaves, los juegos interactivos y ofrecer golosinas son algunas de las alternativas que fortalecen la relación sin incomodar a la mascota.

Además, el estudio alertó sobre prácticas que suelen pasar desapercibidas pero que generan incomodidad, como acariciar las patas, tocar la espalda, cubrir el hocico o sostener al perro por el collar. Observar atentamente las reacciones de los perros durante estas interacciones es fundamental para identificar signos de estrés.

Aprender a interpretar el lenguaje corporal canino puede marcar la diferencia en la convivencia. Señales como evitar el contacto visual, bajar las orejas o bostezar durante un abrazo indican que el perro no está cómodo. En situaciones más extremas, estos comportamientos pueden derivar en agresividad como mecanismo de defensa.

Entender y respetar estas señales ayuda a mantener una relación sana y feliz con las mascotas, evitando malentendidos que pueden perjudicar su bienestar y la conexión afectiva que se busca fortalecer.