El último gesto del papa Francisco antes de morir

Tras conocerse el escueto patrimonio de 100 dólares del Sumo Pontífice, se supo que la suma de 200 mil euros fue destinada para ayudar a adolescentes y jóvenes privados de su libertad.

23 de abril, 2025 | 19.32

Sólo una semana antes de morir, el papa Francisco realizó una donación personal de 200 mil euros a la cárcel de adolescentes y jóvenes Casal del Marmo, de Roma. Eran "sus últimas posesiones", confirmó el obispo Benoni Ambarus, director de la oficina para la pastoral carcelaria y encargado de asuntos caritativos en Roma. El Sumo Pontífice estuvo en el lugar dos veces, en 2013 y el anteúltimo Jueves Santo, en donde lavó pies y saludó autoridades y trabajadores.

Según dijo, esta donación fue destinada a la fábrica de pasta del centro penitenciario en donde se alojan adolescentes y jóvenes menores de 18 años hasta los 25. "Le dije que tenemos una hipoteca cuantiosa para esta fábrica de pasta y que si conseguíamos cubrirla bajaríamos los precios de la pasta, venderíamos más y podríamos contratar más chicos", contó Ambaraus.

"Él me respondió: 'Casi me quedo sin dinero, pero aún tengo algo en mi cuenta'. Y me dio 200.000 euros", relató el purpurado, que destacó la defensa que hizo Francisco de los presos durante su papado. Ambarus mencionó la reciente visita del papa a la cárcel romana de Regina Coeli este pasado jueves, en motivo del Jueves Santo y apenas cuatro días antes de su muerte, donde "gritó al mundo, con todas sus fueras, la necesidad de prestar atención a los presos".

En 2023, también pasó por Casal del Marmo, en donde celebró la misa de Coena Domini (Cena del Señor o Última Cena). Ese mismo gesto, había tenido hace ya diez años, cuando se salió de las tradiciones del Vaticano de realizar la Última Cena en la basílica de San Juan de Letrán de la catedral de Roma, para ir a lavar los pies de adolescentes y jóvenes en conflicto con la ley penal. Lo hizo en línea también con sus costumbres en la Ciudad de Buenos Aires cuando ofició como arzobispo.

Durante sus pocos más de doce años de pontificado, el papa visitó usualmente centros penitenciarios e instó a defender la dignidad de los presos. El pasado diciembre, en motivo del inicio de las celebraciones del Jubileo o Año Santo, Francisco abrió una de las puertas santas para este evento que el Vaticano celebra cada 25 años en la cárcel de Rebibbia de Roma, lo que fue interpretado como una declaración de intenciones y un signo de su reconocimiento a la población presa.