Un 8 de mayo, pero de 1887 el papa León XIII coronó a la Virgen de Luján, patrona de la Argentina. Un gesto que marcó un antes y un después, que fue considerado como un acto de profunda comunión entre el Vaticano y la religiosidad popular criolla. Más de un siglo después de ese hecho, la coincidencia histórica del reciente nombramiento de León XIV como máxima autoridad de la Iglesia Católica renueva los lazos con el país.
El nuevo Papa, que eligió ese nombre en honor a su predecesor del siglo XIX (entre 1878 y 1903), llega justo cuando millones de argentinos renuevan su devoción por la Virgen.
La Virgen de Luján fue reconocida como patrona nacional por el Papa Pío XI en 1930. La imagen mariana llegó al país traída por un hacendado portugués llamado Antonio Farías Saa, radicado en Santiago del Estero que quiso erigir en su estancia una capilla en honor a la Virgen. Para ello, solicitó a un compatriota suyo que vivía en Brasil, el envío de una imagen de la Inmaculada Concepción de María. El hombre le mandó dos que llegaron al Puerto de Buenos Aires en 1630 y fueron colocadas dentro de una carreta cuyos bueyes no consiguieron mover hasta que bajaron una de ellas.
Los creyentes interpretaron el hecho como providencial, que la imagen pequeña de 35 centímetros de altura construida con arcilla cocida se quería quedar en ese lugar, en las cercanías del río Luján. El primer santuario para venerarla se construyó en 1763 y en él hicieron profesión de fe y se encomendaron buena parte de los próceres argentinos durante la época de la independencia: Manuel Belgrano, José de San Martín, Cornelio Saavedra, Martín Rodríguez, Manuel Dorrego y Juan Manuel de Rosas, entre otros, le tributaron el homenaje de su reconocimiento.
Desde entonces, Nuestra Señora de Lujan congregó marchas obreras y multitudinarias peregrinaciones, que se suceden en la actualidad.
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El 8 de mayo de 1887, en un evento impulsado por el padre Jorge María Salvaire, fundador de la actual Basílica de Nuestra Señora de Luján y aprobado por el papa León XIII, se consolidó a la Virgen como patrona de Argentina, Uruguay y Paraguay.
La pieza fue bendecida por el entonces Sumo Pontífice el 30 de septiembre de 1886, que ordenó que la coronación se realizara el cuarto domingo después de Pascua y que en su nombre coronase la imagen el Arzobispo de Buenos Aires León Federico Aneiros. Así el 8 de mayo de 1887 ante 40.000 personas, la Virgen fue coronada.