El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) confirmó que el trimestre julio-agosto-septiembre en Argentina será más cálido de lo normal, a pesar de haber comenzado con una ola de frío histórica que batió múltiples récords de temperatura mínima y máxima en todo el país.
Según el informe climático difundido a principios de mes, toda la Patagonia, Cuyo, las provincias centrales y parte del NOA presentarán una probabilidad del 40 % al 45 % de registrar temperaturas superiores a las habituales para esta época, mientras que el noreste del país transitará con condiciones térmicas normales.
El frío extremo que predominó a comienzos de julio, con mínimas inusuales en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y otras regiones, quedó configurado como un caso atípico frente al panorama estacional. Las cifras extremas requirieron varios días seguidos de temperaturas bajo cero, pero no contradicen el pronóstico trimestral del SMN: para que el trimestre se registre como más cálido de lo habitual, será necesario que se sucedan numerosas jornadas con valores térmicos típicamente templados o elevados.
¿Cómo será el clima durante el invierno?
La dispersión geográfica de estas anomalías térmicas es significativa. En la Patagonia y Cuyo se espera una tendencia clara hacia temperaturas por encima de lo normal, mientras que el norte del Litoral y el noreste argentino mantendrán un clima dentro del rango esperado para el invierno, sin promedios térmicos inferiores.
El SMN enfatizó en que los pronósticos trimestrales no descartan eventos puntuales como heladas o irrupciones frías, puesto que se basan en tendencias generales: la observación diaria y los avisos puntuales siguen siendo esenciales
En cuanto a las precipitaciones, se proyectan lluvias normales o superiores a lo habitual en el AMBA, el sur del Litoral y algunas zonas del NEA, con una probabilidad estimada del 45 % de registrar acumulados por encima del promedio
En cambio, se prevé un déficit de lluvias en regiones como el oeste de Córdoba, el oeste de Santa Fe, Cuyo y parte de la Patagonia, incluyendo las zonas cordilleranas
Esta situación alerta especialmente a la industria de la nieve en la cordillera, donde un invierno menos húmedo y más cálido compromete la acumulación natural y amenaza el clásico abastecimiento hídrico para la primavera.
¿Qué pasa con El Niño?
El contexto climático actual se enmarca en una fase neutra del fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), lo que implica que las tendencias no son pronunciadas por este efecto, sino que responden a variabilidades locales o subestacionales. Esa neutralidad otorga un mayor peso al comportamiento del sistema atmosférico regional en la configuración de las anomalías térmicas o pluviométricas.
Desde el punto de vista económico y productivo, estas condiciones representan desafíos y oportunidades. Las altas temperaturas y la escasez de nieve pueden afectar no solo al turismo invernal, sino también a los sistemas de riego en provincias como Mendoza, San Juan y La Pampa, que dependen del deshielo cordillerano para el abastecimiento del agua . El déficit de lluvias en el campo y las zonas rurales puede complicar el crecimiento de pasturas y sembrados de invierno, lo que a su vez repercutirá en la ganadería y la agricultura.
En contraste, la mayor presencia de lluvias en Buenos Aires y el sur de la Mesopotamia podría favorecer las reservas hídricas locales, fortaleciendo los sistemas urbanos y rurales. Sin embargo, las autoridades advierten que los acumulados futuros pueden variar en intensidad y distribución, siendo los informes semanales y los avisos oficializados claves para la planificación y prevención.