¿Desayunar tarde afecta tu salud y longevidad? Un estudio lo confirma

Un equipo internacional analizó cómo cambian los horarios de comida en adultos mayores y su impacto en la salud. 

08 de septiembre, 2025 | 15.22

Con el paso de los años, los hábitos alimenticios no solo cambian en cuanto a qué y cuánto se come, sino también en los horarios en los que se realizan las comidas. Sin embargo, este último aspecto había recibido poca atención hasta ahora en relación con la salud y la longevidad.

Un grupo de investigadores del Massachusetts General Brigham, junto a colaboradores internacionales, se propuso analizar cómo evolucionan los horarios de alimentación en personas mayores, y qué consecuencias tienen para su bienestar. Su estudio, publicado en Medicine Communications, reveló que estos horarios se modifican gradualmente con la edad y que ciertos patrones podrían asociarse a un mayor riesgo de muerte prematura.

Hassan Dashti, nutricionista y experto en ritmos circadianos: "Señal de alerta"

El doctor Hassan Dashti, nutricionista y experto en ritmos circadianos del Hospital General de Massachusetts, explicó que los horarios de comida podrían ser un indicador práctico para evaluar la salud en adultos mayores: "Nuestros hallazgos sugieren que los cambios en el horario de las comidas, en particular del desayuno, pueden servir como una señal de alerta temprana sobre el estado físico y mental de una persona. Observar estas variaciones podría ayudar a médicos y pacientes a detectar de forma anticipada problemas subyacentes. Además, fomentar la regularidad en los horarios de comida podría integrarse en estrategias de envejecimiento saludable y de promoción de la longevidad".

La investigación mostró que, a medida que las personas envejecen, tienden a desayunar y cenar más tarde, mientras que reducen el tiempo total durante el cual comen a lo largo del día. Para llegar a estas conclusiones, el estudio analizó datos de 2.945 adultos británicos de entre 42 y 94 años, con un seguimiento que superó los veinte años, incluyendo información clínica y muestras de sangre.

Entre los hallazgos más relevantes, se observó que retrasar el desayuno se asoció consistentemente con problemas de salud física y mental, como depresión, fatiga y enfermedades bucales. Además, quienes desayunaban más tarde presentaron un mayor riesgo de mortalidad durante el periodo de seguimiento.

Otros factores vinculados a horarios de comida más tardíos fueron la dificultad para preparar alimentos y un sueño más lento. También se identificó que las personas con predisposición genética a ser noctámbulos tendían a comer más tarde.

Dashti destacó la importancia de estos resultados: "Hasta ahora, sabíamos poco sobre cómo cambia el horario de las comidas en la adultez y su relación con la salud y la longevidad. Nuestro estudio aporta evidencia de que un patrón de comidas más tardío —sobre todo retrasar el desayuno— está relacionado tanto con problemas de salud como con un aumento del riesgo de mortalidad en adultos mayores. Estos hallazgos refuerzan la idea de que el desayuno es, en efecto, la comida más importante del día, especialmente en la vejez".

Por otra parte, el investigador advirtió que los efectos de modificar los horarios de comida pueden ser muy distintos en adultos mayores en comparación con personas jóvenes. En ese sentido, estas conclusiones cobran aún más relevancia en un contexto donde prácticas como la alimentación restringida en el tiempo o el ayuno intermitente están ganando popularidad.