A pesar de que muchas personas aún lo desconocen o lo malinterpretan, se estima que el síndrome de Tourette afecta aproximadamente al 0,5 al 1% de la población mundial, especialmente a niños y adolescentes. Por eso, es necesario generar conciencia, informar y promover la inclusión.
¿Qué es el síndrome de Tourette?
El síndrome de Tourette es una condición neurológica que afecta el cerebro y el sistema nervioso. Este nombre se le asigna por Georges Gilles de la Tourette, quien fue el primero en describir esta afección en 1885. Entre sus principales señales visibles están los movimientos bruscos, tics vocales y otras manifestaciones involuntarias. Este síndrome, aunque no tiene cura, puede ser tratado eficazmente para mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen.
“Es un trastorno neurológico que se manifiesta primero en la infancia o en la adolescencia, antes de los 18 años. Se da en todos los grupos étnicos. A los hombres los afecta entre 3 y 4 veces más que a las mujeres. Se caracteriza por tics motores y fónicos que perduran durante más de un año”, explica la doctora Daniela Sosa, neuróloga de DIM Centros de Salud.
¿Cuáles son los principales síntomas del Tourette?
La especialista indica que los síntomas varían mucho entre personas, aunque la mayoría de los casos son leves y no interfieren significativamente con la vida cotidiana. Las principales señales de que una persona tiene Tourette son:
- Tics motores: movimientos involuntarios y repetitivos de la cara, brazos, piernas o tronco, como parpadeos, muecas, encogimiento de hombros, entre otros.
- Tics vocales: sonidos o palabras emitidos de forma involuntaria, como carraspeos, gruñidos, ladridos o incluso frases completas.
El diagnóstico se confirma cuando se presentan ambos tipos de tics durante al menos un año. Además, es común que las personas con Tourette presenten trastornos asociados como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). La historia familiar también puede ser un factor relevante. Por lo general, hay un historial de tics, síndrome de Tourette, TDAH o TOC en la familia.
El entorno social, la falta de información y los prejuicios pueden generar un alto nivel de estrés y aislamiento en quienes padecen esta condición. Sin embargo, quienes tienen este trastorno pueden llevar vidas plenas, con logros personales, académicos y profesionales.
“La mayoría de las personas que sufren este y otros trastornos de tics pueden llevar vidas productivas. El aumento de la comprensión y la tolerancia del público son de vital importancia para mejorar su calidad de vida”, concluye la especialista.