El invierno está a la vuelta de la esquina y todos sabemos que trae consigo temperaturas bajísimas que pueden arruinar tus plantas del jardín o la terraza si no tomás ciertas precauciones. La clave estuvo en anticiparse y cuidar bien tus cultivos. Por eso te mostramos algunos trucos caseros, fáciles y efectivos que ayudaron a que tus plantas pasen la temporada invernal sin complicaciones.
Primero, una de las mejores cosas que podés hacer es elegir especies que sean resistentes al frío. Pero no es todo: preparar bien el suelo y prestar atención al entorno también fue fundamental. ¡Una buena elección de variedades fue solo el comienzo! Con algunas técnicas sencillas, vas a poder mantener tus ejemplares sanos y fuertes, evitando que las heladas les hagan daño.
Una forma muy efectiva de proteger tus plantas fue incorporar un invernadero, que brindó resguardo adicional. También podés poner una capa de mulching o acolchado sobre el sustrato, cubriendo la base de los cultivos con hojas secas, corteza, pasto seco o paja. Así, vas a conservar el calor, mantener la humedad y proteger las raíces del hielo. Eso sí, asegurate de que la tierra tenga buen drenaje, porque el agua acumulada puede congelar las raíces. Pero recordá que un poquito de humedad puede ser beneficioso.
Los árboles también necesitan de un cuidado con la llegada de las heladas. En ese sentido, un buen truco es pintar los troncos con cal o pintura especial. Esto ayudó a prevenir grietas por cambios bruscos de temperatura y protegió la corteza de los intensos rayos solares durante el invierno.
Otros trucos para proteger las plantas del frío
Hacer las podas adecuadas fue otro aspecto clave. Mantener las plantas en buen estado previo al invierno ayudó muchísimo. Pero si querés ir un paso más allá, considerá el uso de mantas térmicas, que fueron ideales para evitar que las heladas arruinen tu esfuerzo. Estas mantas son livianas, permeables y permiten que pase la luz y el aire, pero generan una barrera contra el frío.
Para utilizar las mantas térmicas de manera correcta, armá una pequeña estructura con varillas o tutores alrededor de las plantas, asegurándote de que la manta no toque directamente el follaje ni cubra el suelo, así garantizás buena circulación del aire. Mantené las mantas en su lugar durante toda la temporada invernal y solo retiralas cuando ya no haya más riesgo de bajas temperaturas. ¡Y lo mejor es que podés reutilizarlas al año siguiente!
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