El uso de las conexiones VPN creció en los últimos años tanto entre usuarios particulares como en empresas, especialmente para trabajar de forma remota o acceder a redes seguras.
En términos simples, una VPN actúa como un “túnel cifrado” entre tu dispositivo y el servidor al que te conectás. Esto impide que terceros —como hackers, redes públicas o incluso tu proveedor de internet— puedan ver qué sitios visitás o qué información intercambiás.
Para qué sirve una conexión VPN
Las VPN cumplen varias funciones útiles en la vida digital cotidiana:
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Proteger la privacidad: al cifrar la conexión, los datos personales y las contraseñas viajan de forma segura.
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Usar redes públicas sin riesgo: permiten conectarse a Wi-Fi en cafés, aeropuertos o lugares públicos sin exponerse a ataques.
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Acceder a contenido restringido: es posible cambiar la ubicación virtual del dispositivo para ver servicios o páginas bloqueadas en un país determinado.
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Conectarse a redes corporativas: en entornos laborales, las VPN permiten a empleados trabajar de forma remota como si estuvieran en la oficina.
Qué ventajas ofrece
Además de la seguridad y el anonimato, una VPN puede mejorar la estabilidad de conexión y evitar la recopilación de datos por parte de sitios o aplicaciones. Algunas incluso bloquean rastreadores y anuncios, optimizando la velocidad de navegación.
Sin embargo, no todas las VPN son iguales: las gratuitas suelen tener límites de datos o menor nivel de cifrado, mientras que las versiones premium ofrecen mayor velocidad, soporte técnico y servidores en más países.
Usar una VPN se volvió una práctica recomendada para cuidar la privacidad online y evitar filtraciones de información. Activarla lleva pocos minutos, y en muchos casos basta con descargar una app y conectarse con un clic. En tiempos de hiperconectividad, proteger los datos personales no es un lujo: es una necesidad.
