En un país donde el alfajor es casi una institución nacional, un reciente relevamiento confirmó lo que muchos ya intuían: el alfajor más vendido de la Argentina es el clásico Guaymallén.
Según un estudio realizado por Infokioscos en 2024, que consultó a 1.000 kiosqueros de todo el país, Guaymallén lidera el ranking con un 24,19% de las preferencias y se conoció que la clave de su éxito es su fórmula imbatible: precio accesible, sabor clásico y una historia que atraviesa generaciones.
Con sus versiones tradicionales de chocolate negro, blanco y hasta membrillo, Guaymallén se mantiene firme en la cima del podio alfajorero argentino. A pesar de los aumentos de precios, sigue siendo una opción económica para el consumidor promedio. En abril de 2025, por ejemplo, el precio ronda los $850 en supermercados como DÍA%, aunque puede variar en kioscos de barrio.
El ranking no termina ahí. En segundo lugar aparece Fantoche (14,84%), que con su versión triple negra se convirtió en uno de los favoritos del público. Su apuesta por formatos más grandes y rellenos potentes lo convirtió en un ícono moderno del rubro.
El tercer puesto lo ocupa Rasta (7,14%), una marca más nueva pero que ganó terreno rápidamente con una propuesta innovadora y un perfil joven. Más abajo figuran también clásicos como Jorgito (6,45%), que al igual que Guaymallén, apuesta al equilibrio entre calidad y precio.
Por qué los alfajores deben guardarse en la heladera y cuál es el secreto detrás
No hay dudas de que una de las golosinas más preferidas de las personas a lo largo y a lo ancho de la Argentina es el alfajor. Dos capas de galletitas y con relleno de dulce de leche que generan un gran sabor, pero que debe tener un cuidado muy especial.
El alfajor es una de las golosinas que más se consumen en los recreos de los colegios, en los tiempos libres del trabajo o después de una cena a modo de postre, aunque pocos conocen cómo deben conservarse para que mantengan su calidad y sabor por un tiempo más de lo regular. Este proceso de conservación es necesario en jornadas donde el clima es bastante caluroso.
En una foto que comenzó a circular en X (Ex Twitter), una persona le agradeció a un kiosquero que tomó la decisión de colocar todos los alfajores que tiene a la vente dentro de la heladera. Esto es producto de que el aumento de la temperatura va a generar que el chocolate se derrita, se despegue de la capa de masa y al abrirlo no se pueda disfrutar de la golosina original.
Además, se debe considerar que un alfajor puede extender su vida útil dentro de una heladera, ya sea para consumirlo en un lapso de dos días después de haber sido comprado o porque se quiere guardarlo para más adelante. "Los productos pueden congelarse (siempre envueltos) y deben ser descongelados en la heladera (para que el ascenso de la Temperatura sea paulatino), dentro del mismo envoltorio en el que fue descongelado", expresan desde la web de Havanna.
Mientras que en zonas donde el calor no es tan preponderante, o en estaciones como el otoño y el invierno, el alfajor puede colocarse en cualquier alacena o lugar que tenga contacto con la temperatura ambiente, ya que el producto no sufrirá cambios. Lo importante es que no debe estar cerca de fuentes que emitan calidez, debido a que van a alterar su composición.