Los anteojos son una herramienta indispensable para millones de personas, pero con el uso diario es común que se rayen y pierdan claridad. Para evitar reemplazarlos antes de tiempo, existen trucos caseros que ayudan a mantenerlos en buen estado y prolongar su vida útil.
Mantener los anteojos libres de rayones puede parecer una misión casi imposible, pero existen trucos caseros y económicos que ayudan a mejorar su apariencia sin recargar el bolsillo. Eso sí: son útiles solo para rayones superficiales; si las lentes tienen tratamientos especiales (como antirreflejo) o marcas profundas, lo más seguro es recurrir a un óptico profesional.
En primer lugar se puede usar limpiador para de muebles: aunque está diseñado para superficies de madera, el Blem también puede servir en lentes. Basta con aplicar una pequeña cantidad sobre un paño suave y pulir con movimientos circulares. Su fórmula rellena rayones finos y devuelve algo de brillo al cristal. Otro método económico y efectivo: mezclar una cucharada de bicarbonato o polvo para hornear con unas gotas de agua para formar una pasta. Aplicarla suavemente con un paño o algodón, frotar y enjuagar con agua fría. En caso necesario, repetí el procedimiento.
Puede sonar extraño, pero el protector solar ayuda a disimular marcas leves. Aplicá un poco en un paño de microfibra y pulí lentamente las lentes. Requiere paciencia, pero suele ser un truco práctico en falta de otros materiales. Otra opción es la pasta de dientes, pero conviene elegir una pasta sin blanqueadores ni gránulos. Poné una pequeña porción sobre un algodón o paño y frotá las lentes en movimientos circulares durante unos 10 segundos. Luego enjuagá con agua fría y secá con cuidado para no dejar residuos.
Cómo guardar los anteojos para evitar nuevos rayones
Además de las soluciones caseras para eliminar marcas, es clave el cuidado diario. Los especialistas sugieren guardar los lentes siempre en su estuche rígido, evitar apoyarlos boca abajo sobre superficies duras y limpiarlos con paños de microfibra en lugar de servilletas o ropa. Estos hábitos reducen significativamente el riesgo de que los cristales se rayen y ayudan a mantenerlos como nuevos por más tiempo.