Entre las sierras cordobesas existe un rincón que conserva la esencia de los pueblos serranos, pero lejos del bullicio turístico que caracteriza a otros destinos del Valle de Punilla. Se trata de Villa Giardino, un pequeño pueblo que invita a bajar el ritmo, reconectar con la naturaleza y descubrir tradiciones que se transmiten de generación en generación.
El paseo suele comenzar en su icónico reloj floral, una de las postales más fotografiadas del pueblo. A pocos metros aparece un entramado de capillas y grutas que conforman un circuito religioso muy visitado. Desde la gruta de Lourdes hasta la capilla Nuestra Señora de la Merced, cada parada está cargada de historia y devoción, y permite asomarse a la identidad espiritual de la región.
Cuáles son los atractivos turísticos de Villa Giardino
Pero Villa Giardino no se limita a lo religioso. Sus espacios verdes ofrecen tardes de picnic junto al río, caminatas entre árboles nativos y paradas ideales para contemplar el paisaje serrano. El Camino de los Artesanos, un recorrido de nueve kilómetros que conecta con La Cumbre, reúne talleres de cerámica, cuchillería, tejidos y casas de té que se volvieron parada obligada para los visitantes.
La naturaleza también tiene su propia agenda: la reserva ecológica El Portocelo, el balneario y camping municipal o el escondido arroyo Los Quimbaletes permiten disfrutar del agua y el aire puro serrano. Para quienes buscan vistas inolvidables, el antiguo Molino de Thea regala una panorámica del río Grande de Punilla.
Ubicada a poco más de 80 kilómetros de Córdoba capital, Villa Giardino se accede por la RN 38, tanto en auto como en colectivo con la empresa Ersa. Su gastronomía, que combina vinos locales, parrillas y pastas caseras, completa una escapada perfecta para el fin de semana.