Durante décadas, la princesa Ana se ganó la fama de ser la miembro más trabajadora de la Casa Real británica. Bajo el largo reinado de su madre, Isabel II, y ahora en la era de Carlos III, su agenda siempre estuvo colmada de actos oficiales, audiencias y compromisos institucionales, superando ampliamente a otros miembros de la realeza en actividad.
Sin embargo, esta dedicación contrastó con la postura que tomó su sobrino, el príncipe William, tras la llegada al trono de su padre. El príncipe de Gales decidió desprenderse de algunas obligaciones tradicionales que considera menos afines a su visión moderna de liderazgo, apostando más a su rol de figura global y hombre de Estado que a sostener costumbres antiguas.
Según reveló The Sunday Times, la princesa Ana está ‘molesta’ porque William no ha tomado un rol más activo en las ceremonias de investidura que se realizan en el Castillo de Windsor, a pesar de vivir muy cerca, en Adelaide Cottage. Estas ceremonias son consideradas una de las responsabilidades más tradicionales y de alto rango dentro de la monarquía.
Una fuente cercana explicó: “Ella todavía realiza la mayoría de las investiduras [en Windsor] a pesar de que William vive allí. Eso le molesta”. Aunque el príncipe ya participó en algunas investiduras en el pasado, la tía del heredero al trono continúa siendo quien más las lleva adelante en ese recinto.
Cómo es la relación entre los príncipes
A pesar de esta tensión, la relación familiar sigue siendo afectuosa y basada en el respeto. La princesa Anne apoya el compromiso de William con la monarquía y su futuro como rey, y existe una admiración mutua: mientras ella valora la intención de su sobrino de modernizar la institución, él reconoce cómo Ana ha sido una figura fundamental y constante, considerada la ‘roca de los Windsor’ y el ‘arma secreta’ de Carlos III.
Vale recordar que, según la línea sucesoria bajo la ley anterior, la princesa Ana quedó detrás de sus hermanos varones y de sus descendientes. Pero ella nunca entró en disputas por protagonismo. Entendió que su rol era cumplir sin llamar la atención y mantuvo su vida privada fuera del foco público, consolidándose como una autoridad respetada y uno de los pilares de la Corona en los últimos años.
Anne fue clave para respaldar institucionalmente a su hermano Carlos III desde la muerte de Isabel II hasta su proclamación como rey, un gesto fundamental para la estabilidad de la monarquía. No obstante, pese a su entrega, la princesa —que cumplirá 75 años el 15 de agosto— expresó su deseo de que William se involucre más en ciertas funciones públicas.