Los grisines son esos palitos largos y crocantes que suelen aparecer en las paneras de los restaurantes y que, seamos sinceros, son casi irresistibles, especialmente cuando el estómago aprieta. ¿Pero qué tal si los hacés vos mismo en casa? Además de darle un toque especial a cualquier picada, podés animarte a saborizarlos y sorprender a todos con un snack gourmet.
Este clásico crocante tiene su origen en Italia, más precisamente en la región de Piamonte, donde en el siglo XVII un panadero creó estos palitos para el duque Vittorio Amedeo II, quien tenía problemas digestivos y no podía comer pan común. Gracias a la inmigración italiana, los grisines llegaron a Argentina y se convirtieron en un infaltable de la mesa local, presentes en picadas, meriendas y acompañando mates o cafés.
¿Qué hace que un grisín sea perfecto?
La clave está en que sean crocantes por fuera pero livianos por dentro, con un sabor justo y una forma alargada y pareja. No deben quedar duros ni como un ladrillo, sino con la textura ideal para disfrutar en cualquier momento. Además, su rápido levado y horneado hacen que sean una opción práctica para preparar en casa.
En cuanto a sabores, hay para todos los gustos. Desde los clásicos con aceite de oliva hasta los más atrevidos con ajo, orégano, queso rallado, pimienta negra o semillas como sésamo, lino y chía. También podés jugar con condimentos como pimentón, ají molido o romero con sal gruesa para darle ese toque mediterráneo que los hace únicos.
Para lograr un grisín casero y saborizado que sorprenda, hay algunos secretos que no podés pasar por alto: amasar justo, sin excederse para mantener la masa liviana; estirar bien finitos los palitos para que queden bien crocantes; hornear a alta temperatura entre 180 y 200°C durante 15 a 20 minutos; y dejar enfriar en una rejilla para que mantengan su textura.
Además, para que la receta salga perfecta, es fundamental elegir una harina de buena calidad, ya sea 000 o integral según la textura deseada, agregar una pizca de azúcar para activar la levadura y usar aceite de oliva en la masa para potenciar el sabor. También es importante dejar reposar la masa para que tome cuerpo y girar los grisines a mitad de cocción para que se doren parejo.
Cómo hacer grisines saborizados
A continuación, te dejamos una receta sencilla para preparar entre 20 y 25 grisines saborizados en aproximadamente 90 minutos:
Ingredientes
250g de harina 000, 5g de sal, 5g de azúcar, 10g de levadura seca, 125 ml de agua tibia, 30 ml de aceite de oliva y especias o condimentos a gusto (orégano, ajo en polvo, romero, queso rallado, sésamo, pimentón, etc.).
Paso a paso
- Primero, mezclá la harina con la sal y los condimentos elegidos. Disolvé la levadura en el agua tibia con azúcar y dejá reposar hasta que haga espuma. Incorporá la levadura activada a la harina y mezclá bien. Añadí el aceite de oliva y amasá durante unos 10 minutos hasta conseguir una masa lisa y homogénea. Tapá y dejá descansar 30 minutos para que se relaje.
- Sobre una superficie enharinada, estirá la masa en forma rectangular hasta que tenga unos 3 mm de grosor. Cortá tiras largas de aproximadamente 1 cm de ancho y, si querés, enrollalas un poco para darle forma. Colocalas en una placa.para horno aceitada o con papel manteca, tapá con un paño y dejá reposar 15 minutos más.
- Precalentá el horno a 180°C y horneá los grisines entre 15 y 20 minutos, girándolos a mitad de cocción para que se doren parejo. Una vez listos, retiralos y dejalos enfriar sobre una rejilla para mantener su crocancia.
- Guardalos en un frasco hermético o bolsa bien cerrada para conservarlos varios días sin perder textura. Y si se ablandan, un golpe de horno los dejará como recién hechos.