Si buscás una opción para disfrutar de una pizza sin harina, rápida y ligera, la pizza de polenta es la solución perfecta. Esta versión combina la base cremosa y suave de la polenta con los sabores típicos de Italia, ideal para quienes buscan opciones libres de gluten sin resignar el placer de una buena porción caliente.
Además, esta preparación es sorprendentemente práctica y versátil. En pocos minutos podés formar la base, hornearla y cubrirla con lo que tengas a mano: desde una simple salsa de tomate y queso hasta combinaciones gourmet con verduras o hierbas frescas. Es perfecta para una cena express, sin tiempos de levado ni masas complicadas.
La polenta, elaborada a base de harina de maíz, aporta una textura cremosa una vez cocida, pero luego de hornearse se vuelve ligeramente crujiente al tacto ideal para una base de pizza sin gluten. Además, es una alternativa nutritiva, rica en fibra, baja en calorías y versátil en su uso.
Ingredientes y paso a paso
Ingredientes para la base (sin harina):
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1 taza de polenta (rápida o tradicional)
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3 tazas de agua
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1 cucharada de aceite de oliva
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Sal y pimienta al gusto
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(Opcional) ½ taza de queso rallado para realzar sabor
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Toppings: salsa de tomate, queso mozzarella y tus ingredientes preferidos (orégano, tomates cherry, aceitunas, albahaca, etc.)
Paso a paso
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Poné a hervir el agua con una pizca de sal. Agregá la polenta en forma de lluvia, revolviendo constantemente para evitar grumos.
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Una vez que espese, incorporá el aceite, sal, pimienta y, si querés, el queso rallado. Mezclá hasta integrar todo.
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Extendé la polenta caliente sobre una bandeja engrasada o forrada con papel repostería, formando una base de unos 1–1,5 cm de grosor.
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Horneá en horno precalentado a 200 °C unos 15 minutos para que se dore y gane firmeza.
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Sacá del horno, colocá la salsa, el queso y toppings a elección. Terminá de cocinar por otros 10 minutos, hasta que el queso se derrita y los bordes estén dorados.