En tiempos en los que la plata no alcanza y la pastelería de cafetería se vuelve un lujo, las recetas caseras recuperan protagonismo. El budín de mandarina aparece como ese comodín accesible que combina sabor, practicidad y un guiño a la memoria colectiva de la cocina hogareña argentina.
No hace falta ser repostero ni gastar fortunas en ingredientes importados: con un par de mandarinas y lo básico que tenés en la alacena, podés lograr un budín que rivaliza con los que se ven en los escaparates de las panaderías.
La mandarina: el secreto de un budín irresistible
El encanto de esta receta está en su protagonista: la mandarina. Se usa entera —con cáscara incluida— para lograr un sabor cítrico, fresco y vibrante que rompe con la monotonía de los clásicos budines de limón o vainilla.
Los ingredientes necesarios son mínimos:
- Dos mandarinas enteras.
- 250 cc de aceite.
- 100 cc de agua.
- Dos huevos.
- 200 g de azúcar.
- 400 g de harina.
El resultado: un budín húmedo, fragante y de textura perfecta, ideal para compartir en familia o sorprender a visitas inesperadas.
Paso a paso: cómo preparar el budín de mandarina
- Procesar las dos mandarinas con el aceite y el agua hasta obtener una mezcla cremosa.
- En otro bowl, batir los huevos con el azúcar hasta que quede una preparación suave y clara.
- Unir ambas mezclas y agregar la harina de a poco, sin dejar de batir hasta que no queden grumos.
- Volcar la preparación en una budinera enmantecada y enharinada (o con papel manteca para un desmolde perfecto).
- Llevar al horno precalentado a 160-180° durante unos 40 minutos, hasta que al pincharlo con un palillo este salga limpio.
Algunos consejos para un budín de mandarina perfecto
- Usá mandarinas frescas y jugosas, preferentemente sin semillas y con piel fina, para evitar que el sabor se vuelva amargo.
- Triturá las frutas hasta que la mezcla quede homogénea. Cuanto más lisa, mejor se integrará al batido.
- Esta receta gana humedad y ligereza usando aceite. Elegí uno neutro (girasol o maíz) para no opacar el sabor cítrico.
- Una vez que agregues la harina, mezclá lo justo. Si batís de más, el budín puede quedar pesado.
- Mantené el horno a temperatura media-baja (160-180°). El budín necesita una cocción lenta para quedar tierno y húmedo.
- Pinchá en el centro: si sale limpio, ya está listo. Evitá abrir el horno antes de los 30 minutos para que no baje.
- Podés sumar ralladura de limón o una pizca de canela en la mezcla. Si te gusta más jugoso, agregale un glaseado de azúcar impalpable con jugo de mandarina encima.