El secreto para evitar los calambres y aliviar el dolor

Los calambres musculares pueden afectar a cualquier persona y tienen múltiples causas, desde la deshidratación hasta el sobreesfuerzo físico o problemas circulatorios. 

15 de julio, 2025 | 19.56

Los calambres musculares pueden aparecer en cualquier momento, incluso mientras dormimos. Son contracciones involuntarias y dolorosas de uno o varios músculos, y aunque son comunes en deportistas, también afectan a personas sedentarias, mayores o embarazadas.

Según la fisioterapeuta Clara Ciudad, las causas más frecuentes incluyen fatiga muscular, deshidratación, desequilibrios de electrolitos (como potasio, sodio, calcio o magnesio), problemas circulatorios o efectos secundarios de ciertos medicamentos.

Para aliviar el dolor cuando aparece un calambre, los expertos recomiendan caminar suavemente, estirar el músculo afectado entre 20 y 30 segundos, masajear la zona y aplicar calor si hay rigidez o frío si hay inflamación. En el caso de calambres nocturnos, conviene levantarse, caminar unos pasos descalzo y estirar el gemelo llevando la punta del pie hacia la rodilla.

La prevención es clave. Una correcta hidratación diaria, especialmente al hacer ejercicio o en días calurosos, es fundamental. También se sugiere mantener una alimentación rica en electrolitos naturales como el potasio (plátanos, palta), magnesio (espinacas, nueces) y calcio (lácteos, almendras), junto con rutinas regulares de estiramiento, antes y después de la actividad física y antes de acostarse.

A qué edad comienzan a dar calambres

Los calambres musculares pueden presentarse a cualquier edad, pero son más comunes a medida que las personas envejecen. Según especialistas en medicina y fisioterapia, a partir de los 50 años es más frecuente experimentar calambres nocturnos o durante actividades cotidianas. Esto se debe a varios factores: con el paso del tiempo, se pierde masa muscular, se reduce la elasticidad de los tejidos y hay cambios en el funcionamiento de los nervios periféricos, lo que incrementa la probabilidad de sufrir contracciones involuntarias y dolorosas.

En personas mayores, además, es común que haya problemas circulatorios, menor hidratación y consumo insuficiente de minerales esenciales como potasio, magnesio o calcio, lo que agrava el riesgo. También influyen algunos medicamentos, como los diuréticos o estatinas, que alteran el equilibrio de electrolitos y provocan calambres como efecto secundario.

Sin embargo, los calambres también afectan a jóvenes deportistas, especialmente durante entrenamientos intensos o competencias, por sobreesfuerzo muscular o falta de hidratación. Incluso los niños y adolescentes pueden tener calambres por crecimiento o falta de estiramiento.