La clásica comedia dramática Siete días y una vida (2002), dirigida por Stephen Herek y protagonizada por Angelina Jolie como la reportera de televisión Lanie Kerrigan, se convirtió en uno de los éxitos de la plataforma Netflix desde su estreno. Los detalles sobre el filme, uno de los menos conocidos de la carrera de la ex esposa de Brad Pitt.
En la película, Lanie cree tenerlo todo: un trabajo exitoso en una cadena de noticias de Seattle, un novio guapo, un apartamento lujoso, una imagen pública impecable. Sin embargo, su vida relativamente superficial se ve sacudida cuando durante un reportaje conoce a un vagabundo que se presenta como vidente, interpretado por Tony Shalhoub, quien le predice que morirá en siete días.
El punto de partida es tan simple como inquietante: Lanie entrevista al vidente para una nota sobre predicciones deportivas, y este –además– pronostica que habrá granizo al día siguiente, que ella no conseguirá el trabajo que desea y que su vida terminará en una semana. Cuando efectivamente ocurre el granizo y Lanie es relevada de la candidatura al puesto deseado, comienza a cuestionar su realidad y su forma de vivir. A partir de ese momento, la película se convierte en un viaje de autodescubrimiento, donde la protagonista -quien creía tenerlo todo- descubre que quizá todo está equivocado.
En su relación profesional y personal, Lanie cuenta con el apoyo de su colega camarógrafo Pete (interpretado por Edward Burns) quien, al contrario de su jefa ambiciosa, posee una mirada más libre, despreocupada y humanamente conectada. La tensión entre ambos personajes sirve de contrapunto: la vida de Lanie es control, imagen, éxito; la de Pete, autenticidad, disfrute, riesgo. Cuando la vidente lanza su predicción, Lanie se ve obligada a bajarse del pedestal y a replantear qué importa.
Cómo fue la respuesta de la crítica
Angelina Jolie ofrece un retrato de Lanie que mezcla coquetería, ambición y vulnerabilidad. Según la crítica, aunque el guion no profundiza excesivamente, su interpretación aporta credibilidad al proceso de cambio del personaje. Lanie pasa de vivir obsesionada con la imagen perfecta (peinado, puesto, pareja) a cuestionarse qué significa verdaderamente vivir. El cambio no llega de golpe, sino a través de pequeñas revelaciones: reconocer relaciones ignoradas, valorar lo cotidiano, romper con su rígido ideal de perfección.
