El Hoyo se consolidó como una de las propuestas más impactantes del cine y las películas de terror en Netflix, gracias a su mezcla de suspenso y crítica social. Tras el éxito del film original en 2019, la plataforma estrenó El Hoyo 2 en 2024, que volvió a sumergirnos en un mundo distópico tan cruel como fascinante.
Esta secuela no fue la excepción: la tensión, la violencia y el análisis de la naturaleza humana continúan siendo el núcleo de la trama. Pero, ¿qué significa realmente el final y qué pasa con los protagonistas? A continuación te lo explicamos.
Final explicado de "El Hoyo 2", la película de Netflix
En el final de El Hoyo 2, Perempuan (Milena Smit) enfrenta la decisión más difícil de su vida cuando descubre a un niño en el nivel más bajo, el 333. En lugar de priorizar su propia supervivencia, elige protegerlo, aún sabiendo que esto la condenará. Este acto de sacrificio no es casual: simboliza su búsqueda de redención, la aceptación de su pasado y el deseo de que exista un futuro diferente para la humanidad.
El niño asciende en la plataforma, representando la esperanza en medio del horror. Según el director, el descenso posterior de Perempuan más allá del nivel 333 es una transición simbólica, donde ella se enfrenta a sus culpas y finalmente acepta su destino. Allí, visiones le confirman que el niño es la única posibilidad de cambio, ya que su inocencia lo convierte en un símbolo de pureza frente al caos.
Pero la película no se queda en ese aparente momento de luz. La escena post-créditos revela un panorama inquietante: otros prisioneros también envían niños hacia el nivel más bajo, lo que confirma que la Administración sigue repitiendo este experimento en múltiples instalaciones. Esto plantea una dura conclusión: el sacrificio de Perempuan puede ser heroico, pero el sistema continúa intacto.
¿Qué significa todo esto?
El final de El Hoyo 2 sugiere que la Administración no busca la solidaridad ni la justicia, sino analizar el comportamiento humano bajo condiciones extremas. Colocar niños en los niveles inferiores sería parte de una cruel prueba: medir hasta dónde puede llegar el altruismo en un entorno diseñado para la desesperación.
En paralelo, el arco de Zamiatin (Hovik Keuchkerian) cierra con otra lección moral, y es que, tras fingir fortaleza y liderazgo, termina arrojándose al vacío, eligiendo enfrentar su verdad antes que seguir viviendo en la mentira.