Lo que había comenzado con promesas de éxitos deportivos y crecimiento ecónómico, terminó en una dura realidad. Después de descender a la Primera División Amateur de Uruguay y en medio de graves problemas financieros, socios de Rampla Juniors decidieron finalizar el vínculo con la Sociedad Anómina Deportiva (SAD) manejada por Foster Gillett, el estadounidense que arribó también al fútbol argentino de la mano de Estudiantes de La Plata.
Este lunes, un grupo de socios de Rampla dijo basta y, tras llamar a una Asamblea extraordinaria, votaron en mayoría dos requirimientos: el primero, rescindir el contrato con la SAD Soriano Fútbol Club y que cancele las deudas que están corroboradas; el segundo, declarar persona no grata a Gastón Tealdi, titular de la SAD Soriano Fútbol Club vinculado a los negocios de Gillett en la región.
La medida de los asociados se da días después que el tradicional club cayera a la tercera categoría del fútbol uruguayo, en la que jugará por primera vez en sus 111 años de historia, y por la deuda que se fue acumulando en todo el año, que ronda el millón de dólares. Incluso, si la SAD no abona el dinero, Rampla corre riesgo de ser sancionado y no jugar en la Primera C.
La historia del arribo de Foster Gillet a Rampla Juniors
En diciembre del 2024, una Asamblea de asocios aprobó la transformación del club en una SAD con un convenio de 30 años (con 131 votos a favor, 24 en contra y dos abstenciones). El compromiso firmado en aquel entonces por el socio de Gillett fue que realizaría una fuerte inyección de dólares en el plantel para ascender a la Primera División, sin embargo la realidad fue diametralmente opuesta por los desaguisados y las promesas incumplidas de la empresa.
En los primeros meses del 2025, la SAD no le pagó salarios a jugadores y empleados, situación que fue empeorando con el correr del año por la acumulación de deudas y un pasivo de 7 millones de dólares. En el plano deportivo, el conjunto de Aduana de Montevideo, dirigido en la primera parte de la temporada por el argentino Leandro Somoza, sumó 28 puntos en 31 partidos disputados, lo que consumó el descenso a la tercera categoría.
Sin lugar para soportar más mentiras, los hinchas y socios actuaron en un presente caótico, tanto que hasta la Asociación Uruguaya de Fútbol planeó un rescate económico por la urgencia. El golpe que sufre Rampla, club centenario y tradicional del país "Charrúa", volvió a poner en el centro de la escena qué consecuencias pueden tener las SAD en el fútbol sudamericano. Lejos de las promesas grandilocuentes, deja en manifiesto lo peligroso que puede ser un club manejado a través de negocios millonarios.
